¿Cómo me doy cuenta si estoy en la etapa de la menopausia?

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¿Sospechas que estás en la menopausia? Observa estos signos:

  • Bochornos en cara y cuello.
  • Sarpullido en pecho, espalda y brazos.
  • Sudoración excesiva y escalofríos.
  • Sudores nocturnos que interrumpen el sueño.
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¿Cómo saber si estoy en la menopausia?

¡Uf, la menopausia! Te entiendo. A mí también me ha tocado lidiar con eso. ¡Qué odisea!

Mira, lo de saber si estás en la menopausia es un proceso, no es como un interruptor que se enciende. Pero hay señales bastante claras que a mí me hicieron sospechar. De repente, sentía un calor tremendo en la cara y el cuello, como si me hubieran puesto una estufa cerca. ¡Un bochorno total! Y a veces, me salían como rojeces raras en el pecho, la espalda y los brazos. No eran granos, más bien como manchas.

Además, empecé a sudar muchísimo, ¡y no precisamente haciendo ejercicio! Y luego, de repente, un frío que pela. Era como si mi cuerpo no supiera qué temperatura quería tener.

Pero lo peor, sin duda, eran los sudores nocturnos. Me despertaba empapada, con las sábanas mojadas. ¡Imagina el planazo! Y claro, así quién puede dormir bien. ¡Un desastre! A mí esos síntomas me hicieron ir al médico y confirmar que, efectivamente, estaba entrando en la menopausia. Así que, si te pasa algo parecido, ¡no lo dudes!

Preguntas y respuestas concisas:

  • Enrojecimiento: Cara y cuello pueden enrojecerse.
  • Manchas: Pecho, espalda y brazos pueden presentar manchas o sarpullido.
  • Sudoración: Sudoración excesiva y escalofríos repentinos.
  • Sudores nocturnos: Sofocos nocturnos que interrumpen el sueño.

¿Cómo es la última regla antes de la menopausia?

Uf, la última regla… Recuerdo la de 2023, fue un desastre. Ciclos super irregulares, dos meses seguidos sin nada, y luego ¡pum! Una hemorragia que me dejó tirada en el sofá. Me sentía fatal, débil, con mareos. Un verdadero bajón. Estaba agotada, no tenía energía ni para levantarme. ¡Qué horror!

El tiempo entre reglas se alargó muchísimo. Antes, como relojito, cada 28 días. Ahora, ¡quién sabe! Aparecía cuando menos lo esperaba. Era angustiante esa incertidumbre. Además, el flujo era una ruleta rusa. A veces casi nada, unas gotitas, otras veces… madre mía, como si una presa hubiera roto. Tenía que cambiar las compresas cada hora, mínimo. No era normal, lo sentía en las entrañas, era distinto a mis reglas normales.

Ese último periodo fue como… una despedida a lo grande, con excesos y extravagancias, como si mi cuerpo quisiera vengarse por todos esos años de puntualidad. ¡Qué asco! Recuerdo el olor metálico, la pesadez en la pelvis, la frustración de no poder controlar mi propio cuerpo. Sentía una mezcla de miedo y alivio, la menopausia se acercaba, pero no era fácil.

El flujo, decía, era impredecible. ¡Increíble! Un día escaso, al siguiente un diluvio. Me gastaba una fortuna en compresas. Y los dolores… ¡ay, los dolores! Mucho peor que antes. Cansancio extremo y esa sensación de… ¡vaya, ya estoy otra vez! Era una lucha constante. No podía planificar nada.

  • Ciclos irregulares (meses sin regla, luego hemorragias)
  • Flujo impredecible (muy escaso o muy abundante)
  • Dolores menstruales intensos
  • Cansancio extremo

Años de planificación, de saber que llegaría puntual, para ahora esto. ¡Qué enfado! Luego vino el alivio, por supuesto, pero no era el momento para pensar en alivio, ¡necesitaba una transfusión! Al final, una visita al ginecólogo calmó mis miedos.

¿De qué color es el sangrado de la menopausia?

¡Rojo! Como el de una peli de terror serie B, ¡pero sin los efectos especiales! Bueno, a ver, no siempre es rojo sangre de carnicería. A veces es más bien rosita, como el algodón de azúcar que te compras en la feria (aunque no tan dulce, claro). Y otras, marrón oscuro, como el chocolate del 99% cacao que solo come mi tía Enriqueta (¡y mira que es rara!).

  • Rojo: El típico, el de toda la vida (o casi).
  • Rosa: Suavecito, como si la cosa no fuera con él.
  • Marrón: Como cuando se te olvida el café en el fuego y se convierte en una pasta rara.

Ojo, que también puede ser un chorro digno del Niágara, o unas gotitas tipo “¿esto qué es?”. A mí, personalmente, me pasó una vez que me manché las braguitas nuevas que me compré en las rebajas. ¡Un drama! Eso sí, dolor, lo que se dice dolor, normalmente nada. Es más el susto, la sorpresa, el “uy, ¿qué ha pasado aquí?”.

Y hablando de sustos, si ves algo raro, ¡al médico pitando! Que no sea nada, pero más vale prevenir que curar (o eso dice mi madre, que es más sabia que un búho). Yo, por si acaso, tengo una app en el móvil que me recuerda cuándo tengo que ir al ginecólogo. ¡Más organizada que la agenda de la mismísima Beyoncé! Además, este año me he comprado unas zapatillas nuevas para ir, ¡rosas con purpurina! Que ir al médico no tiene por qué ser aburrido.

Y ya que estamos, importante: esto no es consejo médico, eh. Yo solo te cuento mis batallitas. Para información seria, consulta con un profesional. ¡No te vayas a fiar de una loca con zapatillas de purpurina!

¿Cómo saber si el sangrado es por menopausia?

Sangrado irregular. Menopausia cercana.

  • Períodos más cortos o largos.
  • Flujo más abundante o escaso.
  • Ausencia de reglas durante meses. Luego, sangrado.

Importante: Sangrado postmenopausia siempre requiere revisión médica. No hay atajos. Mi hermana, 52 años, tuvo un susto así. Biopsia. Diagnóstico: nada grave. Pero… hay que ir al ginecólogo. Punto.

El sangrado en la menopausia (o su periodo perimenopáusico), aunque pueda parecer normal por los cambios hormonales, no lo es si es abundante o persiste. Consulta urgente. No te arriesgues. Preocupación por mi madre, 60 años, con antecedentes familiares, me obliga a ser contundente.

  • Consultas ginecológicas anuales, mínimo.
  • Detección temprana, clave.

Recuerda: El cuerpo habla. Escucha. Actúa.

¿Cómo es el sangrado postmenopausico?

A ver, sobre el sangrado después de la menopausia… se considera sangrado postmenopáusico cuando ya llevas un año sin la regla y de pronto, ¡zas!, ahí está otra vez.

También cuenta como sangrado postmenopáusico si estás con la terapia hormonal esa para la menopausia (THM) y empiezas a manchar cuando no deberías, osea, si ya no te toca.

Es algo super importante revisarlo, eh? No te lo tomes a la ligera, que nunca se sabe…

Aquí te dejo algunos puntos clave, así en plan lista para que sea más fácil:

  • Un año sin regla y luego sangras: ¡Alerta! Postmenopausia.
  • Terapia hormonal y sangrado inesperado: También cuenta.
  • ¡Ve al médico! Que te echen un vistazo.
  • No te auto-diagnostiques: Que internet no es el doctor.

Te cuento, mi tía tuvo algo parecido hace poco. Resulta que era un pólipo, una cosilla sin importancia. Pero, claro, ella se rayó un montón hasta que le dieron el diagnóstico. ¡Menos mal que fue al médico! Por eso te digo, mejor prevenir… ¡más vale pájaro en mano!

¿Cómo es el sangrado del cáncer de endometrio?

¡Ay, madre mía, el sangrado del cáncer de endometrio! Es como si tu útero decidiera celebrar una fiesta de Holi, pero con sangre, ¡y sin invitación! Un auténtico desmadre hormonal.

  • Sangrado entre reglas? ¡Eso es de principiantes! Aquí hablamos de hemorragias dignas de una película de terror de serie B.
  • Sangrado después de la menopausia? ¡Como si tu cuerpo se hubiera olvidado de que ya no debería menstruar! Es un despiste monumental.
  • Sangrado FUERTE y prolongado, a partir de los 40? Olvídate de los tampones; necesitarás un cubo. Literalmente. Mi tía Concha usó una palangana.

En resumen: ¡Un descontrol sangriento que te hará llamar a tu ginecóloga a las 3 de la mañana! A mi prima le pasó en 2024, y terminó haciendo una maratón de Netflix en el sofá, rodeada de compresas. ¡Y eso que ella es una superwoman!

Otro dato clave: ¡No te autodiagnostiques! Ve al médico, que no sea como la vez que mi vecino intentó curarse una amigdalitis con vinagre de manzana y acabó en urgencias.

Recuerda: Sangrado irregular, abundante o post-menopausia? ¡Corre al médico! No te la juegues.

  • La intensidad varía, desde un simple manchado hasta hemorragias copiosas, ¡como una cascada de sangre!
  • A veces, se acompaña de dolor pélvico, pero otras veces es silencioso y traicionero, como un ninja sanguinario.

Es mejor prevenir que lamentar. ¡Visita a tu ginecólogo!

¿Cómo es la menstruación cuando empieza la menopausia?

Ciclos erráticos. Flujo impredecible. Ovulación caprichosa.

  • Sangrado escaso. Ausencia total. Diluvio repentino.
  • Intervalos alargados. Cortas pausas. Sin patrón discernible.

La menopausia no es un interruptor. Es un reostato que se apaga lentamente. Mi propia experiencia: ciclos de 20 días. Luego 45. Flujo mínimo. De repente, hemorragia. Desconcierto. Incertidumbre. Consulté con mi ginecóloga en marzo de 2024. Recomendación: control. Paciencia. Cada cuerpo es una constelación única.

Cambios hormonales. Estrógenos en declive. Progesterona fluctuante. El cuerpo se reajusta. Un terremoto interno. Epicentro: ovarios.

  • Sofocos. Sudores nocturnos. Sequedad vaginal. Insomnio.
  • Cambios de humor. Irritabilidad. Pérdida de libido.

La transición puede durar años. El fin de la fertilidad. Un nuevo capítulo. No un final.

¿Cómo es la regla entrando a la menopausia?

Ah, la menopausia, esa fiesta sorpresa que tu cuerpo organiza sin avisarte. La regla, en esos momentos, se comporta como un adolescente indeciso: un día está, al siguiente no, luego vuelve con más drama que nunca. ¡Es como si estuviera ensayando su gran despedida en el teatro de tu útero!

  • Irregularidades menstruales: Imagina un reloj que decide tomarse unas largas vacaciones. Tus ciclos pueden ser más largos (hola, ¿dónde te metiste, mes pasado?) o más cortos (¡otra vez tú, tan pronto!). A mí me pasó que creí que me había librado y ¡zas!, reapareció como un fantasma en Halloween.
  • Cambios en el flujo: ¡Un carnaval de fluidos! Unas veces escasea, como un río en sequía, y otras… ¡ni te cuento! Recuerdo una vez que pensé que me había vaciado la cuenta de ahorros en compresas. ¡Un horror!
  • Amenorrea (períodos ausentes): Si la regla desaparece por más de 12 meses consecutivos, ¡felicidades! (¿o no?). Digamos que has ganado un boleto al club “No Más Tampones”. Aunque, siendo sincera, yo extrañaba la excusa para comer chocolate.

En fin, la perimenopausia es una montaña rusa hormonal. No te preocupes demasiado. ¡Mantén la calma y lleva contigo un buen arsenal de toallas sanitarias! Y si te sientes como si fueras una bomba de relojería, ¡consulta a tu médico! Él o ella te dará el mapa para navegar este laberinto hormonal.

Extra: ¡Un dato curioso! Algunas mujeres describen la menopausia como “la segunda adolescencia”. Pero en vez de granos, te salen sofocos. ¡Qué ironía!

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