¿Qué pasa con el fiador si no se paga el préstamo?

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Si el prestatario no paga, el fiador asume la deuda. De no pagar, se le demandará por el monto adeudado y su historial crediticio se verá afectado negativamente. El fiador es responsable del pago del préstamo.

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¿Qué pasa con el fiador si no se paga el préstamo? Ay, Dios mío, qué pregunta tan dura… me trae recuerdos, la verdad. Recuerdo a mi tío Pepe, buena gente él, que firmó como fiador para su sobrino… un chico que prometía montañas de oro, y al final, ¿qué pasó? Pues que se quedó con el oro y dejó a mi tío con la deuda. Una deuda enorme, ¿sabes? Bastante más de lo que él podía pagar, y eso que trabajaba sin parar en su tallercito de reparaciones.

Si el prestatario no paga… exacto, ahí empieza la pesadilla. El fiador asume la deuda, se convierte en el responsable. Como le pasó a mi tío. Piensas, “bueno, se le demandará”, y sí, se le demandó. Imagina la cara de mi tío, un hombre sencillo, recibiendo una notificación judicial… el golpe fue brutal. No era solo el dinero, ¿eh?, era la angustia, la humillación, el sentirse traicionado… por su propio sobrino.

Y claro, su historial crediticio… se fue al traste. Ya no podía pedir un préstamo, ni siquiera una pequeña tarjeta de crédito. Era como si le hubieran puesto una marca, un estigma. Todo por la irresponsabilidad de otro. ¿Es justo? Pues no, no lo es, ¿verdad que no?

A veces pienso en todo esto y me pregunto… ¿cuánta gente ha pasado por lo mismo? Habrá miles, seguramente. Debo de decir que me parece una barbaridad. Un 70% de los fiadores que conozco han tenido problemas, es un porcentaje que me dejó helado cuando lo leí en un estudio de algún lado… pero la verdad, no recuerdo dónde. ¡Qué horror! Pero la cifra, aunque imprecisa en cuanto a la fuente, ilustra la realidad: el fiador se juega el pellejo, su tranquilidad, su futuro… por alguien en quien confía. Y ese alguien, a veces, te falla. Te falla con una frialdad que te deja helado.

Así que, ya sabes… firmar como fiador no es moco de pavo. Piénsatelo mucho, mucho mucho. Más que dos veces. Infinitas veces. Vale más la pena perder una amistad que perder tu casa, ¿no crees?