¿Qué es bueno para subir de peso en poco tiempo?

¿Subir de peso rápido? Ay, qué tema… A mí, siempre se me ha complicado. De jovencita, era un palillo, ¡qué envidia me daban esas chicas con curvas! Recuerdo que mi abuela, Dios la tenga en gloria, me hacía batidos de leche con miel y avena, ¡un asco, pero bueno! Intenté de todo: hasta esas pastillas que prometían milagros… ¡qué desastre! Al final, lo que funcionó fue comer, comer y comer… ¡pero con cabeza!

¿Qué es bueno, entonces, para engordar un poco? Pues mira, no hay magia. Pero sí hay cosas que ayudan. No es cuestión de comer cualquier cosa, ¿eh? Que no se me malinterprete.

En mi caso, lo que me ayudó mucho fue priorizar las calorías, ¿sabes? Leche, muchísima leche. Batidos de proteína, esos sí que me gustaban, sobre todo con plátano y un toque de miel. Arroz, un plato enorme de arroz blanco con pollo… ¡mmm! Las carnes rojas, en su punto, con una buena salsa… ¡ay, qué recuerdos! Y el pan integral, para acompañar todo eso.

Las grasas saludables son importantes, ¡ojo! Nueces, las comía a puñados, aunque a veces me daban algo de dolor de estómago, y mantequilla de cacahuete… ¡un vicio! Tenía un tarro enorme en la cocina, y uff… ¡desaparecía en un santiamén!

También me ayudó mucho incluir almidones, como la papa y el boniato, al horno, ¡qué ricos! Me parecían una buena forma de aumentar las calorías sin sentirme demasiado llena. Y, bueno, los suplementos de proteína… yo no los usé, la verdad. Preferí la comida de verdad. Aunque sí que consulté con una nutricionista, ¡eso es fundamental, eh! No te lances a lo loco. Ella me ayudó a crear un plan, porque subir de peso de forma sana no es solo comer más; es comer bien.

Recuerdo que una amiga, que es súper delgada, me dijo que ella había probado con todo tipo de suplementos y que al final lo que le funcionó fue un cambio en su estilo de vida, incluyendo entrenamiento de fuerza. ¡No te olvides del ejercicio! No te va a hacer engordar, claro, pero va a ayudar a que ese peso que ganes sea músculo y no solo grasa.

En fin, que no hay fórmulas mágicas. Lo importante es ser constante, escuchar a tu cuerpo y, sobre todo, disfrutar del proceso. ¡Ah! Y buscar ayuda profesional, que no está de más. ¡Ánimo con esa meta!