¿Cómo se redactan los objetivos generales y específicos?

0 ver

Definir el estado deseado facilita la redacción de un objetivo general claro y alcanzable. A partir de éste, se desglosan objetivos específicos, considerando los obstáculos y recursos disponibles para asegurar su consecución y posterior difusión efectiva.

Comentarios 0 gustos

Del Deseo al Logro: La Clave para Redactar Objetivos Generales y Específicos

Definir un estado deseado es el primer paso, la semilla que germina en un proyecto exitoso. Pero una simple aspiración no basta. Para materializarla, necesitamos traducir ese deseo en objetivos claros, concisos y, sobre todo, alcanzables. Este proceso implica una cuidadosa redacción, diferenciando entre objetivos generales y específicos, y entendiendo la relación simbiótica que existe entre ambos.

El objetivo general representa el propósito global, la meta final que se pretende alcanzar. Es la brújula que guía todo el proyecto. Para redactarlo eficazmente, debemos partir de ese estado deseado, visualizando el resultado final. Imaginemos, por ejemplo, que deseamos mejorar la comunicación interna de una empresa. Un objetivo general mal redactado sería “Mejorar la comunicación”. Es vago, impreciso. Un objetivo general bien redactado, en cambio, sería “Optimizar la comunicación interna de la empresa para aumentar la eficiencia y el clima laboral”. Observamos aquí la concreción, la definición del alcance (comunicación interna) y la especificación del impacto deseado (mayor eficiencia y mejor clima laboral).

Una vez definido el objetivo general, debemos desglosarlo en objetivos específicos. Estos son los peldaños que nos permitirán ascender hasta la cima, hasta alcanzar nuestro objetivo general. Son acciones concretas, medibles y temporales que contribuyen al logro del propósito global. Siguiendo con el ejemplo de la comunicación interna, algunos objetivos específicos podrían ser:

  • “Implementar una plataforma de comunicación interna para el intercambio de información antes del fin del segundo trimestre.” (Concreto, medible, temporal)
  • “Realizar tres talleres de comunicación efectiva para el personal directivo durante el próximo semestre.” (Concreto, medible, temporal)
  • “Aumentar la participación del personal en la plataforma de comunicación interna en un 50% en los primeros seis meses de su implementación.” (Concreto, medible, temporal)

La redacción de objetivos específicos requiere un análisis realista de los obstáculos y recursos disponibles. ¿Contamos con el presupuesto para la plataforma de comunicación? ¿Tenemos personal capacitado para impartir los talleres? Considerar estos aspectos nos permitirá formular objetivos específicos alcanzables y, por ende, contribuir al logro del objetivo general.

Finalmente, la difusión efectiva de los objetivos, tanto generales como específicos, es crucial para el éxito del proyecto. Todos los involucrados deben comprender claramente qué se espera lograr y cuál es su rol en el proceso. Una comunicación transparente y constante facilita la colaboración, el compromiso y, en última instancia, la consecución de los objetivos planteados.

En resumen, la redacción de objetivos generales y específicos no es un mero trámite, sino una herramienta fundamental para la planificación y ejecución de cualquier proyecto. Un objetivo general bien definido, desglosado en objetivos específicos realistas y medibles, y comunicados de forma efectiva, pavimenta el camino hacia el éxito, transformando un deseo en un logro tangible.