¿Cómo puedo resistir las ganas de fumar?

0 ver

¡Ay, amigo, qué difícil es eso! A mí lo que me ha funcionado es distraerme. Cuando me entran esas ganas horribles, salgo a caminar rapidito o me pongo a hacer algo con las manos. ¡Funciona un montón! Y lo de masticar chicle también ayuda, ¡en serio! No te rindas, ¡tú puedes! Cada minuto que aguantas es una victoria.

Comentarios 0 gustos

¿Cómo puedo resistir las ganas de fumar? Uf… ¿Cómo, no? Si lo supiera… Es que es una lucha, ¿verdad? Una lucha diaria, a veces a cada minuto. Yo, por ejemplo, recuerdo una vez que estaba en una reunión super importante, estresadísima, y lo único que podía pensar era en salir corriendo a encender un cigarro. Me sudaban las manos, me dolía la cabeza… ¿Te ha pasado? Horrible.

Lo que a mí, personalmente, me ha ayudado un poco –y digo un poco porque esto es una batalla constante– es tener algo en las manos. Algo que me distraiga. Un boli que pueda girar, una goma de borrar para estrujar… Una vez, incluso, desarmé un bolígrafo entero y lo volví a armar, pieza por pieza, ¡de los nervios! Parece una tontería, ¿no? Pero en ese momento me salvó la vida.

También lo del chicle, sí. Mucho chicle. De menta, de fresa, del que sea. Masticar, masticar, masticar… como si no hubiera un mañana. Es como… no sé… como engañar al cuerpo, ¿sabes? Le das algo que hacer a la boca, y por un ratito se olvida del cigarro.

Y caminar. Caminar ayuda mucho. A mí me gusta caminar rápido, casi correr, como si estuviera escapando de algo… Que en realidad, sí, estoy escapando del maldito cigarro. Es como dejar atrás la ansiedad con cada paso.

Dicen por ahí, no sé dónde lo leí, que las ganas fuertes solo duran unos minutos. No recuerdo la cifra exacta, ¿eran cinco? ¿Diez? Da igual. Lo importante es que pasan. Como una ola. Sube, te golpea, y luego baja. Solo tienes que aguantar el golpe. Y créeme, cada vez que lo consigues, te sientes… ¡buah! No te lo puedo explicar. Es una pequeña victoria, pero una victoria al fin y al cabo. Así que ánimo, ¿vale? No estás solo en esto. Yo también estoy luchando. Y sé que tú también puedes. Un minuto a la vez. Eso es lo que importa.