¿Qué pasa si como muchos alimentos asidos?

¿Qué pasa si como muchos alimentos ácidos? Ay, Dios mío, esa es una pregunta que me he hecho yo misma, más de una vez. Recuerdo cuando, en mi época de “solo-ensaladas-con-limón-y-vinagreta”, me sentía fatal. ¿Será que exageré con el zumo de limón en mi dieta? No lo sé, pero la verdad es que me sentía agotada, con un cansancio que parecía no tener fin. Como si llevara pilas gastadas.

Consumir muchos alimentos ácidos… ¡uf!, puede ser un desastre. Te cuento que, según leí (y luego lo confirmé experimentando en mi propia piel, ¡qué torpeza!), puede provocar un montón de cosas, no solo una simple acidez estomacal, ¿sabes? Hablamos de una disminución de la inmunidad, ¡te pones mala con cualquier cosa! Como cuando ese invierno me dio una gripe espantosa, que me dejó tirada en la cama durante días… ¿tendrá algo que ver con mi afición desmedida al vinagre en aquel entonces? Quizá.

También, y esto me da un poco de miedo solo de pensarlo, puede causar calcificación vascular. ¡Calcificación! ¡Suena fatal! ¿Te imaginas? Como si se estuvieran endureciendo tus arterias, ¿no? De verdad, es algo que me preocupa, ya que en mi familia hay antecedentes de problemas cardíacos… por eso, ahora soy mucho más cuidadosa.

Luego está la pérdida de masa ósea y muscular. Esto lo he visto en mi abuela, que siempre ha adorado las bebidas gaseosas, ¡tan ácidas! Ahora tiene problemas con sus huesos… Es horrible verla así, tan frágil. Me hace pensar en todo lo que debemos cuidar. Me da un poco de pena, ¿sabes?

Y por último, pero no menos importante: la fatiga crónica. Esa sensación de estar siempre cansada, sin energía para hacer nada… Como si tu cuerpo te gritara “¡para ya!”. Sí, yo la he experimentado, ¡y no es nada agradable! Es una sensación horrible, realmente.

En fin, todo esto me ha enseñado a moderar el consumo de alimentos ácidos. A ser más consciente, a escuchar a mi cuerpo. Porque al final, ¿qué sentido tiene disfrutar de algo que nos hace daño? Yo prefiero el equilibrio, la salud, aunque a veces se me olvide y caiga en tentaciones ácidas… ¡pero luego me arrepiento! ¡Y aprendo!