¿Cuándo es mejor comer, antes o después de hacer ejercicio?

A ver, ¿cuándo es mejor comer? ¿Antes o después de sudar la gota gorda? ¡Esa es la pregunta del millón! Siempre me he hecho ese lío en la cabeza. ¿Será que rindo más con el estómago lleno o me siento como una ballena varada en la orilla?

Bueno, parece que la respuesta más sensata, la que me resonó después de leer un poco, es: comer después de entrenar. Y lo remarcan, ¿eh? ¡Con énfasis!

La cosa es que, por lo que entiendo, al darle al cuerpo los nutrientes que necesita justo después de hacer ejercicio, le estamos dando un empujoncito para que se recupere mejor. Como si le dijéramos: “¡Eh, aquí tienes combustible para reconstruir esos músculos!”. ¿No es genial? Piensa en ello como regar una planta después de haber estado todo el día al sol.

Me acuerdo una vez, fui a correr sin haber comido nada antes. ¡Error garrafal! A los diez minutos ya sentía que me iba a desmayar. En cambio, cuando me tomo algo ligero después, como un batido de proteína o una fruta, ¡vaya diferencia! Me siento con más energía y noto que los músculos no están tan resentidos al día siguiente.

Y es que, según dicen, reponer esas reservas de energía es clave. No sé, a mí me suena lógico, ¿no? Es como llenar el tanque del coche después de un viaje largo, o como cargar el móvil cuando está a punto de apagarse. Necesitamos darle al cuerpo lo que necesita para seguir funcionando a tope y para que todo ese esfuerzo que hemos hecho no se quede en nada.

Así que, ya sabes, ¡a comer después de entrenar! Que el cuerpo te lo agradecerá. Yo, por lo menos, lo he notado un montón. Y tú, ¿qué prefieres, comer antes o después? ¿Alguna vez has tenido una experiencia similar a la mía? ¡Cuéntame!