¿Qué es el color según Da Vinci?

58 ver

Para Da Vinci, el color era una cualidad inherente a la materia, no una entidad separada. Su escala cromática primordial partía del blanco, receptor de todos los demás, seguido del amarillo (tierra), verde (agua), azul (cielo) y rojo (fuego), representando elementos fundamentales.

Comentarios 0 gustos

El Color como Alma de la Materia: La Visión Cromática de Leonardo da Vinci

Leonardo da Vinci, genio renacentista que trascendió la pintura para abrazar la ciencia y la ingeniería, poseía una visión del color profundamente arraigada en su filosofía naturalista. Para él, el color no era un mero adorno superficial aplicado a la forma, sino una cualidad intrínseca de la materia misma, una expresión de su esencia y una ventana a su composición elemental. Esta perspectiva, lejos de ser una simple apreciación estética, se convierte en una clave para comprender su revolucionaria técnica pictórica y su búsqueda incansable de la representación verídica de la realidad.

A diferencia de las teorías cromáticas posteriores que enfatizaban la mezcla y la interacción de pigmentos, Da Vinci partía de una escala cromática primordial, una especie de “árbol genealógico del color” enraizado en los elementos clásicos. En su concepción, el blanco no era la ausencia de color, como se llegó a plantear posteriormente, sino más bien su receptáculo, el lienzo sobre el que se proyectaba la totalidad de la gama cromática, la base sobre la cual se construían los demás colores. Era, en cierto sentido, la materia prima de la luz.

Desde este blanco fundamental, se ramificaban cuatro colores primarios, íntimamente ligados a los elementos de la naturaleza: el amarillo, asociado a la tierra fértil y al sol que la nutre; el verde, representativo del agua, símbolo de vida y renovación; el azul, evocando la inmensidad y la serenidad del cielo; y el rojo, vibrante e intenso como el fuego, motor de transformación y energía. Esta selección no fue arbitraria; reflejaba la profunda conexión que Da Vinci establecía entre la observación empírica de la naturaleza y la comprensión de sus principios fundamentales.

La peculiaridad de esta escala cromática da Vinciana reside en su enfoque ontológico. No se trata simplemente de una clasificación de tonos, sino de una reflexión sobre la constitución misma de la realidad. Cada color, en su pureza primigenia, revelaba una propiedad fundamental de la materia, un aspecto esencial de la creación. Esta idea subyace en su preocupación por la sfumato, la técnica que empleaba para lograr transiciones suaves y casi imperceptibles entre los colores, creando un efecto de profundidad y realismo asombroso. A través del sfumato, Da Vinci no solo recreaba la luz y la sombra, sino también la sutil gradación de las cualidades materiales, la transición imperceptible entre un color y otro, reflejando la complejidad inherente a la naturaleza misma.

En resumen, la visión de Da Vinci sobre el color trascendía la mera percepción visual para convertirse en una exploración filosófica y científica de la realidad. El color, como cualidad intrínseca de la materia, era para él un lenguaje que permitía descifrar los secretos de la naturaleza y plasmarlos en sus obras maestras, dejando una huella imborrable en la historia del arte y la ciencia. Su legado continúa inspirando a artistas e investigadores, recordándonos la profunda interconexión entre la observación, la intuición y la búsqueda del conocimiento en la representación de la belleza del mundo.

#Arte Vinci #Color Da Vinci #Teoría Color