¿Por qué no se me antoja nada de comer?

0 ver

La falta de apetito puede deberse a:

  • Genética: Antecedentes familiares con trastornos alimenticios.
  • Química cerebral: Alteraciones en neurotransmisores.
  • Estado emocional: Depresión, estrés o malestar general.
Comentarios 0 gustos

¿Por qué no se me antoja nada, nada de comer? Es una pregunta que me he hecho mil veces, sobre todo estos últimos días. Me siento… vacía, ¿sabes? Como si mi estómago fuera un pozo sin fondo, pero un pozo que no quiere ser llenado. No es solo que no tenga hambre, es que la idea de comer me da hasta pereza.

Recuerdo a mi abuela, que decía que la falta de apetito era señal de algo malo, de alguna pena escondida. Quizás tenga razón, ¿no? Porque últimamente estoy un poco… ¿cómo decirlo? Desganada. Un poco apagada. Como si llevara una manta de plomo encima.

La doctora me habló de la genética, que si antecedentes familiares con trastornos alimenticios, bla, bla, bla… Mi tía Clara siempre tuvo problemas con su peso, subía y bajaba como una montaña rusa. Siempre me decía que era cuestión de voluntad, pero ahora me pregunto si no hay algo más, algo más profundo, algo… químico.

Porque, claro, también me habló de la química cerebral, esas cosas de los neurotransmisores… que si la serotonina, la dopamina… Suena a ciencia ficción, pero ¿y si es verdad? ¿Y si mi cerebro está simplemente… desconectado del apetito? Me recuerda a esa vez que me deprimí por lo del trabajo, entonces, prácticamente no comía nada durante semanas. Fue horrible.

Y luego, está el estrés. ¡Ay, el estrés! Ese enemigo invisible que te va minando poco a poco. Con el trabajo, la casa, la familia… ¡Uf! A veces siento que exploto, y seguramente eso influye en que no tenga ganas ni de una galleta. Ojalá fuera tan simple como comer una y que se arregle todo.

En fin, no sé qué es exactamente lo que me pasa, quizás sea una mezcla de todo. O quizás sea algo totalmente diferente. A veces me siento como un misterio sin resolver, un rompecabezas con piezas faltantes. Lo que sí sé es que necesito encontrar la solución, porque esto de no tener apetito no es solo una molestia, es un… un vacío, un reflejo de lo que siento por dentro. Y eso, eso sí que me preocupa.