¿Cuáles son los 3 tipos de entrevista?

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Existen tres tipos principales de entrevistas: estructurada, con preguntas predefinidas; semiestructurada, con una guía flexible; y no estructurada, de conversación abierta. La flexibilidad de cada método influye en su eficacia, no siempre siendo mayor flexibilidad sinónimo de mejor resultado.

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Más Allá de la Pregunta y Respuesta: Descifrando los Tres Tipos de Entrevista

La entrevista, herramienta fundamental en ámbitos tan diversos como el periodismo, la investigación académica, la selección de personal y la terapia, se presenta en diversas formas, cada una con sus propias fortalezas y debilidades. Si bien existen numerosas variaciones y combinaciones, tres tipos principales dominan el panorama: la entrevista estructurada, la semiestructurada y la no estructurada. Comprender sus diferencias es crucial para obtener información precisa y relevante según el objetivo planteado. La creencia errónea de que la mayor flexibilidad siempre equivale a mejores resultados necesita ser matizada.

1. La Entrevista Estructurada: Rigor y Control

La entrevista estructurada se caracteriza por su rigidez y planificación. El entrevistador utiliza un guion predefinido con preguntas cerradas y en un orden específico. No hay espacio para desviaciones o improvisaciones. Esto garantiza la comparabilidad de las respuestas entre diferentes entrevistados y facilita el análisis cuantitativo de los datos obtenidos. Su principal ventaja radica en su objetividad y la facilidad para replicar el proceso. Sin embargo, la falta de flexibilidad puede limitar la profundidad de la información y restringir la exploración de temas inesperados que puedan resultar cruciales. Ideal para encuestas de opinión o estudios que buscan datos comparables a gran escala.

2. La Entrevista Semiestructurada: Equilibrio entre Estructura y Flexibilidad

Este tipo de entrevista ofrece un punto medio entre la rigidez de la estructurada y la apertura de la no estructurada. Se basa en una guía con preguntas predefinidas, pero permite al entrevistador adaptar el orden, reformular preguntas o profundizar en temas según las respuestas del entrevistado. Esta flexibilidad permite una mayor naturalidad en la conversación y la obtención de información más rica y contextualizada. Si bien facilita la exploración de temas inesperados, requiere una mayor destreza por parte del entrevistador para mantener el enfoque y evitar desviaciones innecesarias. Resulta especialmente útil en investigaciones cualitativas donde se busca una comprensión profunda de las perspectivas individuales.

3. La Entrevista No Estructurada: La Conversación como Herramienta

En la entrevista no estructurada, el entrevistador cuenta con un tema o área general, pero no sigue un guion preestablecido. La conversación fluye libremente, guiada por las respuestas del entrevistado y las preguntas que surjan naturalmente. Este enfoque permite una exploración profunda y un alto grado de naturalidad, ideal para obtener información detallada y comprender las perspectivas personales en su complejidad. Sin embargo, la falta de estructura puede dificultar la comparabilidad de los datos y requiere un gran dominio por parte del entrevistador para mantener la dirección de la conversación y evitar digresiones improductivas. Es particularmente adecuada para investigaciones exploratorias o estudios de casos individuales.

Conclusión: La Elección Adecuada, Clave del Éxito

La elección del tipo de entrevista dependerá en gran medida del objetivo de la investigación, los recursos disponibles y el tipo de información que se busca obtener. No existe un tipo “mejor” en términos absolutos; la eficacia de cada uno depende de su adecuación al contexto. Un análisis cuidadoso de las necesidades del proyecto permitirá seleccionar el enfoque más apropiado, maximizando la calidad y la utilidad de los resultados obtenidos. No se trata solo de formular preguntas, sino de comprender la dinámica de la interacción y la mejor manera de extraer información valiosa del intercambio.