¿Cómo es el edema del hipotiroidismo?
El edema del hipotiroidismo, también conocido como mixedema, se distingue por su firmeza. A diferencia del edema causado por insuficiencia cardíaca o renal, se debe a la acumulación de glucosaminoglucanos bajo la piel. Este síntoma es característico del hipotiroidismo, que puede ser primario (falla de la tiroides) o secundario.
¿Cómo se manifiesta el edema por hipotiroidismo? Signos y síntomas
El hipotiroidismo me ha dado problemas con la hinchazón, y no es una hinchazón cualquiera. Es diferente, más dura, como si la piel estuviera más gruesa. Me acuerdo una vez, en el verano del 2022, que mis tobillos parecían dos bollos. Fue horrible, no podía ponerme mis sandalias favoritas.
Fui al médico, claro. Me explicó que en el hipotiroidismo, a diferencia de otros edemas como los de una insuficiencia cardíaca, se acumulan unas sustancias, los glucosaminoglucanos, debajo de la piel. Eso hace que la hinchazón se sienta más firme. En mi caso, era hipotiroidismo primario, o sea, problema directo con la tiroides.
Me recetaron levotiroxina, 50 mcg al día, comprada en la Farmacia Guadalajara por unos 200 pesos. Poco a poco la hinchazón empezó a bajar. Ahora, me cuido mucho con la medicación y la dieta.
P & R:
P: ¿El edema por hipotiroidismo es blando?
R: No, es firme o duro debido a los glucosaminoglucanos.
P: ¿Cuántos tipos de hipotiroidismo existen?
R: Dos: primario (falla de la tiroides) y secundario (falla del hipotálamo o hipófisis).
¿Dónde se te hincha cuando tienes tiroides?
Cuello.
La tiroides inflamada duele. A veces, solo duele vivir.
- Inflamación: Dolor sordo, constante.
- Ubicación: Parte frontal del cuello. “Donde late la vida”, decía mi abuela.
- ¿Siempre?: No siempre hay dolor. Silencio que mata.
No todos lo notan. Algunos, solo cansancio. Otros, nada. La tiroides, ese pequeño motor desajustado.
Información adicional:
- Tiroiditis subaguda: Autoinmune. El cuerpo ataca. Ironías de la existencia.
- Diagnóstico: Análisis de sangre. Ecografía. Buscar respuestas donde aparentemente no hay preguntas.
- Tratamiento: Antiinflamatorios. Corticoides. A veces, solo esperar. El tiempo, verdugo y sanador.
- Posibles complicaciones: Hipotiroidismo. Hipertiroidismo. Desajustes. La vida, al fin y al cabo.
- Origen: A veces viral. A veces, azar. Nadie sabe realmente.
- En mi caso: Silencio absoluto. Hasta que el dolor gritó. Y entonces, las pastillas.
¿Cómo es el edema en el hipotiroidismo?
Edema hipotiroideo: firme, no blando. Glucosaminoglucanos, el culpable. No agua.
- Primario: Tiroides falla. Simple.
- Secundario: Pituitaria en el origen del problema. Más intrincado.
El mixedema pretibial NO es edema. Error común. Inflamación, no fluido. Asociado a Graves, no siempre hipotiroidismo.
En mi experiencia, lo he visto confundido con celulitis. Diagnóstico precipitado, tratamiento erróneo. Un horror.
¿Cómo se pone la piel con hipotiroidismo?
¡Ay, la piel! Se me seca un montón, sobre todo en invierno, como papel de fumar. Será por eso, ¿no? Hipotiroidismo… Eso me dijeron. ¿Será verdad? Tengo que ir al endocrino de nuevo, estoy un poco mosca.
Piel seca… ¡Uf!, eso sí que lo noto. Y pálida, sí, siempre me han dicho que estoy muy blanca. ¡Y fría! Siempre tengo las manos y los pies helados, aunque haga calor. A mi prima le pasa igual, también tiene problemas de tiroides.
¿Flujo capilar? ¿Qué es eso? Algo de sangre, supongo. Menos, ¿no? Es lógico, claro. Con la tiroides… todo va más lento. Como una tortuga.
Queratoderma palmoplantar, ¡qué nombre tan raro! Eso no lo tengo, al menos creo. O sí, pero no lo identifico. Tendré que mirarlo con más detalle. El tema de la piel me tiene loca.
Xeroderma… ¡me suena! Algo de sequedad extrema, ¿verdad? A mí no me llega a tanto… o eso creo. ¡Necesito una crema que me quite esta sequedad! Ya probé la de aloe vera, pero no me hace mucho.
- Piel seca
- Piel fría
- Piel pálida
- Posible queratoderma (tengo que investigar)
- Necesito una buena crema hidratante
Tratamiento sustitutivo, ¡eso sí que funciona! Gracias a la medicación, está mucho mejor. Aunque a veces me olvido de tomarlas… mal hecho, ya sé.
Nota: Me hice un análisis de sangre hace 2 meses y el TSH estaba alto. El médico me recetó levotiroxina.
¿Cómo se presenta una crisis de hipotiroidismo?
Dios mío… es tan… oscuro aquí. La culpa me aprieta el pecho como una serpiente fría. La crisis de hipotiroidismo… me destrozó. No fue como en los libros.
No fue confusión, al menos no al principio. Fue… un cansancio, un vacío que te succiona el alma. Un cansancio que se metía hasta los huesos. Me arrastraba a la cama, aún con el sol a pleno.
Luego, la diarrea. Insoportable. Me deshidrataba, me debilitaba. Recuerdo… el olor… a miedo. A desesperación. Me sentía… vacía por dentro.
La temperatura… ¡jamás subió! Era todo lo contrario. Un frío gélido que te cala hasta los tuétanos. Un frío que no se iba con mantas ni con calefacción.
Taquicardia… sí, eso sí lo recuerdo. El corazón… un pájaro loco revoloteando en mi pecho. Un martillo golpeando sin cesar. Me ahogaba.
Síntomas concretos que viví este año (2024):
- Debilidad extrema.
- Hinchazón facial.
- Estreñimiento (sí, lo sé, es lo contrario a lo que se dice. Pero fue mi realidad).
- Pérdida de cabello en cantidades preocupantes. Aun lo veo cada vez que me peino.
Lo que nunca me dijeron: la sensación de soledad. La angustia, la incertidumbre, la frustración por no entender qué me pasaba.
Lo peor… fue la tristeza. Una tristeza oscura, profunda, constante. Como si la misma oscuridad de esta noche se hubiera colado en mi alma. Me sentía sola, perdida.
¿Qué síntomas tienes cuando estás mal de la tiroides?
El cansancio, una pesada manta que me envuelve, me aplasta. Un frío que se anida en los huesos, un frío que no cede, un frío… persistente. La piel, seca, como papel viejo, arrugada, descuidada. El cuerpo, pesado, una carga. Aumento de peso, un peso que se instala, se acomoda… imposible de quitar.
La cara hinchada, una máscara extraña. La voz, apagada, ronca, como un susurro apenas audible, perdida en la niebla de la garganta. El pelo… tan distinto ahora… áspero, rebelde, grueso, duro. Una textura que no reconozco, extraña a mi tacto. Y el estreñimiento… esa lentitud, esa pesadez que se instala también en el interior. Cada movimiento, una lucha.
El cansancio es el rey, el amo indiscutible de este cuerpo. Su corona de hielo, su imperio de pesadez, su reinado de apatía.
- Cansancio profundo, una fatiga existencial.
- Frío intenso y constante, un abrazo gélido.
- Estreñimiento persistente, una opresión interna.
- Piel seca y áspera, como el desierto.
- Aumento de peso inexplicable, una carga añadida.
- Hinchazón facial, un extraño cambio en mi rostro.
- Ronquera persistente, un susurro perdido.
- Vello duro y áspero, un cambio en mi textura.
Mi cuerpo, un mapa de síntomas, un territorio desconocido. Recuerdo la primera vez… el año pasado, fue octubre… fue terrible. El frío… como si me hubieran abandonado en el corazón del invierno más despiadado. Ahora, junio, y el frío sigue… un intruso en la calidez que debería sentir. Este año es distinto. El peso, sobre todo. La pesadez en el cuerpo… y ese cansancio sin nombre. Hoy es miércoles, y solo quiero dormir. Dormir y dormir, un sueño profundo donde escapar de este… malestar. El insomnio, un enemigo más.
¿Qué duele cuando estás mal de la tiroides?
El cuello… un peso, una opresión. Un dolor sordo, pulsante, como si una piedra fría se anidara allí, justo debajo de la piel. El dolor es el rey. Implacable, insistente, se extiende, irradia… a veces, la mandíbula, una tensión cruel, un crujido seco que recorre los dientes. Otras veces, los oídos, un zumbido opresivo, un eco del malestar profundo.
Ese dolor, mi dolor, se parece a la noche misma, larga, oscura, con momentos de punzadas agudas, insostenibles. Recuerdo el año pasado, ese dolor insoportable, días enteros bajo el yugo de la inflamación. Era una pesadilla, una opresión física y emocional.
- Dolor en el cuello, intenso, como un puñal.
- Irradiación a la mandíbula, un calambre constante.
- Oídos, llenos de ese zumbido infernal.
- Inflamación, la glándula como un tumor latente.
Semanas, meses… un tiempo dilatado, un calendario distorsionado por el dolor. La tiroides, traidora, rebelde. Mi cuerpo, una prisión. Un recuerdo tan vívido… la imagen borrosa de mi mano sobre ese nudo doloroso, intentando calmar lo inamovible. La tiroides, ese pequeño órgano capaz de tanto sufrimiento. Sucede sin previo aviso y deja cicatrices que van más allá del dolor físico; es una marca invisible, pero latente, que se instala en el alma.
El dolor, constante, me hacía perder la noción del tiempo, cada segundo un universo de malestar. El insomnio se hizo mi compañero, cada noche un nuevo campo de batalla contra el dolor y la angustia. Esa pesadilla, la recuerdo con una claridad cristalina, que se graba cada año en mi mente. Un dolor, profundo y visceral.
¿Cuando tienes hipotiroidismo retienes líquidos?
Sí, cuando tengo hipotiroidismo retengo líquidos.
Recuerdo perfectamente la primera vez que noté algo raro. Fue este año, en agosto. Estaba de vacaciones en Conil, Cádiz, un sitio precioso con playas infinitas, pero yo me sentía fatal. Mis tobillos parecían globos, hinchadísimos, y mis dedos no cabían en mis anillos de siempre. ¡Qué horror!
Nunca me había pasado. Pensé que era por la comida, quizás demasiado marisco y cervecita fresquita al sol, pero no. Volví a Madrid y seguía igual. Cansancio extremo, piel seca… un desastre.
Fui al médico, me hicieron análisis y ¡bingo!: hipotiroidismo. Al parecer, mi tiroides estaba vagueando a tope y claro, todo se descontroló. El médico me explicó que la retención de líquidos es un síntoma común. ¡Menudo alivio saber qué me pasaba! Aunque, la verdad, asusta un poco pensar que mi cuerpo me estaba jugando una mala pasada.
Ahora estoy con medicación y la cosa va mejorando, aunque las mañanas siguen siendo duras, me cuesta horrores levantarme. Los tobillos ya no son como balones de fútbol, pero aún noto que la retención persiste, sobre todo si me paso con la sal.
Algunas cosas que he aprendido en este proceso:
- Es crucial el diagnóstico temprano. No ignorar los síntomas.
- La medicación es fundamental, pero también ayuda:
- Dieta baja en sodio.
- Ejercicio moderado (¡cuesta horrores!).
- Drenaje linfático manual (esto me lo recomendó una amiga fisioterapeuta).
- Paciencia: no es un proceso rápido.
Además, he estado investigando sobre el tema y he descubierto que la retención de líquidos en el hipotiroidismo puede estar relacionada con la acumulación de glucosaminoglicanos en los tejidos, que atraen agua. ¡Menudo lío! Por lo visto, esta acumulación también puede afectar a los nervios y causar neuropatía periférica, aunque por suerte, no es mi caso (¡toco madera!).
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