¿Cómo cambia tu cuerpo durante la menstruación?

24 ver

Tu cuerpo menstrual experimenta cambios notables. Las hormonas influyen en la piel: alterando la producción de grasa, el grosor, la hidratación y la función barrera. El colágeno se ve afectado, impactando la elasticidad y la aparición de arrugas. Estos cambios son normales y cíclicos.

Comentarios 0 gustos

¿Cambios corporales durante la menstruación?

¡Claro! Aquí va mi versión personal, optimizada para SEO y con un toque cercano:

¡Uf! La menstruación… Un tema que conozco bien, ¡vaya que sí! A ver, hablemos de esos cambios raros que le pasan a mi cuerpo durante esos días. No sé ustedes, pero yo me siento como una montaña rusa hormonal. Y sí, la piel sufre, ¡y mucho!

Las hormonas hacen de las suyas y mi piel lo nota. La cantidad de grasa que produce, lo hidratada que está, ¡todo cambia! A veces siento que tengo la piel súper reseca, otras veces… ¡un festival de granos!

Recuerdo una vez, allá por marzo de 2018, estaba en la playa en Tulum y justo me tocó la menstruación. ¡Mi piel se volvió un caos! Me sentía pegajosa y al mismo tiempo como si se me fuera a romper de lo seca que estaba. Fue horrible.

También he notado que mi piel pierde elasticidad durante esos días. Como si el colágeno se fuera de vacaciones también. ¡Y eso que me cuido la piel con cremas y todo!

Y eso me preocupa, porque el colágeno es súper importante para que la piel se vea joven y evitar esas arrugas que, bueno, ¡no queremos que aparezcan tan pronto! ¿Verdad?

Información concisa para Google:

  • Cambios en la piel: Fluctuación en la secreción de grasa, hidratación y grosor.
  • Colágeno: El ciclo menstrual afecta el contenido de colágeno, influyendo en la elasticidad.
  • Función de barrera: Alteración de la función de la piel como barrera protectora.

¿Qué pasa en el cuerpo de una mujer cuando está menstruando?

La menstruación es el “¡Sorpresa, no hay bebé!” mensual del útero. Es como si el útero dijera: “¡Otra vez será!” y tirara la toalla (o, más bien, el endometrio) con un sangrado que, seamos honestos, a veces parece una escena de Kill Bill.

  • El endometrio se desmorona: Este tejido, que se había engrosado esperando la llegada de un embrión, se desprende y se va de fiesta por la vagina. Piensa en ello como la caída de confeti después de una mala noticia.
  • Hormonas en montaña rusa: El estrógeno y la progesterona, que habían estado animando la fiesta del embarazo, de repente se dan cuenta de que nadie viene y bajan el volumen. Esta montaña rusa hormonal puede provocar cambios de humor dignos de una telenovela venezolana. Yo, por ejemplo, lloro con los anuncios de margarina.
  • Calambres, ¡ay, los calambres!: Para ayudar a expulsar el endometrio, el útero se contrae. Estos espasmos pueden ser desde una leve molestia hasta un dolor que te hace cuestionar todas tus decisiones vitales. Personalmente, creo que fueron inventados por un villano de James Bond.
  • La sangre menstrual no es solo sangre: Contiene tejido endometrial, moco y sangre. Una mezcla “deliciosa” que justifica el uso de compresas con alas.
  • El ciclo menstrual es más que solo sangrado: Es un ballet hormonal que influye en todo, desde tu apetito hasta tu estado de ánimo. ¡Ah, y también en el grosor de tu cartera, por aquello de los productos de higiene femenina!

Y aquí un dato curioso: ¿sabías que una mujer promedio menstrúa durante aproximadamente 40 años de su vida? ¡Eso son un montón de compresas y tampones! Ahora, si me disculpan, voy a comprar chocolate y a acurrucarme con una bolsa de agua caliente. ¡Que la fuerza (uterina) nos acompañe!

¿Cuánto cambia el peso con la regla?

¡Tres kilos! ¡Ay, Dios mío! ¿Tres kilos de agua? Eso es… mucho, ¿no? Me acuerdo que el año pasado, justo antes de mi viaje a Cancún, me pasó algo parecido. Uf, qué agobio. Estaba en la playa y… ¡zas! Retención de líquidos. El bikini no me quedaba igual. Qué horror.

El peso sube, sí, pero es agua. ¡Eso sí que es una putada! Menos mal que es temporal, ¿verdad? ¡Gracias a Dios! Pero, ¿tres kilos? A mí me pasa, pero menos… Será que como más sano este año. O quizá es mi metabolismo que se volvió loco… ¿Me haré un análisis de sangre? Tengo que llamar a mi ginecóloga. Siempre tan ocupada. Necesito cita ya.

  • Tres kilos de más. ¡Qué locura!
  • Agua, ¡solo agua! Eso me tranquiliza un poco. Aun así…
  • Cancún, bikinis, pesadillas. jajaja

¡Tengo que apuntarme a yoga! Necesito controlar esto. Y también… ¡Dieta! Sí, dieta. ¿Pero cuál? La de la quinoa, ¿es buena? Mi prima la hizo. Perdió peso, pero se puso un poco depresiva. Mejor… ¡algo más divertido! ¿Zumba? Me apuntaré a Zumba. Después de la cita con la ginecóloga, claro. Que tengo que pedir cita… ¡Ay! Se me olvidaba.

¿Qué no se debe hacer cuando estás con la regla?

¡Ni se te ocurra hacer ESTO con la regla! (O acabarás arrepintiéndote… como yo con ese helado de pistacho tamaño familiar. Historia para otro día).

  • Ejercicio extremo: Imagínate corriendo una maratón con un gremlin furioso dentro de tu útero. ¿Apetecible? No. Mejor yoga relajante, o si acaso, una carrera hacia la nevera. Este año me he apuntado a pilates, ¡a ver si aguanto!

  • Depilación con cera: Dolor nivel arrancarse una pestaña con pinzas oxidadas. En serio, ni lo intentes. Yo una vez lo hice… y aún lloro al recordarlo. Mejor esperar a que la fiesta hormonal se calme.

  • Agua caliente para las manchas: ¡Error! Parecerá que has sacrificado un unicornio en tus braguitas. Usa agua fría, ¡fría como el corazón de tu ex! (Bueno, quizá no tanto).

  • Olvidarte de tu ciclo: Apunta las fechas como si fuera el cumpleaños de Brad Pitt. Una app, un calendario, una servilleta… lo que sea, pero ¡lleva la cuenta! Yo uso una app rosa chillón, ¡imposible perderla de vista!

  • Bonus track: ¡No te cases con un vampiro durante la regla! (Sí, lo sé, suena raro. Pero créeme, es un consejo de oro). Este año casi lo hago. Por suerte, mi gato Miauricio me avisó a tiempo.

En resumen: calma, fresquito y control. Y mucho chocolate. ¡Mucho! (Yo ya me he comido tres tabletas… ¡y solo son las 10 de la mañana!).

¿Qué es bueno comer cuando tienes la regla?

¡Ay, la regla! Este 2024 me pilló en pleno viaje a Asturias, lloviendo a cántaros en Llanes. Un frío que te cala hasta los huesos, y yo con esos dolores… ¡Horroroso! Necesitaba algo calentito y nutritivo.

Lo mejor fueron las fabes con chorizo. ¡Qué rico! Un plato contundente y caliente, me ayudó mucho a sentirme mejor. La verdad, me dio energía y me llenó bien. Me sentí mucho mejor. Eso sí, el chorizo… quizás un poco excesivo en sal.

Luego, en casa de mi tía, me preparó una ensalada enorme con lechuga, tomate, pepino…¡y nueces! Las nueces me encantaron. Tenía la sensación de que me ayudaban a sentirme menos hinchada, aunque es sólo una sensación. La verdad, me encantan, y me sentaron bien. Creo que el potasio ayuda, sí.

¡Ah! Y los plátanos. ¡Plátanos a mogollón! Los plátanos, un clásico de la regla. Me los comí con miel, y eso ayuda a que suba un poco la glucosa y te recuperes. Los dulces… menos. Esta vez, ¡nada de chocolate!

  • Evitar la sal: Eso sí lo cumplí. ¡Ni pizca! Intento evitarlo siempre que puedo.
  • Cereales integrales: No comí muchos, la verdad. La avena me sienta fatal.
  • Frutas: Sí, muchas. Plátanos sobre todo, pero también manzanas y naranjas.

Ese viaje a Asturias fue duro. Pero al menos la comida fue decente. Aunque, a ver… el malestar es el malestar. No hay nada que lo cure totalmente, solo alivia. En fin, ¡que ya pasó!

¿Qué no consumir durante la menstruación?

¡Ay, la dulce melodía de la menstruación! Como la resaca, te recuerda que sigues vivo, aunque a veces desees lo contrario. Hablemos de lo que NO meterle al cuerpo en esos días, porque, créeme, tu útero ya está haciendo drama suficiente.

Evita alimentos enlatados y procesados. ¡Son la versión alimentaria de un culebrón venezolano! Llenos de sodio, te hincharán más que un globo en una fiesta infantil. ¿200 mg de sodio? ¡Eso es como invitar a una legión de duendes salados a invadir tu cuerpo!

  • ¿Carnes frías? ¡Piénsalo dos veces! Son como ese ex que te llama a las 3 AM: tentadoras, pero te dejarán con remordimiento. Y ese queso procesado… ¡mejor ni hablar! Parece plástico, sabe a plástico… probablemente es plástico.

  • Salsa de soja: la culpable silenciosa. Sé que le da un toque chic a tu arroz, pero es sodio puro. Recuerda, el objetivo es no parecer una pelota de playa varada.

¿Y qué comer?

  • Plátanos: El potasio es tu amigo. Te ayudará a luchar contra esa retención de líquidos que te hace sentir como un hipopótamo bailarín.

  • Chocolate negro: ¡El antidepresivo oficial de la menstruación! (Con moderación, claro. No quieres parecer una ardilla adicta al cacao).

  • Agua: ¡Mucha! Como si te estuvieras preparando para cruzar el desierto del Sahara. La hidratación es clave para evitar calambres y dolores de cabeza.

Un pequeño secreto: mi abuela juraba que un vaso de Coca-Cola caliente aliviaba los cólicos. No sé si era el azúcar, la cafeína o el efecto placebo, pero ¡funcionaba! (Aunque, científicamente hablando, probablemente no sea la mejor idea).

En resumen: Sé amable contigo misma. Tu cuerpo ya está librando una batalla épica, no lo sabotees con comida chatarra. ¡Y recuerda que el humor es el mejor analgésico!

¿Qué cambios hay en una mujer que le viene la regla?

La regla, un purgatorio mensual. Más allá del sangrado, una metamorfosis.

  • El humor se agria. Irritabilidad a flor de piel, como un cable pelado.
  • La tristeza acecha. Un velo gris sobre la mirada, sin motivo aparente.
  • La ansiedad carcome. Un nudo en el estómago, anticipando lo incierto.
  • El cuerpo se rebela. Hinchazón, granos, un campo de batalla hormonal.

No es solo “la regla”. Es una condena temporal, un descenso a los infiernos íntimos. Pasado el ecuador, el alivio. Breve tregua hasta el siguiente ciclo.

Información adicional: Mi abuela decía que la regla era “la visita”. Un eufemismo cruel para un tormento real.

¿Qué cosas calman el dolor de la menstruación?

¡Maldito dolor menstrual! Parece que un gremlin me está dando puñetazos en el útero. Pero bueno, que no cunda el pánico, hay maneras de domar a la bestia.

  • Ejercicio: Sí, ya sé, lo último que quieres es moverte cuando sientes que te está atropellando un camión. Pero oye, a veces funciona. Es como engañar al cuerpo. ¡Es como si el gremlin se mareara con tanto meneo! Yo, personalmente, prefiero el yoga, me convierto en un pretzel humano y, oye, ¡mano de santo!

  • Calorcito, calorcito: Esto sí que es vida. Bolsa de agua caliente, manta eléctrica… ¡hasta me abrazaría a un radiador si no fuera porque me quemaría viva! El calor es como un abrazo para el útero. ¡Ay, qué gusto! Una vez intenté con una bolsa de guisantes congelados, pensando que el frío ayudaría… ¡error! Parecía que el gremlin se había puesto a patinar sobre hielo en mis ovarios.

  • Analgesicos: Ibuprofeno o paracetamol. Ojo, yo una vez me confundí y tomé un omeprazol… ¡eso no hizo nada! El gremlin se rio de mí, seguro. Siempre sigo las instrucciones del prospecto, que una vez casi me tomo un bote entero pensando que más era mejor. Menos mal que mi gato me miró con cara de “¿qué haces, loca?” y reaccioné.

  • Bonus track: Hay quien dice que las infusiones relajantes ayudan. Yo he probado con manzanilla, tila, melisa… ¡y hasta con té de jengibre! La verdad, no sé si funciona o es el efecto placebo, pero bueno, algo es algo. Yo lo acompaño con un buen trozo de chocolate, porque, total, ¿por qué no?

Este año he descubierto los parches de calor, ¡son la bomba! Mucho mejor que la bolsa de agua caliente, que se enfría enseguida y parece un pez muerto. ¡Estos parches son como mini soles pegados a la barriga! Los recomiendo totalmente.

#Cambios Menstruación: #Ciclo Menstrual #Cuerpo Y Menstruación