¿Cómo enseñar a un niño con déficit de atención a leer?

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Fragmento reescrito (48 palabras):

Para enseñar a leer a un niño con TDAH, es fundamental leerle en voz alta para captar su atención. Durante la lectura, se debe trabajar la concentración, evitando que sustituya palabras y enfocándose en el significado. Reconocer y celebrar sus logros y avances fomentará su confianza y perseverancia en el aprendizaje.

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Enseñar a leer a un niño con Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) requiere paciencia, estrategias específicas y una buena dosis de creatividad. No se trata simplemente de decodificar letras y sonidos, sino de construir un puente sólido entre la palabra escrita y la comprensión, sorteando los desafíos que la falta de atención y la impulsividad pueden presentar.

Más allá de la lectura en voz alta, que sin duda es un excelente punto de partida para captar su interés, es crucial crear un ambiente de aprendizaje propicio, libre de distracciones y con una estructura clara. Un espacio ordenado, con iluminación adecuada y sin estímulos visuales o auditivos excesivos, facilitará su concentración.

Para abordar la tendencia a sustituir palabras o a leer superficialmente, se pueden implementar técnicas como el seguimiento con el dedo, el uso de marcadores visuales (regletas, tarjetas) para señalar las palabras leídas, o la lectura a coro en pequeños grupos. Estas estrategias ayudan a anclar la atención en el texto y a seguir el ritmo de la lectura.

Dividir el texto en fragmentos más pequeños y manejables también resulta beneficioso, permitiendo al niño focalizarse en unidades de información concretas y evitando la sensación de abruma. Incorporar juegos interactivos, como la búsqueda de palabras específicas o la creación de historias a partir de imágenes, puede transformar la lectura en una actividad lúdica y atractiva.

La motivación juega un papel fundamental. Celebrar cada logro, por pequeño que sea, refuerza la autoestima y la perseverancia. En lugar de centrarse únicamente en los errores, es importante destacar sus progresos y reconocer su esfuerzo. El uso de recompensas tangibles o simbólicas (tiempo de juego extra, pegatinas, etc.) puede ser un incentivo adicional, siempre que se utilicen con moderación y se enfoquen en el proceso de aprendizaje, no solo en el resultado.

Finalmente, la comunicación constante con el colegio y la colaboración con los profesionales que le atienden (psicopedagogos, terapeutas ocupacionales, etc.) son esenciales para crear un plan de aprendizaje integral y adaptado a las necesidades individuales del niño. Recordar que cada niño con TDAH es único y que lo que funciona para uno puede no funcionar para otro es la clave para un aprendizaje efectivo y satisfactorio.