¿Cómo saber si un lunar es dañino?

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Un lunar inofensivo se mantiene estable en tamaño, color y forma. Si notas un crecimiento rápido, cambio de coloración, forma irregular, sangrado o picazón, podría ser un signo de malignidad y debes consultar a un dermatólogo.
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¿Ese lunar es amigo o enemigo? Aprende a identificar señales de alerta

Los lunares, esas pequeñas manchas en nuestra piel, son compañeros habituales a lo largo de nuestra vida. La mayoría son inofensivos, como viejas amistades que nos acompañan sin causar problemas. Sin embargo, al igual que en cualquier relación, estar atentos a las señales de cambio es fundamental.

Un lunar inofensivo es como un amigo confiable: estable, predecible y familiar. Permanece constante en tamaño, color y forma a lo largo del tiempo.

Pero, ¿qué sucede cuando esa amistad cambia? ¿Cuándo un lunar deja de ser un compañero inofensivo y se convierte en una señal de alerta?

Presta atención a estas señales que pueden indicar un problema:

  • Crecimiento acelerado: Si un lunar aumenta de tamaño rápidamente, en cuestión de semanas o meses, es fundamental consultar a un dermatólogo.
  • Cambios de coloración: Un lunar que cambia de color, volviéndose más oscuro, con diferentes tonalidades o perdiendo su pigmentación, necesita ser examinado.
  • Forma irregular: Los lunares benignos suelen tener bordes definidos y formas simétricas. Un lunar con bordes irregulares, asimétrico o con una forma que se vuelve borrosa puede ser motivo de preocupación.
  • Sangrado o picazón: Un lunar que sangra, pica, o presenta costras sin razón aparente, requiere atención médica inmediata.
  • Inflamación o dolor: Cualquier inflamación alrededor del lunar, dolor al tacto o sensación de ardor, debe ser evaluada por un profesional.

Recuerda, la detección temprana es clave en la lucha contra el cáncer de piel. No dudes en consultar a un dermatólogo si notas alguno de estos cambios en tus lunares. Un chequeo a tiempo puede marcar la diferencia.