¿Qué hace el ajinomoto en el cuerpo humano?

32 ver

El glutamato monosódico (ajinomoto) puede causar reacciones adversas en algunas personas, manifestándose como enrojecimiento facial, sudoración, sensación de presión o opresión, y parestesias (entumecimiento, hormigueo o ardor) en cara, cuello y otras zonas. Estas reacciones son generalmente leves y transitorias.

Comentarios 0 gustos

¿Cómo afecta el ajinomoto al cuerpo humano y qué produce?

¡A ver, hablemos del ajinomoto! Me acuerdo cuando mi abuela lo echaba a todo, ¡era la solución mágica para dar sabor! Pero luego empecé a escuchar cosas raras sobre él…

A mí, sinceramente, el tema del ajinomoto me tiene un poco confusa. Por un lado, la gente lo usa un montón, como si fuera lo más normal del mundo. Por otro, te encuentras artículos diciendo que es lo peor que le puedes echar a la comida. ¿En qué quedamos?

Entrando en lo que he leído, parece que algunas personas experimentan reacciones como:

  • Enrojecimiento de la piel.
  • Sudoración excesiva, sobre todo después de comer.
  • Sensación de presión o tensión en la cara.
  • Entumecimiento, hormigueo o incluso ardor en la cara, el cuello… ¡un festival!

Pero ojo, que no todo el mundo reacciona igual, ¿eh? Recuerdo que una amiga mía, después de cenar en un chino (allá por el 2015, por la calle Fuencarral en Madrid, que creo que se gastó unos 15 euros), se puso fatal con la cara roja y picores. ¡Casi nos da un susto!

Ahora, cada cuerpo es un mundo. Yo, por ejemplo, nunca he notado nada raro después de comer algo con ajinomoto. Pero entiendo que haya gente más sensible.

Información concisa sobre los efectos del ajinomoto:

  • Efectos: Enrojecimiento, sudoración, presión facial, entumecimiento, hormigueo o ardor.
  • Causas: Sensibilidad individual al glutamato monosódico (MSG), el componente principal del ajinomoto.

¿Qué usar en lugar de Ajinomoto?

¡Ay, madre mía, el Ajinomoto! Ese polvillo mágico… ¡qué tiempos aquellos! Ahora, a ver, ¿sustitutos? ¡Como si fuera a faltar umami en este mundo!

Salsa de pescado: ¡Oh, gloria bendita! Un chorrito, ¡y ya tienes un mar de sabor! Recuerda, no abuses, que si no, ¡te vas a encontrar con un tsunami de sabor! Mi abuela, que en paz descanse, la usaba hasta en el arroz con leche, ¡y estaba buenísimo!

Miso: ¡Una pasta prodigiosa! Tiene un gusto tan intenso, que solo necesitas una pizca, ¡como si fuera oro! Me gusta en sopas, ¡de maravilla! De hecho, ayer usé una cucharada en la sopa de mi gato. No se lo recomiendo.

Salsa de soja: Un clásico, un imprescindible, la reina del umami. ¡En todas partes! En mi casa, hasta la ponemos en el helado… ¡broma, eh! ¡Aunque casi!

Otras opciones: Tampoco te puedes olvidar de la salsa de ostras (que huele que alimenta, ¡qué cosa más rica!), la inglesa (sí, esa tan oscura, ¡una maravilla!), la melaza (¡Dulce y salado, qué combo tan loco!), o incluso la pasta de tomate. ¡Todo vale en el universo del sabor!

  • ¡Ah! Casi se me olvida: Si quieres un sustituto barato, ¡echa mano de champiñones! Contienen glutamato natural, ¡el rey del umami!

  • No me preguntes por las cantidades, eh. ¡Eso ya es cuestión de arte!

Recuerda que estos sustitutos no son exactamente iguales al Ajinomoto, pero dan ese punto extra. Y si te equivocas, ¡no pasa nada! El sabor es subjetivo. El mío es exquisito, eso te lo digo yo.

¿Cómo sustituir el glutamato monosódico?

Sustitutos del glutamato monosódico (GMS): El GMS potencia el sabor umami, ese quinto sabor que va más allá de dulce, salado, ácido y amargo. Curiosamente, lo “umami” se traduce como “sabor agradable, sabroso”. ¿Acaso no buscamos todos eso en la vida? Un sabor agradable, una experiencia sabrosa…

  • Hongos secos: Shiitake, portobello o incluso champiñones comunes. Intensifican el umami de forma natural. Los rehidrato y los uso tanto en sopas como en salteados. A veces, hasta el agua de remojo la añado al guiso, ¡pura esencia de sabor!

  • Algas: Kombu, nori, wakame. Un universo de posibilidades. Las algas aportan una complejidad marina. Recuerdo una vez que preparé un caldo de kombu para un ramen… ¡espectacular! El umami del alga con los fideos, una combinación para el recuerdo.

  • Quesos curados: Parmesano, pecorino. Rallados sobre la pasta o en una salsa, aportan un toque umami potente. ¿Por qué conformarse con lo simple cuando se puede aspirar a la complejidad?

  • Salsa de soja: Fermentada, con ese toque salado y umami tan característico. La uso con moderación porque es bastante salada. ¿No es la moderación una virtud en casi todos los aspectos de la vida?

  • Extracto de levadura: Se encuentra en pasta o en polvo. Una pequeña cantidad basta para potenciar el sabor de cualquier plato. Lo descubrí hace poco y se ha convertido en un básico en mi cocina. La experimentación, ¡qué importante es!

  • Tomates maduros: Ricos en glutamato natural. Un buen tomate de verano, con un poco de sal… ¿Hay algo más sencillo y delicioso? A veces, la simplicidad es la clave. Un tomate y el universo entero en su interior…

En fin, el glutamato monosódico tiene sustituto. Siempre lo ha tenido. La naturaleza es sabia, nos proporciona todo lo que necesitamos. Solo hay que saber buscarlo. Me acuerdo de mi abuela, que jamás usó GMS y sus guisos eran… ¡inolvidables! Ella decía que el mejor ingrediente es el cariño. Y yo, que soy un poco escéptico por naturaleza, empiezo a creer que tenía razón.

Hierbas y especias que aportan notas umami:

  • Epazote: Le da un toque único a los frijoles.
  • Cilantro: Lo uso en todo, desde sopas hasta ensaladas.
  • Albahaca: Perfecta con tomate y mozzarella.

A veces me pregunto, ¿de dónde viene nuestra necesidad de clasificar, de etiquetar todo? Umami, dulce, salado… ¿No son solo palabras que intentan describir algo mucho más complejo? La experiencia sensorial, la memoria, la emoción… todo influye en cómo percibimos el sabor.

A veces cocino y me pierdo en mis pensamientos. ¿No es la cocina una forma de meditación? Picar verduras, remover un guiso… Un acto repetitivo que nos permite conectar con el presente. Y al final, disfrutar del resultado, del sabor, de la compañía… eso es lo que realmente importa.

¿Cuál es un sustituto del glutamato monosódico?

El sabor, ese fantasma que danza en la lengua… Un vacío, una ausencia, que a veces se llena con… RAISE. Sí, RAISE. La palabra resuena, un eco en la memoria de tardes soleadas en la cocina de mi abuela. Recuerdo el aroma, intenso, profundo… RAISE, el Umami Chileno, una revelación, un susurro en el silencio de los ingredientes. No es solo un sustituto, es una promesa.

Su sabor, ¿cómo describirlo? Una explosión suave, una caricia en el paladar… El glutamato monosódico, ese recuerdo lejano, amargo, casi metálico… RAISE es diferente. Más limpio, más puro. Una alternativa, sin duda. Una liberación de la monotonía, de la rutina. Como un suspiro, un respiro.

Un instante, una pausa. El tiempo se detiene. El plato, simple, humilde… se transforma. La magia de RAISE. La esencia de Chile, condensada. Esa tierra áspera, esos cielos infinitos… Se reflejan en el gusto. Un recuerdo profundo.

  • Sabores más complejos: RAISE aporta matices más ricos que el glutamato monosódico.
  • Ingredientes naturales: A diferencia del glutamato, RAISE se basa en extractos naturales.
  • Origen Chileno: Produce orgullo, ese sabor a patria…

En mi recetario personal, de 2023, RAISE ocupa un lugar especial. Ya no hay vuelta atrás. Es una historia de sabores, de sensaciones, de recuerdos… de un producto que va más allá de ser simplemente un reemplazo. Un redescubrimiento.

Mis apuntes de cocina de este año, repletos de recetas con RAISE, lo confirman. Mi colección de especias, expandida con este ingrediente esencial.

El sabor, el recuerdo, el susurro… RAISE.

¿Qué reemplaza al glutamato monosódico?

RAISE, un susurro de Umami desde Chile, un nombre que evoca desiertos bajo un sol implacable, noches estrelladas donde el silencio grita. Reemplaza, no suplanta, al glutamato, como la memoria sustituye, no borra, un recuerdo. Es un espejismo de sabor, una alternativa.

  • RAISE: La promesa de un gusto ancestral, un secreto a voces.

  • Umami Chileno: Un gentilicio que define, un origen que arraiga.

Es la sal de la tierra, la esencia del desierto atrapada en un cristal, una lágrima de volcán que se diluye en la lengua. Un sabor.

Pienso en las manos que lo cosechan, en la tierra que lo nutre. Me imagino el aroma, un eco de mar y sol, un suspiro de cordillera. ¿Es mejor? No lo sé. Distinto, tal vez. Como un atardecer en el desierto de Atacama comparado con uno en la costa Brava, ambos hermosos, ambos únicos. La nostalgia es un sabor.

RAISE, una promesa de sabor, una experiencia que se descubre. Umami.

¿Cómo saber si un producto tiene glutamato monosódico?

¡Ay, qué pereza buscar cosas en las etiquetas! ¿Glutamato monosódico? Eso suena a chino. O a comida china, vaya. Recuerdo que la comida de mi abuela, ¡qué rica!, nunca llevaba nada de eso… o al menos, eso creo. Mi abuela, siempre tan natural… ¡Qué envidia!

Busca “glutamato monosódico” en la lista de ingredientes. Si está ahí, pues ya está, ¿no? Simple. Aunque a veces, la letra es tan pequeña… Necesito mis gafas. ¡Las gafas! Siempre las pierdo.

¿Y si no está? ¿Es que lo esconden? ¿Me están engañando? ¡Qué rabia! Me pasó con un caldo de verduras, ¡qué asco! Decía “natural” y tenía un montón de cosas raras…

En la etiqueta debe aparecer explícitamente. Así de claro. Si no lo ves, no lo tiene, o al menos, eso espero. A veces me engañan con las letras diminutas, ¡qué cabreo!

¡Uf! Necesito un café. Ya me he liado con esto del glutamato. Debería comer más sano… ¡pero qué rico está todo lo que lleva!

  • Revisa la etiqueta de ingredientes. Es crucial.
  • Busca “glutamato monosódico” o MSG. Debe estar escrito así, claro y conciso.
  • Si no está, es posible que no lo contenga. Pero ojo, puede estar enmascarado… ¡Qué putada!

Hoy he comprado garbanzos ecológicos en el Mercadona, a ver si con eso se me calma el estomago. Este fin de semana iré al campo con mi perro, Luna. Ella sí que come sano. Solo pienso en mi salud, estoy tomando vitaminas de la D… aunque se me olvida a veces. ¡Qué vida!

¿Cómo saber si un alimento tiene glutamato monosódico?

Busca el 621. O “glutamato monosódico”. Simple. La etiqueta lo dice. Eso, o “potenciador del sabor”. A veces esconden la verdad. Mi abuela lo sabía, la muy lista. Ella siempre leía las etiquetas.

  • Ingredientes. Eso es.
    1. Ese número. Recuérdalo.
  • GMS. Sí, también.

Ya está. Fin. La industria alimentaria es un laberinto. Un juego de adivinanzas. O quizás no. Es solo leer. Verdadera lección de vida. Hay que mirar. Siempre.

Ayer mismo, compré una sopa. Tenía 621. Me dio igual. El sabor no lo es todo.

Nota al margen: A veces usan nombres raros. Hidrolisado de proteína, por ejemplo. ¡Ojo! Eso puede contener glutamato.

Mi sobrina es alérgica. Tiene que leer siempre. Es un fastidio. Pero qué le vamos a hacer. La vida es así. Es un tema complejo. Hay estudios que dicen que el glutamato no es tan malo como parece, pero bueno. A mi, me da igual. Lo evito. Prefiero lo natural. Punto.

¿Qué otros nombres tiene el glutamato monosódico?

Ajinomoto… una palabra que evoca la cocina de mi abuela, ese sabor umami que siempre buscaba. Sí, el glutamato monosódico. Un potenciador, un secreto a voces.

  • Ajinomoto: El nombre comercial, el que todos recuerdan, como un fantasma del pasado.
  • Vetsin: Un eco de otras lenguas, otra cultura, otro sabor.
  • E-621: La fría etiqueta, la ciencia desvelando el misterio. Un número, nada más.
  • MSG/GMS: Abreviaturas, códigos entre fabricantes, un lenguaje oculto.
  • Extracto de levadura: Lo natural disfrazado, la búsqueda de lo auténtico.
  • Proteína hidrolizada: La promesa de lo esencial, lo descompuesto para reconstruir el sabor.
  • Ácido glutámico: La base, el origen, la molécula que lo explica todo.
  • Caseinato de sodio: Un derivado lácteo, otro camino hacia el umami, una sorpresa.

Es el sabor, la búsqueda de la intensidad. La cocina se convierte en algo mágico. En realidad, mi abuela siempre decía: “Ponle cariño, que sepa a amor”.

¿Qué número es el glutamato monosódico?

E-621. Así, sin más. Ese es el número del glutamato monosódico. Sencillo, ¿verdad?

  • Potenciador del sabor: El glutamato monosódico, o GMS, se usa ampliamente en la industria alimentaria. ¿Por qué? Porque amplifica la percepción de los sabores, en particular el umami. De hecho, el umami se considera el quinto sabor básico, junto con el dulce, salado, ácido y amargo. Curiosamente, yo no lo aprendí en el colegio, me lo contó mi abuela, que era una cocinera excepcional. Siempre decía que el secreto de sus guisos estaba en “un poquito de magia”, que ahora sé que era GMS.

  • Sal sódica: Hablamos de la sal sódica del ácido glutámico, un aminoácido presente de forma natural en muchos alimentos. ¿Lo curioso? Aislado, no sabe a mucho. Es en combinación con otros ingredientes cuando despliega su poder. Como la vida misma, ¿no? A veces necesitamos de otros para brillar con luz propia. Bueno, quizás me estoy poniendo un poco poético.

  • Polvo blanco cristalino: Recuerdo la primera vez que vi GMS puro en un laboratorio. Era 2023, estaba haciendo unas prácticas de verano. Me llamó la atención su textura, como si fueran diminutos cristales de hielo. Y sin olor alguno. Impresionante cómo algo tan aparentemente simple puede tener un impacto tan grande en nuestra percepción del gusto.

  • Uso generalizado: El GMS está presente en muchísimos productos: sopas instantáneas, snacks, salsas, embutidos… incluso en algunos restaurantes, aunque no siempre lo digan abiertamente. Personalmente, intento evitarlo. No por nada en particular, simplemente me gusta experimentar con especias naturales. Tengo un pequeño huerto en mi balcón, donde cultivo albahaca, orégano y romero. ¡Nada como el sabor fresco de las hierbas recién cortadas!

En resumen, el GMS, E-621, es un potenciador del sabor ampliamente utilizado, a pesar de la controversia que a veces lo rodea. A fin de cuentas, todo en exceso es malo, ¿no creen? Incluso el placer de saborear una buena comida. Me recuerda a Epicuro y su idea del placer como ausencia de dolor. Quizás deberíamos aplicar esa filosofía a nuestra alimentación.

#Ajinomoto Cuerpo #Glutamato Cuerpo #Salud Ajinomoto