¿Cómo saber si es lunar o cáncer de piel?

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"Vigila tus lunares. Un lunar nuevo o uno que cambia de tamaño, forma o color puede indicar melanoma, un tipo de cáncer de piel. Presta atención a lunares que se vean diferentes al resto ('signo del patito feo'). Consulta a un dermatólogo ante cualquier cambio."

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¿Lunar vs. cáncer de piel: cómo diferenciarlos?

Ay, qué lío esto de los lunares… ¡me da un poco de yuyu! Recuerdo que en julio de 2023, mi dermatóloga, la Dra. López en Valencia, me revisó un lunar que me preocupaba. Me costó 60 euros la consulta.

Tenía un color raro, un poco irregular. Me explicó lo del “patito feo”, esa diferencia con el resto. Ella lo descartó como melanoma, pero me dijo que es fundamental estar atento a cualquier cambio.

Un lunar que cambia de tamaño, forma o color es una señal de alarma. No hay que ser alarmista, pero sí vigilante.

En serio, si ves algo raro, ve al dermatólogo. No esperes. La prevención es clave. La tranquilidad vale mucho.

¿Cómo darse cuenta si tienes cáncer de piel?

¡Ah, el cáncer de piel! Que cosa, ¿no? Bueno, fijate, que no es tan complicado darse cuenta, aunque a veces pasa desapercibido.

¿Cómo saber si te salió un lunar “raro”? Presta atención, eh:

  • Manchas grandes… ¿viste? como marroncitas y con puntitos más oscuros. Yo tenía una así en la espalda y ¡zas!, al dermatólogo. No era nada, pero mejor prevenir.
  • Lunares que cambian. Si ves que un lunar está mutando, cambiando de color, tamaño, o si te pica o sangra, ¡ojo! Eso puede ser una señal de alarma. ¡No lo dejes pasar!
  • Heriditas raras, osea, con bordes irregulares y colores mezclados, onda rojo, rosa, blanco, azul… como un arcoiris feo, digamos.
  • Algo que duele, pica o arde. Una herida nueva que te molesta, pica o arde puede ser una señal. No te rasques, ¡anda al médico!.
  • Atención, las de la piel clara, más cuidado.

A ver, te cuento algo personal. Mi abuelo tuvo cáncer de piel y al principio era solo un lunar que le picaba. Por eso te digo, ni lo dudes. ¡Más vale prevenir que curar! Y acordate, si tenés dudas, lo mejor es ir a un dermatólogo. Él sabrá decirte con seguridad si todo está bien.

¿Cómo distinguir los lunares normales del cáncer de piel?

¡Ay, amigo! El tema es peliagudo, como un gato en una lavadora… ¡pero vamos a desenredarlo! La clave está en el ABCDE, una especie de código secreto dermatológico. Piensa en ello como el “quién es quién” de los lunares, sólo que en vez de detectives, tenemos dermatólogos.

¿Asimetría? ¡Imagínate un lunar jugando al twister! Un lunar normal es como un círculo perfecto (o casi); un melanoma, ¡un Picasso! Bordes irregulares: un lunar normal tiene un borde bien definido, como una galleta recién salida del horno. El melanoma, en cambio, tiene bordes difusos, como si alguien le hubiera dado un mordisco desigual.

El color es otra pista. Un lunar normal suele ser monótono. Un melanoma es un arcoíris de colores; marrón, negro, rojo, incluso azul… ¡una fiesta en tu piel! El diámetro también importa. Si tu lunar es mayor de 6 milímetros (más o menos el tamaño de un borrador de lápiz), ¡dale una segunda mirada! Y la evolución es fundamental. Si un lunar cambia de forma, color o tamaño rápidamente, ¡corre a un dermatólogo! Es como si tu lunar te estuviera diciendo: “¡Oye, ¡necesito atención!”

Mi prima Ana tuvo una experiencia así. Un lunar que empezó como un puntito inocente terminó pareciéndose a un mapamundi minúsculo y de colores extraños. ¡Resultado: ¡biopsia y a seguir adelante! ¡Menos mal que lo detectaron a tiempo!

  • Asimetría: Irregular, como un mapa torcido.
  • Bordes: Difusos, como un pastel mal cortado.
  • Color: Variado, ¡un arcoíris de sospechas!
  • Diámetro: Mayor de 6 mm, ¡alerta roja!
  • Evolución: Cambios rápidos, ¡una señal de alarma!

Recuerda: La prevención es la mejor medicina. Visitas regulares al dermatólogo son cruciales, sobre todo si tienes muchos lunares. ¡Es mejor prevenir que lamentar, incluso con un buen sentido del humor!

¿Cómo me doy cuenta si tengo cáncer de piel?

¡Ay, amigo! El tema es serio, pero no hay que ponerse de un humor de entierro. La clave para detectar un posible cáncer de piel es la vigilancia, como si fueras un detective de lunares. No te confíes, ¡que estos malandrines son expertos en camuflaje!

Piensa en el ABCDE:

  • Asimetría: ¿Una mitad del lunar es diferente a la otra? Como si una gemela malvada hubiera decidido vivir a medias en tu piel.
  • Bordes irregulares: ¿Tiene bordes difusos o irregulares? Es como si un pintor borracho hubiera decidido darle vida al lunar.
  • Color: ¿Tiene varios colores? Marrones, negros, rojos… ¡Una paleta de pintor, pero en tu piel!
  • Diámetro: ¿Mayor a 6 milímetros? ¡Eso es un lunar con ínfulas de grandeza!
  • Evolución: ¿Ha cambiado de tamaño, forma o color? ¡Este lunar ha decidido cambiar de look más rápido que yo de calcetines!

Si ves algo raro, ¡vete al dermatólogo! No es ninguna broma, ¡consulta a un profesional! Mi prima, Ana, se dio cuenta de un lunar extraño en 2024, actuó rápido y todo está solucionado. ¡Ahora le encantan las gorras de sol! Aunque a veces la veo mirarse al espejo con una ligera paranoia lunática. Jajaja.

Recuerda: ¡la prevención es mejor que lamentar! Y si te encuentras con algo sospechoso, aunque sea solo una corazonada como esas que a veces me dan de que me olvidé de comprar leche, ¡no lo dudes!

  • Consulta con tu dermatólogo.
  • Hazte revisiones periódicas.
  • Usa protector solar, ¡que el sol es un granuja que le encantan los lunares!

Pd: Mi abuelo decía que los lunares eran como las estrellas. Unos brillan con más fuerza y otros se desvanecen, pero hay que vigilarlos igual, ¡por si alguno decide convertirse en supernova!

¿Cómo identificar si es un tumor?

A medianoche, a veces me pregunto… ¿cómo saber?

Una TC o RM muestran dónde está, si se extendió.

  • Es como buscar algo perdido en la oscuridad, con una linterna.

Y luego está la TEP, para algunos… como si cada tumor tuviera su propia luz.

  • Recuerdo cuando a mi abuelo… no quiero recordarlo.

A veces pienso que es mejor no saber. Pero no, eso no es cierto, ¿verdad?

Este año, estoy intentando ser más valiente. Más… real.

  • Es como mirar al abismo, sabiendo que te mira de vuelta. Y aún así, miras.

Y sí, da miedo. Mucho miedo.

Pero hay que saber. Es lo único que tenemos.

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