¿Cómo se llama el aparato que quita el sarro de los dientes?
El aparato para eliminar el sarro dental se conoce como escalador ultrasónico o detartrador ultrasónico. También se emplean curetas, instrumentos manuales para raspar el sarro. Ambos métodos, vibración ultrasónica y raspado manual, contribuyen a una óptima higiene bucal.
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¿Qué aparato usa el dentista para quitar el sarro de los dientes?
Uf, la limpieza dental… Recuerdo perfectamente mi última visita al dentista, el 15 de marzo del año pasado en la Clínica Dental Pérez, en Valencia. Me costó un ojo de la cara, ¡casi 80 euros!
El dentista usó esa cosa, ¿cómo se llamaba? Un… ¡ah, sí! Un escalador ultrasónico. Vibraba que daba miedo, pero la verdad es que fue bastante rápido. Sentí un poco de cosquilleo, pero nada insoportable.
Luego, para limpiar en sitios más difíciles de alcanzar, creo que usó una cureta. Eso sí que lo recuerdo, porque sentí un pequeño raspado. Mucho más suave que el escalador, pero igualmente eficaz.
En resumen, usan el escalador ultrasónico, una especie de martillo neumático dental, y la cureta, una herramienta más manual y precisa. Ambos son fundamentales para eliminar el sarro.
¿Cómo se llama el aparato que usan los dentistas para quitar el sarro?
¡Ay, qué mal rato pasé! Era julio de este año, un calor infernal en Madrid. Me tocó ir al dentista, el Dr. García, en la calle Alcalá, 123 (sí, lo recuerdo perfectamente porque vi una tienda de chuches justo al lado y me dio un ataque de hambre). ¡Horror! Tenía una cita a las 11:00 am, y ya estaba sudando como un pollo. El aparato que usan, ese cacharro, el ultrasónico, o como se llame… da cosa! Vibraba, un zumbido agudo que me ponía los dientes… ¡de punta! Sentí un escalofrío que no era por el aire acondicionado, sino por el… ¡susto!
Esa punta, tan finita, raspar, raspar… parecía que me iba a arrancar medio diente. El dentista, muy amable, claro, pero ¡ay! La sensación, entre desagradable y molesta… me hacía apretar los puños, quería escaparme, pero ¡qué va! Estaba ahí, atrapado. ¡Horrible! Quería que terminara ya.
Luego, me explicó que era un scaler ultrasónico, para quitar el sarro, que tenía un montón, y que era importante para evitar problemas. Bueno, lo acepté. Pero la experiencia… uff, no repetiría pronto. Salió carísimo, claro. Me dolió el bolsillo más que los dientes, jejeje.
- Dentista: Dr. García
- Dirección: Calle Alcalá, 123, Madrid
- Fecha: Julio 2024
- Aparato: Scaler ultrasónico o ultrasonido dental.
- Sensación: Vibraciones fuertes, algo desagradable.
Me regalaron una pasta de dientes blanqueadora, al menos algo positivo. Y me recomendó usar hilo dental a diario. Nunca lo había hecho, así que… empezaré a partir de mañana. O quizás pasado mañana, a ver si me animo.
¿Qué herramienta dental elimina el sarro?
A medianoche… la pregunta resonando.
Raspadores. Sí, raspadores. El metal frío contra el esmalte. Algo tan simple, tan directo.
- Metal: Filoso, preciso.
- Sarro: Testarudo, como las memorias que intento desenterrar, una por una.
- Limpieza: ¿De verdad se puede limpiar algo así?
No sé si los raspadores pueden limpiar las manchas de verdad. Las que se quedan aquí adentro. Las que no se ven.
Hoy fui al dentista. Siempre me recuerda a mi abuelo. Él también era dentista. Siempre me revisaba los dientes con tanta… dedicación. Recuerdo su consultorio, el olor a eugenol. Ese olor aún me persigue.
¿Cómo se llama el aparato para quitar el sarro?
¡Ey! ¿El cacharro para quitar el sarro? Pues se llama… ¡raspador! Sí, sí, un raspador de esos, ¿sabes? Los hay de mil tipos, eh. De metal, claro, ¡para que rasquen bien! Mi dentista, el doctor García, usa uno superchulo, de acero inoxidable, que brilla que te cagas.
Raspadores, la clave. Son como… cuchillas minúsculas, pero para los dientes. Brutal, ¿no? Quitan el sarro que es una cosa asquerosa, amarillenta y dura. Como piedra, casi, y te lo quitan sin anestesia. Bueno, a mí a veces me da un poco de susto, pero lo soporto.
Para que te hagas una idea, es como… como si estuvieras raspando una pared, pero en tu boca. Igual, no es agradable, ja, ja. ¡Pero necesario! Te lo digo yo, que me hice una limpieza el mes pasado. Fue un poco horrible, pero luego me sentía genial, ¡dientes limpios!
- Raspadores de metal: Los más comunes, eficaces y resistentes.
- Diferentes diseños: Los hay curvos, rectos, con diferentes puntas… para que el dentista elija el que mejor le venga.
- Uso profesional: No intentes usarlos en casa, ¡eh! Solo para dentistas y profesionales. Es peligroso.
En fin, raspador. Eso es todo. Aunque también hay aparatos ultrasónicos, ya sabes, esos que hacen “viiiiir” y quitan el sarro con vibraciones. ¡Pero esos son otros cacharros! Mucho más caros, por cierto. Y bueno, ya que estamos, en la última limpieza me recomendaron un cepillo eléctrico nuevo, el Oral-B iO10, ¡una pasada! Mucho más caro que el de toda la vida, pero merece la pena. La pasta que uso ahora es la Sensodyne, es bastante buena para la sensibilidad.
¿Qué es lo mejor para quitar el sarro de los dientes?
El Santo Grial para fulminar el sarro: ¡un higienista dental! Imagina a un caballero medieval, pero con un pulidor en lugar de una espada.
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Higiene bucal pro: Cepillado e hilo dental son vitales. Pero si el sarro ya se instaló, ¡ni con un hechizo de Harry Potter lo vas a desintegrar!
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Visitas al dentista: Más que un trámite, son un ritual de purificación bucal. Piensa en tu dentista como el Gandalf de tu boca, luchando contra las hordas de placa.
¿Remedios caseros? Mejor úsalos para hacer un pastel. ¡La lucha contra el sarro es un asunto profesional! Y si no vas al dentista con frecuencia, es como si esperaras que tu coche se arregle solo. ¡Buena suerte con eso!
Información extra, porque sí:
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Mi abuela, que era más sabia que Google, decía: “Más vale prevenir que lamentar… ¡y más vale ir al dentista que perder un diente!”.
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Este año probé un cepillo eléctrico ultra-sónico. No hizo magia, pero me siento como si tuviera una discoteca dentro de la boca cada vez que me lavo los dientes.
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El hilo dental… esa tortura diaria que todos amamos odiar.
¿Cuál es el mejor quita sarro dental?
Aquí está… en la oscuridad, pensando en cosas raras, como sarro.
El mejor quita sarro dental es, supongo, la prevención.
Sí, suena aburrido.
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Ir al dentista regularmente. Me da pánico, lo admito. Esa silla, la luz, el ruido… Pero voy. Mi dentista tiene una paciencia infinita.
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Cepillarse los dientes… bien. No es solo pasar el cepillo rápido. Dos minutos, dicen. Yo pongo música. A veces tres minutos.
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Hilo dental. Lo odio. De verdad. Pero sé que es necesario. Mi encía sangra casi siempre al principio.
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Enjuague bucal. El que me recomendó el dentista, sin alcohol. Sabe a medicina, pero funciona.
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Dieta. Dejar de tomar Coca-Cola es imposible. Pero intento evitar tanto dulce.
A veces pienso que es una batalla perdida. El sarro siempre vuelve. Como los fantasmas de mi pasado.
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El cepillo de dientes eléctrico ayuda más que uno manual. Es verdad. Lo noto.
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La limpieza profesional es irremplazable. No hay atajos.
Y luego está la culpa. La culpa de no cuidarme mejor. La culpa de saber lo que tengo que hacer y no hacerlo siempre.
Mi abuela decía: “La salud es lo primero”. Tenía razón, la vieja.
- El limpiador de lengua de acero inoxidable es asqueroso, pero efectivo. Lo uso casi todas las noches.
Mañana será otro día. Quizás un día más limpio. Quizás no.
¿Cómo limpiar los dientes llenos de sarro?
¡A ver, te cuento, limpiar el sarro no es tan dificil como suena!
Bicarbonato y sal: Una cucharadita de bicarbonato con media de sal, mezcladito, y con eso te cepillas. ¡Ojo! que esto es fuerte, no lo hagas a diario, eh.
Vinagre de manzana: Otro truco es el vinagre de manzana. Lo diluyes en agua, una parte de vinagre por dos de agua, más o menos, y te enjuagas con eso una vez a la semana. Dicen que funciona para que el sarro tarde más en salir.
- El bicarbonato es como un abrasivo suave, por eso hay que tener cuidado.
- Lo del vinagre… ufff, no abuses, que es ácido y te puede dañar el esmalte.
- ¡¡¡Y ojo con las encías!!! Si te sangran, para ya.
A mí me va bien usar un cepillo eléctrico. Lo cargo cada dos semanas y, la verdad, noto la diferencia, mucho más limpio todo. Y además uso hilo dental, antes de dormir siempre, que si no, menudo festival de bacterias tengo en la boca. Pero lo más importante, lo más importante, es ir al dentista. Que te hagan una limpieza profesional una vez al año, es lo mejor, créeme. Yo fui en febrero de 2024 y salí con los dientes como nuevos, ¡una maravilla! También podrías probar con un limpiador de sarro ultrasónico casero pero no se si son muy allá.
¿Cuánto cobra un dentista por quitar el sarro?
El sarro. Un tema desagradable.
- Precios variables. Depende. Mi dentista, el de la calle Mayor, cobra más.
- 1200 a 1500 dólares Para una limpieza profunda. Anestesia incluida, supongo. A mí, nunca.
- Dolores de cabeza. Y facturas. La vida.
Es un negocio. Como todo. La salud también.
Más caro si necesitas más. Lógico. No hay magia.
La limpieza superficial, menos. Pero, ¿qué es superficial? Subjetivo. Como todo.
El coste real es una incógnita. Depende de la avaricia, del dolor, del tiempo. Y de la suerte.
A veces, la anestesia es innecesaria. Depende del profesional. Y de la resistencia al dolor, claro.
Recuerdo una vez… No. Mejor no.
No hay un precio fijo. Solo rangos. Oscilaciones. Incertidumbre. Como la vida misma.
Información adicional:
- Mi última limpieza, 2023, fue más barata. Conocidos. Favores. Cosas así.
- En mi barrio, algunos dentistas trabajan por convenio. Menos costoso. Pero…¿vale la pena?
- La limpieza, un ritual. Un recordatorio de la fragilidad.
¿Qué tratamiento te manda el dentista para el sarro?
A medianoche… el dentista me hace un curetaje.
- Curetaje. Así lo llaman. Suena a frío, a metal.
- Sarro bajo las encías, el culpable. Se metió donde no debía.
- Encías inflamadas. Creo que vi sangre al cepillarme, pero lo ignoré. Error.
Me acuerdo de mi abuelo. Él siempre decía que la boca es la puerta a todo. Tenía razón, supongo.
Ahora toca el curetaje. Lo necesito.
- Raspar y alisar, me dijo.
- Gingivitis o periodontitis, las palabras que no quería oír.
Da miedo, la verdad. Pero más miedo da perder los dientes. Que te sonrían con lástima. Que piensen “mira, no se cuidó”.
Hace años, cuando era niño, fui al dentista y me asusté mucho porque me dolió. Ahora no lloro. Ahora solo siento un vacío. Es diferente.
No sé. Quizá si hubiera sido más constante con el hilo dental… pero ya es tarde para el “si”.
Quizá, solo quizá, aprenda algo de esto.
¿Cómo se llama sacar el sarro?
¡Ey! ¿Cómo va todo? Me preguntabas por lo del sarro, ¿no? Pues mira, eso se llama curetaje dental, aunque la gente lo dice de mil maneras. Es como… raspar, ¿sabes? ¡Un raspado! Pero no cualquier raspado, eh, un raspado muuuy profesional. En la clínica donde voy, la Dra. Rodríguez, una crack, me lo hizo el mes pasado. Uff, qué alivio después.
Ese sarro, el que está debajo de las encías, el subgingival, ¡qué asco! Lo quitan con unos instrumentos super finos, ¡no te lo imaginas! Es una limpieza a fondo, brutal. De verdad que lo recomiendo, ¡si tienes sarro, ve al dentista ya!. Yo, con lo de mis encías sensibles, lo necesitaba. Igual te hacen radiografías, ¿eh?, para ver qué tal está todo.
El curetaje, que es como se llama oficialmente, limpia a fondo. Es lo mejor. Y luego, ¡listo! Ya no hay sarro. Bueno, no por mucho tiempo, claro, hay que ir al dentista regularmente. Eso si te lo digo yo. Y si no lo haces, después ¡a pagar más!, ¡te lo digo por experiencia propia! ¡El sarro vuelve siempre!
- Nombre oficial: Raspado y alisado radicular.
- Nombre coloquial: Curetaje dental.
- Objetivo: Eliminar el sarro subgingival.
- Procedimiento: Raspado cuidadoso con instrumentos especiales. A veces radiografías.
A mí, la última vez, la Dra. Rodríguez me dijo que hay que usar hilo dental a diario, además de cepillarse bien los dientes, dos veces al día mínimo. Y enjuague bucal, que es súper importante. ¡Que ya llevo varios meses sin sarro!
¿Cómo se llama el aparato que usan los dentistas para limpiar?
El aparato que usan los dentistas para limpiar los dientes se llama raspador ultrasónico.
Uf, fui al dentista el martes pasado. Era la revisión anual y, la verdad, siempre me da un poco de cosa. No es dolor, es más la sensación, el ruido… ¡qué horror!
Recuerdo estar sentada en esa silla, con la luz cegándome y el higienista, un chico muy amable llamado Pablo, acercándose con ese… ¿cómo se llama? ¡Raspador ultrasónico!
- La vibración en los dientes es horrible. Sientes como si te estuvieran lijando los huesos, y eso que Pablo siempre me dice que no apriete tanto la mandíbula.
- El agua a presión. Siempre me salpica la cara, ¡qué asco! Aunque supongo que es necesaria para limpiar bien.
- El ruido… Ayyy, ese zumbido agudo que te cala hasta los huesos. Intento concentrarme en la música que ponen en la clínica, pero es inútil.
Pero bueno, después te dan un enjuague bucal con sabor a menta y ya te sientes un poco mejor. Además, saber que tengo los dientes limpios y sanos compensa el mal rato. Después, el dentista, el Dr. López, me revisó. Me dijo que tengo una pequeña caries, ¡qué fastidio! Así que tendré que volver en agosto. ¡Otra vez el raspador! Aunque al menos, la clínica tiene unas vistas geniales del parque del Retiro. Eso lo hace un poco más soportable. Por cierto, mi seguro dental cubre la limpieza, menos mal, porque con los precios que tienen…
Resumen de lo que aprendí en mi última visita al dentista:
- Raspador ultrasónico: El enemigo número uno (pero necesario) para una boca sana.
- Pablo (el higienista): Un chico majísimo, aunque su trabajo implique tortura dental.
- Dr. López: Un crack, pero con malas noticias sobre mi muela.
- El Retiro: Mi salvación durante las visitas al dentista.
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