¿Por qué la Luna por la noche nos da luz y sin embargo no es una estrella?

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¡Ay, la Luna! Me encanta contemplarla por la noche. Es increíble cómo nos alumbra, ¿verdad? Pero claro, no es una estrella. Es como un espejo gigante que refleja la luz del Sol. Me parece fascinante que algo tan grande y brillante no tenga luz propia. Es un humilde reflector, ¡pero vaya si cumple su función! Le da un toque mágico a la noche.

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La Luna… ¿quién no se ha quedado embobado mirándola alguna noche? Yo, miles de veces. Me acuerdo de una vez, de pequeña, que estaba en el campo con mi familia y la luna parecía enorme, tan cerca… casi podía tocarla. Iluminaba todo con una luz suave, misteriosa. Y pensaba… ¿cómo puede ser que brille tanto si no es una estrella? Es verdad, ¿no? Brilla, y mucho, pero no es como el Sol, ni como esas estrellitas lejanas que titilan.

Es que, y esto me flipa, la Luna no tiene luz propia. ¡Es como un espejo! Un espejo gigante, eso sí, que refleja la luz del sol. Imagínate, el Sol allá a lo lejos, tirando su luz por todo el espacio, y la Luna, ahí en medio, recogiéndola y mandándonos un poquito a nosotros. Es un poco como… ¿cómo cuando usas un espejo para reflejar la luz del sol en la cara de alguien para molestarlo? Bueno, más o menos, pero a escala cósmica.

He leído por ahí que refleja solo un pequeño porcentaje de la luz solar, no sé, un 7% o algo así, pero a mí me parece muchísimo. Suficiente para iluminar nuestras noches y crear esa atmósfera tan especial. ¿Te has fijado que a veces la luna se ve más grande, o más pequeña? Eso también depende de dónde esté con respecto al sol y a nosotros. Es todo un juego de posiciones, ¿no?

En fin, la Luna… un reflector gigante, silencioso, que nos regala un poquito de la luz del Sol por la noche. Y aunque no tenga luz propia, a mí me parece mágica.