¿Qué hacer si no tengo sal?

¿Qué usar para sustituir la sal?

Sustitutos de la sal. Simple.

• Albahaca. Un toque. Nada más.
• Cebolla en polvo. Agresivo. Depende del gusto. Intenso. A veces, demasiado.
• Pimienta negra. Clásico. Elegante. Pero, ¿sustituye? Dudas.
• Perejil. Frescura. Ligero. No lo veo.
• Macis. Suave. Difícil de usar. Casi imperceptible.
• Salvia. Potente. Medicinal. No para todo.
• Mejorana. Similar a la salvia. ¿Para qué?
• Ajedrea. Desconozco su uso. Nunca la he probado. Insípida para mi paladar.

La verdad es que no hay sustituto perfecto. La sal es la sal. Punto. El sabor cambia. Siempre. Las cosas no son lo que parecen. Aprendí eso hace tiempo. El año pasado, por ejemplo, usé mucho pimentón en mi paella. Un fracaso. Un desastre culinario.

El sabor es subjetivo. Cada uno que experimente. Mis preferencias. Quizá.

Nota: En mi cocina, siempre hay sal. Siempre. No hay más que decir. No hay alternativas. Para mí. La sal. Un básico. Indispensable. Inigualable.

¿Qué son los sustitutos de sal?

Sustitutos. Cloruro de potasio. Magnesio. Calcio. Para hipertensos. O quienes vigilan el sodio. Cuidado. Riñones. Medicina. Nada más.

• Potasio: Elemental. A veces amargo.
• Magnesio: Sabor metálico. Interesante.
• Calcio: No tan común. Raro.

Sal marina. Mezclas. Aminoácidos. Sabor. Menos sodio. Siempre dudoso.

Yo uso sal marina. Con algas. Desde 2023. No sé. Me da igual. La vida sigue.

Precaución. Exceso de potasio. Problemas cardíacos. El médico. Siempre.

Control. Esencial. La sal. La vida. Mismo principio. Equilibrio.

Recuerdo un verano en Cádiz. 2023. Sal en el aire. La piel. Intenso.

La sal. Necesaria. Exceso. Peligroso. El límite. La clave.

• Hipertensión: El enemigo silencioso. La sal. Un factor.
• Potasio: Necesario. En exceso. Mortal. Ironía.

El sabor. Subjetivo. La salud. No tanto. Prioridades.

Compré sal del Himalaya. Rosa. 2023. Marketing. Supongo. Irrelevante.

¿Es saludable el sustituto de la sal?

Aquí, a oscuras, pienso…

Sí, el sustituto de la sal… parece que reduce el riesgo de infarto, ictus y muerte. Al menos eso dicen. Este año. Agosto.

• No sé. Yo sigo usando sal normal. La del Himalaya, rosa. Me siento mejor, aunque sé que quizás no tiene sentido.
• Mi abuela, en cambio, usaba siempre sal yodada. Decía que era importante para el bocio. Ella sí que tenía razón.
• Es extraño cómo las cosas cambian. Antes, la sal era casi sagrada. Ahora, un veneno.
• Lo de los sustitutos… ¿será la solución? No sé, no confío del todo.
• ¿Y qué pasa con el sabor? La sal tiene algo… algo que los sustitutos no tienen. ¿No será que nos estamos obsesionando demasiado?

Mi padre murió de un infarto. Quizás debería probar el sustituto. Pero no lo sé. No quiero perder el sabor de las cosas. Suena raro, pero así es. La vida ya es bastante insípida a veces. Perderle el gusto a la comida… no sé si podría.