¿Qué se come en una dieta blanda?

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Una dieta blanda incluye: leche y lácteos descremados, verduras cocidas (blandas), puré de papas, frutas enlatadas o cocidas (manzana, plátano, melón). Se evitan alimentos crudos, fibrosos o difíciles de masticar.

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Uf, una dieta blanda… ¿Quién la necesita, verdad? Bueno, a veces la vida te da sorpresas y te ves ahí, con la mandíbula apretada y el estómago revuelto, deseando algo que no te haga sentir peor. Me pasó a mí después de aquella muela del juicio que parecía tener raíces hasta la garganta. ¡Qué dolor! No podía ni pensar en comer algo sólido. Recuerdo que solo quería puré de papas, de esos bien suaves, como los que hacía mi abuela.

Entonces, ¿qué se come en una dieta blanda? Pues, como te decía, puré de papas, claro. También esas verduras cocidas hasta que casi se deshacen, ¿sabes? Zanahorias, calabacín… blanditas, blanditas. Y fruta, pero olvídate de la manzana crujiente. Nada de eso. Manzana cocida, plátano maduro, melón… cosas así, fáciles de digerir. Leche desnatada también entra en el menú, y yogur, si te sienta bien.

Nada de fibra, eso sí. Ni verduras crudas, ni cereales integrales. Imagínate una ensalada… ¡imposible! Tampoco carnes duras ni nada que cueste masticar. Es como volver a ser un bebé, casi. Recuerdo que un día intenté comerme un trozo de pan tostado, y casi lloro. ¡Error! Tuve que conformarme con un poco de caldo.

He leído por ahí, no sé dónde, que casi un 20% de la gente tiene que hacer una dieta blanda en algún momento de su vida, ya sea por una cirugía, una enfermedad o simplemente un malestar estomacal. No sé si es cierto, pero a mí no me extrañaría. A veces, el cuerpo te pide a gritos un descanso, ¿no? Y una dieta blanda, aunque no sea lo más emocionante del mundo, puede ser justo lo que necesitas. Eso sí, en cuanto puedas, ¡vuelve a disfrutar de la comida de verdad! Porque, al final, ¿qué es la vida sin un buen plato de… bueno, de lo que sea que te guste?