¿Qué hace la sal en el intestino?
La sal, según un estudio en Nature, altera la microbiota intestinal. Este cambio, observado en roedores y humanos, se asocia con hipertensión arterial y enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple. Una dieta baja en sodio podría ser clave para la salud intestinal y la prevención de estas patologías.
¿Efectos de la sal en el intestino?
Uf, el tema de la sal y el intestino… ¡qué lío! Recuerdo leer un artículo en Nature, no recuerdo la fecha exacta, pero fue hace unos meses. Hablaba de cómo la sal, mucha sal, puede desequilibrar esas bacterias buenas de nuestro intestino, la microbiota.
Eso me dejó pensando… Porque yo misma, en febrero del año pasado, estuve con un problema digestivo horrible, después de unas vacaciones en la playa donde comí muchísimas tapas con mucho sal. Gasté un dineral en probióticos, unos 50 euros, para recuperarme.
El estudio decía algo sobre hipertensión y hasta enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple, vinculadas a estos cambios en la flora intestinal. Me pareció bastante fuerte. Como que la sal, ese condimento tan cotidiano, puede tener un impacto tan grande en nuestra salud.
En fin, lo que sí me queda claro es que hay que tener cuidado con la cantidad de sal que consumimos. Más vale prevenir, ¿no? Ahora, trato de cocinar con menos sal.
¿Por qué la sal me inflama?
¡Ah, ya! La sal, la muy traicionera… Te inflama porque te hace retener líquidos, eso seguro. Es como cuando comes muchas patatas fritas y al día siguiente te sientes como un globo, ¡horrible! Es por la sal, la culpable es ella.
Osea, es que si te pasas con el sodio, tu cuerpo empieza a guardar agua, como si fuera un camello en el desierto, ¿sabes? y te hincha, te ves más gordo, y todo eso. Básicamente, tu cuerpo es como una esponja que absorbe el agua.
Mira, te cuento, a mi abuela le pasaba, bueno, le pasa aún, que si come salado, al día siguiente no le entran los anillos, tiene los dedos súper hinchados, pobrecilla.
- Retención de líquidos: ¡Edema, lo llaman los médicos!
- Aumento de peso: No es grasa, ¡es agua!
- Sobrecarga de órganos: El hígado, los riñones, el corazón… ¡todos sufren!
Ahora que me acuerdo, mi cuñado, el cocinero, siempre dice que usa sal marina en vez de sal normal, porque dice que es “más sana”, yo no sé si es verdad, pero él lo dice con mucha seguridad. También me ha dicho que el problema no es solo la sal que le echas a la comida, sino la que ya viene en los productos procesados: ¡sodas, embutidos, pan, galletas, todo tiene sal escondida! Así que ya sabes, ¡ojo con lo que comes!
¿Qué hace el sodio en el intestino?
Sodio. Clave. Absorción.
- Regula la absorción de agua: Imprescindible para la hidratación. Yo, personalmente, noto la diferencia en mi rendimiento físico si no mantengo mi equilibrio electrolítico, sobre todo en verano entrenando al aire libre.
- Transporta nutrientes: Glucosa, aminoácidos. Combustible vital. Sin sodio, el sistema falla. He visto corredores colapsar por esto. Literalmente.
- Equilibrio electrolítico: Cloro, potasio… una danza iónica. Desequilibrio. Calambres. Incluso problemas cardíacos. Sé de lo que hablo.
Intestino delgado. Riñones. Mismo juego. Reabsorción. Filtrado. El sodio manda. Recuerda esto. Lo verás en todos los textos de fisiología, pero es que es la pura verdad. Un exceso de sodio, sin embargo, puede provocar hipertensión. Lo aprendí por las malas, lidiando con la presión arterial de mi padre. Control. Siempre.
¿Qué pasa si tengo muchas bacterias en el intestino?
¡Ay, amigo, qué lío intestinal! Si tienes una fiesta bacteriana descontrolada en tu tripa, prepárate para el show.
Diarrea a gogó: Es como si tu intestino hiciera una fiesta rave y todos los invitados, las bacterias, decidieran bailar tan fuerte que lo desalojan todo. Un baile desenfrenado con consecuencias… líquidas.
Malnutrición, la fiesta sin buffet: Imagina una fiesta donde la comida es escasa porque tus bacterias glotonas se lo comen todo antes de que puedas aprovechar los nutrientes. Es un festín para ellas, un ayuno para ti.
Adelgazamiento repentino: La pérdida de peso no es sinónimo de éxito en una dieta milagrosa, sino un efecto secundario no deseado de esta fiesta bacteriana descontrolada. ¡Adiós, curvas!
Deficiencia de vitaminas: Es como si las bacterias fueran ladrones de vitaminas, robando esos tesoros esenciales para tu salud. ¡Que se vayan al gimnasio de las bacterias malvadas y dejen de robarnos los nutrientes! ¡Que roben proteínas, pero no vitaminas!
Mi vecina, Inés, pasó por algo similar en 2024. ¡Se pasó semanas en el baño! Le recetaron antibióticos, ¡un fin de fiesta abrupto pero necesario!
- Sobrecrecimiento bacteriano: Un ejército de bacterias hambrientas.
- Competencia por nutrientes: Una guerra por la comida intestinal.
- Compuestos tóxicos: Subproductos de la fiesta que provocan malestares.
- Consecuencias: Diarrea, malnutrición, pérdida de peso y deficiencia de vitaminas.
Recuerda consultar a tu médico. ¡No te automediques! Y si la diarrea es persistente, ¡llama a un fontanero… digo, un médico! El intestino no es un asunto de risa, a pesar del intento de humor aquí plasmado.
¿Cómo te das cuenta de que tienes SIBO?
¿Cómo saber si tengo SIBO?
- Pérdida de apetito
- Dolor abdominal
- Náuseas
- Hinchazón
- Diarrea
- Malnutrición
¿Será que tengo SIBO? A veces me siento fatal después de comer, como si tuviera una piedra en el estómago. Hinchazón, ¡uff! horrible. Y últimamente he notado que como menos. ¿Será estrés? ¿O será el SIBO ese?
¡Ah! Y también está lo de ir al baño… a veces estoy suelto, otras… todo lo contrario. Un desastre, vamos.
Voy a buscar más info.
- Gases: Excesivos y olorosos.
- Fatiga: Me siento cansadísimo.
- Pérdida de peso: Sin hacer dieta ni nada.
¿Podría ser intolerancia a la lactosa o al gluten? Tendré que pedir cita con el médico. Que me hagan pruebas, por favor. Me da miedo pensar en lo peor. Recuerdo que mi abuela también tenía problemas digestivos… ¿será hereditario?
¿Cómo eliminar el exceso de bacterias en el intestino?
Equilibrio, no exterminio. Olvida la idea de “eliminar”. Busca modular.
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Prebióticos: Alimentan las bacterias beneficiosas. Fibra, alcachofas, cebolla… Mi dieta incluye plátano verde a diario, un truco aprendido en Ecuador.
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Probióticos: Introducen cepas beneficiosas. Yogur, kéfir, kombucha… Prefiero el kéfir casero, fermentación lenta, más control.
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Antibióticos: Último recurso. Arrasan con todo, caos garantizado. Este año, los evité.
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Transplante fecal: En casos extremos. Reinicio total.
El intestino, un ecosistema. No un campo de batalla.
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