¿Qué comer para tener mejor digestión?
"¿Buscas mejorar tu digestión? Incorpora a tu dieta alimentos ricos en fibra como verduras de hoja verde, alcachofas, espárragos y manzanas. La piña, el yogur y las infusiones también son grandes aliados. ¡No olvides el aceite de oliva!"
¿Qué alimentos ayudan a una mejor digestión?
¡Ay, la digestión! Un tema que me toca de cerca, sobre todo después de esa paella del 15 de agosto en la playa de La Barceloneta (¡qué rica estaba, pero qué mal lo pasé luego!). Recuerdo que ese día, me hubiera venido genial un yogur, para calmar la tormenta interna.
En serio, las verduras verdes son mis aliadas. Un puñado de espinacas en la ensalada del mediodía (2€, en el súper de al lado del trabajo), y noto la diferencia. No es magia, eh, pero sí ayuda. Alcachofas también, aunque son un poco más caras, unos 4€ el kilo, pero valen la pena, sobre todo en temporada.
Los espárragos son otra historia. Me encantan, asados al horno, simple con un poco de sal. Pero no siempre los encuentro frescos, ese es mi problema. Piña, sí, la que me tomé en ese viaje a Cuba en el 2019, ¡ay qué dulce y refrescante! Fue genial.
Las manzanas, sobre todo las verdes, también son mis salvavidas. Fáciles de llevar, baratas, y ayudan mucho. El yogur natural, sin azúcar por supuesto, es un imprescindible en mi nevera. Infusiones de manzanilla o menta, después de cenar, son un clásico. Y el aceite de oliva, bueno, eso ya es en la comida, aunque es verdad que ayuda con la digestión, según dicen.
¿Qué debo comer para mejorar la digestión?
¡Anda ya, que te va a dar un “parraque” de tanto pensar en la digestión! Pero bueno, ahí va mi sabiduría culinaria, directa al grano:
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Verduras: ¡Comete un huerto entero! Espinacas, cebollas (que luego te huela el aliento a dragón), coliflor… son como los fontaneros de tu intestino. ¡Todo limpito! Yo una vez me comí tantas espinacas que me creí Popeye, ¡pero solo conseguí un empacho épico!
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Fruta: ¡Dale alegría a tu cuerpo, Macarena! Como un arcoíris en tu tripa, que luego haces unas “caquitas” de colores… ¡bueno, quizás no tanto!
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Aceite de oliva: ¡El oro líquido! Para que todo resbale mejor, como si estuvieras en una pista de hielo. Mi abuela decía que “un chorrito arregla cualquier entuerto”, ¡y la abuela siempre tiene razón!
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Pescado: ¡Nada, nada, pececito! Ligero como una pluma, para no sobrecargar la maquinaria. ¡Pero ojo con las espinas, que te atragantas!
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Caldos caseros: ¡Como un abrazo calentito por dentro! El caldo de pollo de la abuela es mano de santo, ¡y si le echas un hueso de jamón ya ni te cuento!
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Probióticos: ¡Los “bichitos” buenos! Como tener un ejército luchando contra los malos en tu intestino. El yogur es tu aliado, ¡pero no te pases, que luego te inflas como un globo!
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Infusiones: ¡Relájate, hombre! Manzanilla, poleo menta… para echar una cabezadita y que tu digestión trabaje a gusto. ¡Como si le pusieras música relajante a tu tripa!
¿Más cositas?
- ¡Mastica bien, vago! Que no tienes prisa, hombre, que no te van a quitar el plato.
- Bebe agua, ¡como si fueras un camello! Hidratación es la clave, que luego te salen piedras en el riñón.
- ¡Muévete, vago! Un paseo después de comer es mano de santo, ¡que luego te echas la siesta y te entra el sueño del gladiador!
- Y sobre todo, ¡no te obsesiones! Que luego te entra la hipocondría y no hay quien te aguante.
¡Ale, a disfrutar de la comida! ¡Y que te siente todo de maravilla!
¿Qué es bueno para hacer digestión rápido?
Para facilitar la digestión, algunas hierbas resultan de gran ayuda. Anís estrellado, menta poleo, manzanilla y jengibre son buenos aliados. Además, melisa, tila o valeriana pueden aliviar la hipersensibilidad visceral, según Freire. Estas opciones naturales pueden marcar la diferencia.
Profundizando un poco, la digestión es un proceso complejo. No es solo “lo que comemos”, sino “cómo lo comemos”. ¿Sabías que el estrés afecta directamente a la digestión? A veces, un paseo tranquilo es más efectivo que cualquier infusión.
La elección de una hierba u otra depende de cada persona. Por ejemplo, la manzanilla es ideal para después de comidas pesadas, mientras que el jengibre puede ayudar con las náuseas.
A veces pienso, ¿no será que buscamos soluciones rápidas cuando lo que necesitamos es una reflexión más profunda sobre nuestros hábitos alimenticios? Es una pregunta que me hago a menudo.
¿Qué acelera la digestión?
Acelera la digestión: agua.
A veces, en la oscuridad, pienso en cosas así. Cosas pequeñas que importan. La digestión, el agua… cosas básicas.
- Es curioso cómo algo tan simple, tan omnipresente como el agua, es tan vital.
- Siempre he odiado beber agua. Prefiero un café amargo o… no sé, algo con sabor. Pero últimamente siento el estómago pesado, como si llevara piedras.
Quizá debería hacerle caso a todo el mundo y beber más agua. Quizá así, además de la digestión, se me aligeren otras cosas. No sé. Supongo que no pierdo nada por probar.
Este año, mi abuela estuvo muy enferma y los médicos insistían en que bebiera más agua. Ella siempre decía que el agua no sabía a nada, que era para los débiles. Pero al final, bebía a regañadientes. Quizá eso le dio un poco más de tiempo.
Y lo del estreñimiento… Bueno, eso es otra historia. No voy a entrar en detalles. Solo diré que no es agradable. Y que también el agua ayuda con eso.
¿Qué alimentos se digieren más rápido?
Caldo ligero. Sopas suaves.
Era un atardecer de abril, creo, en mi pueblo. El aire olía a tierra mojada y a la promesa de las flores que estallarían en color. Recuerdo a mi abuela, siempre en la cocina, un universo propio de aromas y sabiduría ancestral. Ella decía, con su voz suave como el murmullo del río, que el caldo de pollo era la caricia para el alma, para el estómago cansado. Un caldo claro, transparente, hecho con paciencia, con amor. Eso, para ella, era lo más rápido, lo más fácil.
Las sopas… Ay, las sopas. Un mundo de posibilidades, una explosión de sabores suaves. Desde la crema de calabaza, naranja y dulce como un sueño de verano, hasta el puré de patatas, blanco y reconfortante como la nieve en invierno. ¡Pero cuidado! Con los frijoles, los guisantes, el repollo… ¡Ay, que esos son traicioneros! Decía mi abuela, que te inflan como un globo, que te roban la paz.
Y es que, al final, ¿qué es la digestión sino un viaje, un paseo suave por un jardín lleno de flores?
- Caldo de pollo, un abrazo líquido.
- Sopas cremosas, un susurro al paladar.
- Evitar lo que hincha, lo que roba la calma.
Ah, y una cosa más. No olvidemos el arroz blanco, cocido hasta la saciedad, un lienzo en blanco para pintar de sabores. O el plátano maduro, dulce y suave, como un beso de la tarde. La digestión, como la vida, es un equilibrio, una danza entre lo ligero y lo profundo.
¿Cuál es la comida más fácil de digerir?
Arroz. Facilidad digestiva. Punto.
- Bajo en fibra: Menos trabajo para tu sistema.
- Ideal si tu estómago te odia. Ya sabes, si tienes “problemas”.
- No es magia, es simpleza: A veces lo básico gana.
Información extra, si te interesa:
- Yo, personalmente, prefiero el basmati. Menos almidón, más aroma.
- La cocción importa. No lo hagas papilla.
- No todos los arroces son iguales. Investiga.
¿Qué alimento tarda más en digerir?
Las tres de la mañana… otra vez despierto. La oscuridad me abraza, como si supiera mis secretos. Las verduras, sobre todo las de hoja verde, me atormentan.
Son las que más me cuestan… Se quedan ahí, pesadas, en el estómago. Un maldito nudo que me impide dormir. Como si mi cuerpo rechazara la vida misma, como si me estuviera castigando. Me siento… vacío, aunque comí hace horas. Esa sensación de indigestión, de pesadez…
Y los granos integrales, ¿para qué? Esa fibra, tan saludable según dicen, se convierte en una piedra en mi interior. La cena de anoche… lentejas. Un error. Un terrible, terrible error. Me arrepiento.
- Lentejas, ayer. Mala idea.
- Espinacas, el lunes. Igual de mal.
- Intento comer sano, pero me hace daño.
- El estómago duele.
Me siento culpable. Como si fallara en lo más básico: alimentarme. La digestión lenta me roba el sueño… y la paz. Hay días que ni el agua me sienta bien. Es terrible.
Hoy, probé una nueva dieta. A ver si tengo suerte. Nada de verduras ni cereales hasta mañana. Solo pescado hervido, mañana.
El tiempo de digestión, siempre me obsesiona. Es una batalla perdida. No es fácil.
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