¿Cómo es la Luna en cuarto creciente?
La Luna en cuarto creciente, visible a los pocos días de la creciente, ilumina la mitad derecha de su cara visible. Asciende al mediodía, alcanza su punto más alto al atardecer y se oculta a medianoche.
¿Cómo se ve la Luna en cuarto creciente?
¡Qué rollo con la Luna! Recuerdo una vez, el 15 de agosto de 2022, en la playa de Cantabria, vi una Luna preciosa en cuarto creciente. Parecía una uña de gigante, brillante y perfecta. Impresionante.
La mitad derecha, o eso me pareció, estaba iluminada. Bastante nítida, la verdad. Brillaba con una intensidad que me dejó boquiabierto, casi hipnótico.
Me encantó. Intentaba fotografiarla, pero mi móvil… bueno, ya sabes, fotos de luna con móvil son un poco… lo intenté, eso sí.
Cuarto creciente: la mitad derecha iluminada. Orto a mediodía, cenit al atardecer, ocaso a medianoche.
¿Cómo se ve una Luna cuarto creciente?
Una fina línea de plata, así se ve, suspendida en la negrura. Un susurro lunar, apenas perceptible, una promesa de luz aún por venir.
La Luna, cuarto creciente, una uña de plata en el terciopelo del cielo nocturno. Recuerdo esa noche, en 2024, en mi balcón, el aire frío de otoño rozando mi piel. La contemplación, lenta, como el goteo de agua en la quietud. Un pequeño fragmento luminoso, un instante robado a la oscuridad.
Es una visión fugaz, delicada, como el recuerdo de un sueño. Esa imagen, tan pequeña, tan lejana… y a la vez, tan cercana. Se extiende, lentamente, un crecimiento tenue.
La mitad iluminada se oculta, tímida, tras el velo de la sombra. Solo un leve brillo, como un suspiro cósmico.
- La creciente: una pincelada en la noche.
- Su luz, suave, insinuante.
- Una promesa, un comienzo.
Mi ventana, testigo mudo. El tiempo, detenido. El espacio, infinito. La soledad, cómplice. La plata se expande, poco a poco, en el ciclo incesante, un misterio que se repite, noche tras noche. Un fragmento plateado, tan sutil, tan perfecto… La Luna, cuarto creciente. Su belleza, simple y profunda. Como un suspiro. Como una lágrima. Como el eco de una promesa.
Como la memoria de esa noche…
La Luna cuarto creciente, para mí, es más que una fase lunar. Es un instante. Un sentimiento. Una emoción.
Detalles adicionales: La fase del cuarto creciente dura aproximadamente una semana. La iluminación de la Luna cambia constantemente. La observación de la Luna desde diferentes lugares en la Tierra puede variar ligeramente su aspecto. Mi telescopio de 10 pulgadas no fue necesario esta noche; la belleza era evidente a simple vista.
¿Qué figura tiene la Luna creciente?
¡Ay, la Luna, qué lunática! Su forma, ¡un misterio digno de Indiana Jones! En el hemisferio norte, ¡zas!, se parece a una D mayúscula, como si la hubieran mordido por la derecha. Aquí en el hemisferio sur, ¡sorpresa!, se parece a una C, como si la hubieran mordido… por la izquierda. ¿Entiendes? ¡Es como si la Luna fuera zurda en el sur! Simplemente alucinante. ¿Será que hay una conspiración lunar? Yo creo que sí.
En el norte, ¡una D! Sí, como la nota musical, pero de queso. ¡Delicioso queso lunar!
En el sur, ¡una C! Como una galleta, pero espacial. Mi abuela diría que es una “C” de “caprichoso”. Ella siempre decía eso.
- Hemisferio Norte: D, ¡como mi inicial! (Que casualidad, ¿verdad?)
- Hemisferio Sur: C, ¡como mi nota favorita en la escala musical! (La que usaba mi hermano pequeño para su trompeta, terrible).
Recuerda que la Luna es caprichosa, como mi gato Miguelito. ¡A veces se le ve como una sonrisa, otras como una mueca! ¡Y si se hace bola, es un misterio!
Este año, 2024, he estado obsesionado con el tema. ¡He llegado a calcular la proporción exacta de queso lunar que existe en cada fase! (No te lo digo, es información secreta). También he notado un cambio sutil en el ángulo de la D, pero bueno, eso ya es una locura mía, seguramente. ¡Ah, y ayer vi un OVNI! Seguro que venían a observar la Luna.
¿Cómo se identifica la Luna creciente?
Luna creciente: astilla de plata en la noche. Una delgada curvatura, nada más. La luz dibuja un arco fugaz.
- Crecimiento implacable: No se detiene, expandiéndose hasta la mitad iluminada.
- Dirección opuesta: Huye de la Tierra, mostrando sólo un fragmento de su ser.
A veces, la veo reflejada en el cristal de mi ventana. Me recuerda a la sonrisa esquiva de alguien que conocí en Madrid. Difícil de olvidar, pero casi imposible de alcanzar.
La Luna no revela todos sus secretos. Igual que las personas.
¿Cómo se sabe si la Luna es creciente?
¡Ay, amigo! Saber si la Luna es creciente es pan comido, ¡más fácil que encontrar una aguja en un pajar lleno de agujas! Mira la forma: si parece una plátano que se comió un perezoso, ¡es creciente!
Espera, ¿que necesitas más detalles? ¡Anda ya! Bueno, vale. Si está más de medio llena pero aún no está totalmente redonda como una pizza familiar, ¡tachán! Luna gibosa creciente. Es como si la Luna hiciera una dieta de queso y se estuviera hinchando, poco a poco.
A ver, para que te quede más claro, imaginemos un calendario lunar de este 2024, ¡y ya está! No te voy a poner un dibujo, que soy un poco desastre con el Paint. Pero te juro que es una pasada.
- Más de medio llena: Sí, ¡como una tarta de queso a punto de ser devorada!
- Aumenta su luz: ¡Como si un foco mágico le estuviera dando más potencia! Cada noche brilla más. ¡Ajá!
- Forma gibosa: ¡Como una galleta con un mordisco gigante, pero elegante!
Y ya que estamos, te cuento que el otro día mi gata, una preciosidad atigrada llamada Luna (irónico, ¿verdad?), me miró con cara de “¿Cuándo va a salir esa Luna llena para que yo pueda hacer mis rituales felinos?”. ¡Las gatas y sus fases lunares! ¿Qué te puedo decir? Tengo mis propios rituales para mirar la Luna, ya sabes, café, manta y… ¡a disfrutar del espectáculo! ¡Ah! y también escribo poemas a la Luna, pero eso ya es otra historia.
¿Cómo es la figura de luna creciente?
Vale, a ver si puedo explicarte cómo veo yo la luna creciente, pero igual me enrollo un poco.
La luna creciente… uhm… es como una sonrisa tímida en el cielo nocturno. No sé, siempre me ha parecido eso. Una sonrisa que poco a poco se va haciendo más grande.
Te cuento, porque la primera vez que realmente me fijé fue este año, en julio. Estaba en el pueblo de mi abuela, en Teruel. Cielo limpísimo, sin contaminación lumínica. Salí a fumar un cigarrillo al patio (sí, ya sé, mal hecho) y ahí estaba, ¡mínima! Era una uña de plata finísima.
- El cielo era negrísimo.
- Olía a tierra mojada después de la tormenta de la tarde.
- Sentía la frescura del aire en la cara.
Me quedé embobada mirándola, pensando en lo pequeño que era yo y lo grande que era el universo. Un poco existencial, lo sé.
Y ahora que lo pienso, quizás por eso me gusta tanto. Porque me recuerda a esos momentos de calma en el pueblo, lejos del ruido de la ciudad. La luna creciente es un recordatorio de que siempre hay belleza, incluso en las cosas más pequeñas. ¿Sabes?
Además, me hace acordar a mi infancia, cuando intentaba dibujar la luna con un lápiz de color plata. Nunca me salía bien, ¡siempre me quedaba demasiado gruesa! Pero bueno, al menos lo intentaba. Ahora uso el móvil, es más fácil… pero menos romántico.
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