¿Cuáles son las fortalezas de un emprendedor?

¿Cuáles son las fortalezas de un emprendedor? Ay, esa pregunta… me hace pensar en todo el camino recorrido, en las noches sin dormir, en el café frío y la adrenalina a mil. Porque ser emprendedor, ¿sabes?, no es solo una lista de puntos en un currículum. Es una forma de ser, una manera de enfrentarse al mundo.

Empecemos con la visión. Recuerdo cuando empecé con mi negocio de repostería, en mi pequeña cocina, ¡qué desastre! Pero tenía una visión clara: hacer las mejores tartas de chocolate de la ciudad. Y, aunque al principio nadie me conocía, esa visión, ese sueño, me mantenía en marcha. Esa chispa, ¿no la tienes tú también?

Luego está la confianza y la determinación. Ufff, ¡cuántas veces me han dicho que estaba loca! Que era un riesgo demasiado grande, que mejor buscara un trabajo “seguro”. Pero yo tenía una fe ciega en mi proyecto. Una terquedad, quizás… pero también una convicción inquebrantable. Sin eso, ¿habría llegado hasta aquí? Ni de broma.

Las habilidades de comunicación, ¡eso sí que es importante! No solo para vender, sino para conectar con la gente, para crear un equipo, para convencer a los proveedores… Recuerdo a mi abuela, la mejor negociante que he conocido. Ella me enseñó que una sonrisa y una buena conversación pueden abrir muchas puertas. ¡Y vaya si es verdad!

Aprendizaje continuo, claro que sí. ¡Esto es fundamental! Emprender es un aprendizaje constante. Cada día es una lección, cada fallo, una oportunidad de mejorar. Hay que estar al día, leer, preguntar, formarse… ¡es agotador, pero absolutamente necesario!

Y la creatividad e innovación, ¿cómo podríamos sobrevivir sin ellas? En mi caso, tuve que inventar mil maneras de hacer tartas diferentes, de conseguir ingredientes a buen precio, de promocionar mi negocio sin gastar una fortuna… ¡La imaginación al poder!

Por último, el compromiso y la perseverancia. Estos son los pilares de todo. No es una carrera de 100 metros, es una maratón, a veces durísima. Hay momentos en que quieres tirar la toalla, lo confieso, ¡los he tenido yo también! Pero siempre he pensado en ese sueño inicial, en ese objetivo que me impulsa… ¡y aquí estoy, todavía luchando!

Si me preguntan si valió la pena… ¡sin duda alguna! Claro que hay días más difíciles que otros… Pero ver lo que has construido, saber que lo has logrado con tu propio esfuerzo, eso no tiene precio. ¿Tú qué piensas? ¿Te animas a emprender?