¿Cuáles son los componentes de los objetivos de aprendizaje?

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A ver, a mí me parece que decir que un objetivo de aprendizaje tiene audiencia, acción, condición y criterio es como diseccionar un corazón y decir que tiene aurículas y ventrículos. ¡Claro que sí! Pero se pierde la magia. Un objetivo debería ser una promesa, un faro que guía al estudiante hacia un puerto seguro de conocimiento. Debe ser claro, sí, pero también inspirador y relevante para su vida. ¡Que motive, caramba!

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A ver, el tema de los componentes de los objetivos de aprendizaje… ¿audiencia, acción, condición y criterio? Suena tan… frío. Como si estuviéramos desmenuzando una mariposa para entender cómo vuela. Sí, claro, técnicamente esas son las partes, como si dijéramos que un poema tiene versos, rimas y metáforas. ¿Pero dónde queda la poesía? ¿Dónde queda la emoción?

Un objetivo de aprendizaje, para mí, debería ser algo más que una lista de requisitos. Debería ser… ¿cómo decirlo?… una chispa. Una pequeña llama que encienda la curiosidad. Recuerdo cuando estudiaba historia en el instituto. La profesora, en vez de simplemente decirnos “deben aprender las fechas de la Revolución Francesa”, nos contaba historias fascinantes de esa época. ¡Nos hacía sentir como si estuviéramos allí! Y claro, aprendíamos las fechas, ¡pero porque queríamos saber más! No era una obligación, era un descubrimiento.

Entonces, ¿qué importa si el objetivo tiene una audiencia definida y una acción específica? ¡Eso se da por hecho! Lo importante es que conecte con el estudiante, que le haga pensar: “¡Wow, quiero saber eso!”. Que le muestre para qué le va a servir en su vida, ¿no? Por ejemplo, imagínate que quieres aprender a cocinar. Un objetivo aburrido sería: “El estudiante será capaz de preparar un plato de pasta siguiendo una receta”. ¡Aburridísimo! En cambio, si te dicen: “Aprenderás a preparar una pasta deliciosa que dejará a tus amigos con la boca abierta”, ¿a que te motiva más?

He leído por ahí que un buen objetivo de aprendizaje debe ser SMART – específico, medible, alcanzable, relevante y con tiempo límite. Sí, todo eso está muy bien, pero a veces me parece que nos complicamos demasiado. ¿No sería más fácil simplemente preguntarnos: ¿estoy inspirando a mis estudiantes? ¿Les estoy dando algo valioso? A fin de cuentas, de eso se trata, ¿no?