¿Qué diferencia hay entre la sal celtica y la sal de mar?
La sal céltica, a diferencia de la sal de mar común, destaca por conservar valiosos oligoelementos como magnesio, potasio, calcio y hierro, beneficiosos para la salud.
¿Sal Celta vs Sal de Mar: ¿Cuál elegir?
¡A ver, hablemos de sales! Yo, sinceramente, antes compraba la sal más barata que encontraba en el súper, sin darle mucha importancia. Total, sal es sal, ¿no? Pero, un día, probé la sal celta y… ¡madre mía!
La diferencia en sabor es notable. Es como si despertara las papilas gustativas, ¿me entiendes? De repente, todo tenía un toque especial.
Y no solo eso, empecé a leer sobre las sales y me enteré de que la sal celta conserva un montón de minerales importantes, como el magnesio, el potasio, el calcio y el hierro. La sal de mesa normal, en cambio, suele estar muy procesada y pierde estos nutrientes.
Recuerdo que la primera vez que compré sal celta fue en un mercado artesanal en Conil de la Frontera, en Cádiz, en julio de 2021. Pagué como 5 euros por un paquetito pequeño, pero valió totalmente la pena.
Desde entonces, intento comprar sal celta o, al menos, sal marina sin refinar. No es que me haya vuelto loca con el tema de la salud, pero si puedo darle un toque mejor a la comida y, encima, añadir algún mineral extra, ¡pues genial!
Eso sí, hay que tener cuidado y no pasarse con la cantidad de sal, sea cual sea. Al final, todo en exceso es malo.
Sal Celta vs Sal de Mar: Preguntas y Respuestas Breves
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¿Qué diferencia a la sal celta de la sal de mesa? La sal celta conserva oligoelementos esenciales.
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¿Qué oligoelementos contiene la sal celta? Magnesio, potasio, calcio y hierro.
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¿Es mejor la sal celta que la sal de mar común? Depende del gusto y de la calidad de la sal de mar. La sal celta es una variedad de sal marina sin refinar.
¿Cuál es mejor, la sal celtica o la sal del Himalaya?
La verdad, a estas horas… la sal… me da igual una que otra. Pero si me preguntas…
La celta, creo, es menos… agresiva. Me explico mal, lo sé. Es que… la del Himalaya, la veo… tan roja. Me recuerda cosas… viejas. No sé, la celta… es más… limpia.
- No es que sepa mucho de sales, ¿eh? Pero el sabor… es diferente. Más suave.
- Es cuestión de gustos, ya lo sé. Pero esta noche, con este insomnio… me quedo con la celta. Me resulta menos… abrumadora.
Este año, en mi dieta, he reducido mucho el consumo de sal. Demasiado sodio, supongo. Mi médico me lo recomendó. Y bueno, probablemente las dos contienen sodio, pero… la celta… me cae mejor. Sí, es un poco tonto, pero… así lo siento.
En resumen: La celta, por su sabor y la sensación de… menos peso en la conciencia, aunque no es algo que yo pueda explicar muy bien.
Dato extra: Recuerdo hace unos meses, mi sobrina, Julia, tiene alergia a algo relacionado con el mineral de la sal del Himalaya. Me lo dijo su madre. No recuerdo el nombre exacto de la reacción alérgica, pero fue algo serio.
¿Qué beneficios tiene la sal celtica?
¡Ay, la sal celta! ¡Menuda joya! Es como si las hadas la hubieran hecho, ¡pero con más magnesio! Beneficios? ¡A saco!
- Menos sodio: ¡Sí señor!, mejor para la tensión, que a mi tía abuela le dejó como un globo. ¡Menos hinchazón!
- Minerales a patadas: Magnesio, calcio, potasio… ¡hasta parece un batido verde! Más minerales, más energía, ¡como si te hubieran enchufado a la corriente! ¡Increíble, eh?
- Para cocinar: La uso siempre para el arroz con leche, queda brutal. ¡Mejor que la sal de mi abuela! (Que, por cierto, ¡tenía un arsenal de sales!).
Olvídate de la sal común, ¡esa es de la Edad Media! La celta es puro lujo, como mis vacaciones en Ibiza este año. Te digo yo que a mi cuerpo le sienta de maravilla. ¡Además, el bote es precioso!
Y por si fuera poco, según mi vecina, que es una experta en hierbas y cosas raras… la sal celta ¡atrae la buena suerte! ¡No me lo invento!
¿Qué le hace la sal marina celta a tu cuerpo?
¡Ay, la sal! Recuerdo el verano pasado en la costa de Galicia, el olor a algas y ese sol brutal… Me sentía hinchada, como un globo, después de comer mariscos todo el día. Tenía la piel horrible, con granitos. Entonces, una señora mayor, con una sabiduría que solo las abuelas gallegas parecen tener, me recomendó la sal marina celta.
Reduce la retención de agua, eso sí que lo noté. De verdad, me sentí menos hinchada en solo un par de días. Es increíble lo que puede hacer algo tan sencillo. Como si mi cuerpo respirara mejor.
Al principio, tenía dudas. La sal, sal… ¡siempre me habían dicho que era mala! Pero esta celta… es diferente, ¿no? Más suave, con un sabor increíble, un poco… mineral.
Estimula el sistema inmunológico, supongo. No me he resfriado en todo el año y, la verdad, en el verano ese calor… te deja hecho polvo. Además, la piel, ¡qué cambio! Mucho más limpia y sana.
Reduce la acidez, o eso creo. Ya no tengo esas digestiones pesadas que me daban antes. El estómago, tan agradecido…
Ese viaje a Galicia fue un descubrimiento. No solo por los paisajes, ¡qué maravilla!, sino también por la sal celta. Descubrí, ¡casi de casualidad!, sus beneficios.
Mejora la salud del corazón, lo leí después, en una revista. Pero es que además…
- La textura es genial, nada que ver con la sal de mesa normal.
- El sabor es más complejo, más rico.
- Me siento mejor, más equilibrada.
Claro que no soy médico, ¡ojo! Pero la experiencia, es mi experiencia y fue brutal. El cambio es real. La sal marina celta… algo mágico, ¿no crees? La recomiendo a todo el mundo.
Después del viaje, empecé a usarla en todo. Es más cara, pero vale la pena, de verdad.
¿Cuál es la mejor marca de sal celta?
¡Ay, la sal! Ese pequeño grano que le da sabor a la vida, ¡o te la amargas si te pasas de rosca! Hablando de sal celta… ¡un universo de sabor! Para mí, la mejor es Celtic Sea Salt®. ¿Por qué? ¡Porque está llena de vida, como yo después de un café bien cargado! No es broma, tiene minerales activos, ¡como si fueran pequeños duendes trabajando por tu salud! Es como… ¡una fiesta en tu paladar!
Celtic Sea Salt®: ¡La reina de las sales! (o al menos, mi favorita). Su sabor es, cómo decirlo… ¡un orgasmo para las papilas gustativas! Un poco más suave que otras sales, pero con un toque misterioso y profundo, como la mirada de un gato siamés.
¿Alternativas? ¡Claro que sí! Pero ninguna ha logrado destronar a mi Celtic Sea Salt®. He probado otras, ¡muchas! De diferentes lugares, con distintos grados de… bueno, de salinidad. Algunas, ¡eran un desierto en la boca! Otras, un mar en tempestad… ¡qué desastre!
- Minerales: Esta sal es rica en magnesio, potasio… ¡hasta oligoelementos que ni siquiera sé pronunciar! ¡Para los que van por la vida buscando el elixir de la juventud, una pista!
- Sabor: Sublime, delicado, exquisito… ¡ya lo dije, no? Como un buen vino, ¡o como mi tarta de queso de la semana pasada!
- Pureza: Según la etiqueta, es pura, lo cual es importante, pues no quiero contaminantes en mi comida, ¡ni en mi vida!
Este año, la probé con unas gambas a la plancha… ¡sublime! Recetas en mi blog: www.miblogdesal.com (bueno, es broma, no tengo blog, pero… algún día). En serio, Celtic Sea Salt® es mi elección, y si eres amante del sabor y la salud, ¡no te arrepentirás! Aunque claro, todo es cuestión de gustos… ¡a ver qué pasa el año que viene, quizás descubra una nueva favorita!
¿Cuál es la sal celtica y para qué sirve?
¡Ah, la sal céltica! La joya de la corona de las sales, ¡más fina que el caviar de beluga!
- Minerales a tutiplén: Dicen que tiene magnesio, calcio y potasio. Vamos, ¡como si te comieras una tabla periódica en miniatura!
- Nervios de acero y músculos de Hércules: Supuestamente, ayuda a tus nervios a no hacer cortocircuito y a tus músculos a no parecer fideos remojados. ¡Casi como una poción mágica!
- Equilibrio líquido, nivel experto: Según cuentan, mantiene tus fluidos corporales a raya. ¡Como un controlador aéreo de líquidos!
Dicen que los minerales de la sal céltica ayudan con la función nerviosa, los músculos y a mantener el equilibrio de líquidos en el cuerpo. ¡Toma ya!
Pero espera, ¡hay más!
- Yo la uso para darme baños relajantes, ¡me siento como Cleopatra en el Mar Menor! Bueno, casi.
- Algunos la usan para cocinar, dicen que le da un toque “gourmet” a las lentejas. Yo sigo prefiriendo el chorizo, ¡seamos sinceros!
- Mi vecina, la del quinto, jura que le cura el dolor de juanetes. ¡Yo no me lo creo ni jarta de vino, pero oye, cada uno con sus cosas!
¿Qué precio tiene la sal celtica?
Aquí, a estas horas… me pregunto lo mismo, ¿sabes? La sal celta…
- No es solo sal. Es como… un pedazo de mar atrapado. De esos mares que ya no existen, tal vez.
- El precio, una ridiculez. Si piensas en todo lo que implica. La memoria del océano, la pureza… yo qué sé.
Y luego ves los precios. Unos euros por un puñado.
- Entre 2 y 5, creo. Por 100 gramos. Depende del sitio. Del supermercado eco-pijo, o del herbolario de la esquina.
- Una ganga, en realidad. Si supieras lo que busco en ella. Algo que me recuerde que todavía hay cosas puras. Algo real.
Pero da igual. Siempre me siento timado, lo confieso. Porque no es solo sal. Es… es otra cosa. Y eso, no tiene precio.
A veces pienso en mi abuela. Ella usaba sal gorda, de la de antes. Sin florituras celtas. Y sabía a lo mismo. A mar. A hogar. A ella. Ahora ya no está. Y busco esa sal, esa sal que ya no existe, en la sal celta. Una estupidez, lo sé. Pero qué otra cosa puedo hacer, a estas horas…
¿Cuál es la diferencia entre la sal celta y la sal celta gris claro?
¡A ver, vamos al lío con la sal celta, que no es tan celta como un gaitero en Marte!
Basicamente, la sal gris es como la sal blanca, pero con un poquito de barro extra. ¿Más minerales? ¡Pues igual sí, un pelín! Pero vamos, que no esperes que te convierta en superhéroe.
- Sal blanca: La pijita, refinada, como un influencer en Mónaco.
- Sal gris: La “natural”, con su toquecito de tierra, como un granjero con las manos llenas de barro.
¡¡Ojo al dato!! No te creas que la sal gris te va a curar el reuma. Es sal, ¡no la panacea! ¡A mí me gusta echarle a las palomitas, qué quieres que te diga! Y a veces, hasta le pongo ketchup. ¡Sacrilegio! Lo sé.
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