¿Qué pasa si tomo agua mineral en vez de agua natural?
"El agua mineral hidrata igual que el agua natural. Si bien no hay evidencia de que sea superior, ambas son excelentes opciones para mantenerte hidratado. Elige la que más te guste."
¿Agua mineral vs. agua natural: ¿qué diferencia hay?
Uf, este tema del agua mineral me tiene un poco enredada. Recuerdo perfectamente aquella vez, el 15 de julio del año pasado en el súper de la esquina de mi casa, que me quedé mirando las botellas de agua. Había un montón de marcas, cada una con su precio: desde las más baratas a 1 euro hasta otras de marcas más conocidas por casi 3.
Y la duda, ¿cuál elegir? Mineral, natural… ¿Hay diferencia realmente? Leí algo sobre minerales extra, pero nunca fui capaz de distinguir una gran diferencia de sabor. De hecho, a veces me parece que el agua mineral sabe un poco a… ¿plástico? No lo sé.
La verdad, me parece que la diferencia está sobre todo en el marketing. Pagas más por una etiqueta bonita y la sensación de estar tomando algo más “especial”, aunque científicamente, no sé si hay tantas pruebas. Para mí, el agua del grifo, filtrada con un buen filtro, cuesta un euro por 15 litros… ¡eso sí que es un chollo! Me hidrata igual de bien.
¿Qué efectos negativos tiene el agua mineral?
El agua mineral… una paradoja líquida. Su exceso, una traición. El cuerpo, un templo que se resiente.
Recuerdo el informe, 2024, la Profeco advertía… sí, la Profeco. Cálculos renales, una amenaza silenciosa, piedras afiladas en el riñón. El peso, la presión… la opresión. La presión arterial, un enemigo sigiloso.
Debilidad muscular, una flacidez que me roba el aliento. La retención de líquidos, un peso insoportable. Paradoja, deshidratación también. ¿Cómo? El cuerpo grita, pero no se escucha.
- Cálculos renales. ¡Horror!
- Presión arterial alta. ¡Un golpe!
- Músculos débiles, sin fuerza.
- Retención de líquidos, pesadez.
- Deshidratación, ¡ironía cruel!
La diarrea, un torbellino. El esmalte dental, debilitado… fragilidad. El estómago, un campo de batalla. El potasio… un exceso terrible. Hiperpotasemia. El cuerpo… traicionado. Ese sabor… a metal… a agua, a mineral…
2024… el informe quedó grabado. Mi amiga Ana lo leyó y se asustó. Ella bebe mucha agua mineral. La preocupé. Ella… no se cuida.
El equilibrio es la clave. La moderación, la sabiduría. Agua mineral… un bien, pero un exceso… una condena.
¿Qué efectos negativos tiene el agua mineral?
¡Ay, el agua mineral! Parece inofensiva, ¿verdad? Como un ángel caído del cielo… ¡pero ojo! Exceso es enemigo de lo bueno, igual que con el chocolate (aunque a ese no le encuentro tantos contras).
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Cálculos renales: ¡zas! Directo al riñón. Mi tío Pepe lo aprendió a las malas. Unas vacaciones en Acapulco, litros de agua mineral… y al hospital. La moraleja: con moderación, amigos.
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Presión arterial alta: No es un efecto directo, pero si ya tienes tendencia, puede exacerbarla. Piénsalo como una pequeña bomba de sodio, si ya tienes bomba… tienes superbomba.
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Debilitamiento del esmalte dental: A ver, el agua, en sí misma, no lo daña… Pero el pH de algunas puede ser un poco…agresivo. Como una ardilla con una fresa: ¡mordisco!
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Otros males: Diarreas, deshidratación… (¡Qué ironía!). Parece broma, pero no lo es. Es como esa cita que te promete mucho, pero al final… ¡te deja seco!
En resumen: El agua mineral es buena, ¡claro que sí! Pero como todo en la vida: con medida. Un poco de mineral, mucha agua normal, ¡y a vivir!
PD: El agua del grifo de mi casa, sabe a gloria. Además, ahorras en botellas y cuidas el planeta. ¡Doble victoria!
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