¿Qué pasa si tomo un vaso de agua con una cucharada de sal?

¿Qué pasa si me tomo un vaso de agua con dos cucharadas de sal?

Uf, una vez me dio por “experimentar” con eso del agua con sal, ¡qué error! Estaba en casa de mi abuela en Málaga, hacía un calor insoportable de agosto. Pensé que me iba a hidratar mejor… Grave error, no lo hagan.

• No lo hagas.

Sentí como si mi cuerpo se inflara como un globo. No sé si fueron dos cucharadas exactas, la verdad, pero sí le eché un buen puñado. El sabor era asqueroso, obviamente, pero bueno, pensé que era un remedio… ¡qué ingenua!

• Hinchazón horrible.
• Sed insaciable.
• Náuseas.

Lo peor fue la sed, ¡una sed que no se quitaba con nada! Bebía agua tras agua, y me sentía más hinchada aún. Y luego las náuseas… Casi vomito. La retención de líquidos fue brutal. Al día siguiente, me pesé y había subido dos kilos. ¡Dos kilos de agua salada! No lo recomiendo para nada.

Además, mi abuela me echó una bronca monumental cuando se enteró. Me dijo que esas cosas no se hacen, que para hidratarse hay que beber agua normal, o isotónicas, si estás haciendo deporte. La sal en exceso es fatal.

• Bronca de la abuela.
• Subida de peso repentina.
• Malestar general.

De verdad, aprendí la lección a la mala. Ahora, si me deshidrato, bebo agua con un poco de limón, o un Aquarius fresquito. ¡Mucho mejor que la tortura del agua salada! Hidrátate bien, pero sin sal en exceso.