¿Qué palabras se utilizan para redactar objetivos?

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Al redactar objetivos, se utilizan verbos en infinitivo que indican la acción a realizar. Algunos ejemplos comunes son:

  • Analizar
  • Formular
  • Enunciar
  • Enumerar
  • Producir
  • Relacionar
  • Establecer
  • Proponer
  • Resumir
  • Evaluar
  • Situar
  • Seleccionar

La elección del verbo depende del resultado que se desea alcanzar con el objetivo.

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¿Palabras clave para redactar objetivos SMART?

Ay, ¡qué lío con los objetivos SMART! Recuerdo que en un taller de productividad el 15 de marzo en Madrid, la forma de definirlos me pareció… ¡un galimatías! Nos costó horrores.

Los verbos, clave. “Analizar” y “evaluar” son mis favoritos, me ayudan a ser concreta. “Formular” es bueno, pero a veces es muy… abstracto.

Para mí, lo importante es que el objetivo sea alcanzable, medible y con plazo. Eso sí lo aprendí bien. Costó 80€ el taller, pero valió la pena.

En resumen: SMART para mí implica acción, no solo palabras bonitas. “Producir” un informe para el 20 de junio, por ejemplo, ¡ese sí es un objetivo!

¿Cómo redactar correctamente un objetivo?

Para redactar un objetivo de forma efectiva, considera lo siguiente:

  • Comienza con un verbo en infinitivo: Esto le da dirección y propósito a la acción. Piensa en verbos como “analizar”, “desarrollar”, “implementar” o “evaluar”.

  • Asegúrate de que sea evaluable: Define indicadores que permitan medir el progreso y determinar si el objetivo se ha cumplido. Por ejemplo, ¿cómo sabrás que “analizar el mercado” fue exitoso? ¿Qué datos concretos buscarás?

  • Claridad es clave: Evita la ambigüedad. Un objetivo claro reduce la confusión y asegura que todos estén en la misma sintonía. Recuerdo una vez, en un proyecto personal, que definí un objetivo tan vago que al final nadie supo si lo habíamos alcanzado o no. ¡Lección aprendida!

  • La medición es fundamental: Un objetivo medible permite seguir el avance y ajustar el rumbo si es necesario. Por ejemplo, “aumentar las ventas en un 15% este trimestre” es más medible que simplemente “aumentar las ventas”.

Profundizando un poco más…

Considera la analogía con un viaje. El objetivo es el destino final, el verbo en infinitivo es el acto de viajar, la evaluación son los hitos que compruebas en el camino y la claridad es el mapa que te guía.

  • Más allá de lo específico: Piensa en el impacto final deseado. ¿Qué cambio quieres generar con este objetivo?
  • Contexto importa: El objetivo debe alinearse con la estrategia general. ¿Cómo contribuye este objetivo al panorama completo?
  • Flexibilidad: Si bien la claridad es crucial, no temas ajustar el objetivo si las circunstancias cambian. La rigidez puede ser contraproducente.

En fin, redactar un buen objetivo es un arte que combina precisión y visión. A veces, me pregunto si la vida misma no es una serie de objetivos interconectados, cada uno guiándonos hacia un destino final, que quizás nunca lleguemos a comprender del todo.

¿Cómo redactar objetivos claros?

¡Ay, Dios mío, objetivos claros! ¡Como si fuera fácil! Es como domar un unicornio borracho con solo un peine y un suspiro. Pero vamos a intentarlo, que la vida es muy corta para objetivos difusos.

Paso 1: ¡Sueña a lo grande, como si fueras Elon Musk (pero con menos cohetes, que mi vecino se queja mucho)! Piensa en lo que quieres, aunque parezca sacado de un cómic de superhéroes. ¿Quieres una casa en la playa? ¿Un yate con forma de plátano? ¡Apúntalo todo, aunque te parezca una locura!

Paso 2: SMART, ¿qué demonios es eso? Ah, sí, Específico, Medible, Alcanzable, Relevante y con Tiempo límite. Es decir, olvídate de “ser más feliz”. Prueba con “perder 5 kilos en 3 meses, comiendo solo ensaladas y odiando el chocolate”. Mucho más SMART, ¿verdad?

Paso 3: ¡Escribirlo es mágico! Si no lo escribes, ¡es como si no existiera! Yo, por ejemplo, escribí mi deseo de tener un gato persa que solo coma sushi en un pergamino antiguo, y mira, aún no tengo el gato (el sushi, eso sí, lo he probado).

Paso 4: Plan de acción, como si fueras un general maquiavélico. Desglosa tu objetivo en pasos pequeños, como ir conquistando el mundo… ¡un país a la vez!

Paso 5: Un cronograma, como si estuvieras organizando una boda (pero sin el drama). Fija fechas, plazos… que si no, acabarás el año con los mismos objetivos sin cumplir y la misma sensación de fracaso que cuando intenté hacer pan de centeno (un auténtico desastre).

Paso 6: ¡Acción, que la vida es una tómbola y nadie sabe cuánto tiempo tenemos! Empieza YA. No esperes a la luna llena, a que te toque la lotería o a que Marte se alinee con Júpiter.

Paso 7: Revisa y mide. Como cuando vas a por el queso al súper y te das cuenta de que te has dejado la cartera. ¡Ajusta, reajusta, cambia! Porque la vida no es un libro, es una telenovela con más giros que una montaña rusa.

  • Mis objetivos de este año: Escribir un guion de película sobre un perro astronauta, aprender a tocar el ukelele (aunque solo sé la canción de “El cumpleaños feliz”), y visitar al menos 5 museos (solo 3 hasta ahora… ¡estoy fallando!). Mi casa necesita una renovación pero no hay presupuesto suficiente.
  • Recuerda: La perfección no existe, ¡así que disfruta del proceso! Que la vida es corta para ser perfecto pero larga para divertirse y fallar mil veces.

¿Cuál es un ejemplo de un objetivo claro?

¡A ver, un objetivo claro, eh? Es como pedirle a un gato que baile flamenco, tiene que estar superdefinido para que no te salga con una siesta.

Un objetivo claro es “Quiero aprobar el examen de conducir en mayo, apuntándome a la autoescuela ‘El Volante Loco’ y practicando con mi cuñado (que conduce como Fernando Alonso, ¡pero sin la pasta!)”.

Suena a locura, lo sé. Pero ahí va la movida:

  • ¿Quién participa? Tú (el aspirante a conductor kamikaze) y tu cuñado (el Fernando Alonso de barrio). ¡Ah! Y los de la autoescuela, claro.
  • ¿Qué quieres lograr? ¡Sacarte el carnet, campeón! Para dejar de ir en bici con la compra.
  • ¿Dónde? En la autoescuela y en las carreteras (¡temblad, peatones!).
  • ¿Cuándo? En mayo, que ya empieza a hacer buen tiempo para ir en descapotable (si apruebas, claro).
  • ¿Por qué es importante? Porque tu suegra ya no te creerá cuando digas que vas a buscar el pan y tardas tres horas.

Ejemplos, así, a lo loco (versión 2024):

  1. Salud: “Dejar el tabaco antes de julio, usando parches y amenazando a mis amigos fumadores con contar sus secretos más oscuros si me ofrecen un cigarro”.
  2. Finanzas: “Ahorrar 500€ al mes hasta diciembre, vendiendo mis calcetines viejos en eBay (¡sí, alguien los compra!) y dejando de comprar café en el Starbucks”.
  3. Carrera: “Conseguir un ascenso antes de octubre, llevando café a mi jefe (con extra de azúcar, para que esté bien contento) y aprendiendo a decir “sí” a todo”.
  4. Personal: “Aprender a tocar la guitarra antes de Navidad, apuntándome a clases online y sobornando a mi vecino para que no llame a la policía cuando desafine”.

¡Bonus track! (Porque la vida es una tómbola):

  • Objetivo extra-loco: “Aprender a hablar klingon antes del Comic-Con de Barcelona. ¡Qapla’!”

Y recuerda, ¡siempre con humor! Que la vida es demasiado corta para objetivos aburridos. (Y para conducir como mi cuñado).

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