¿Cómo se llaman los lunares que crecen?

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Los lunares grandes presentes al nacer se denominan nevos congénitos. Su clasificación depende de su tamaño final, y aquellos que superan los 20 centímetros de diámetro tienen un riesgo mayor de convertirse en melanomas.
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Los lunares que crecen: Un motivo para la vigilancia dermatológica

La aparición de lunares es común a lo largo de la vida, pero no todos los lunares son iguales. Si bien muchos permanecen inalterables, algunos experimentan cambios que requieren atención médica. La preocupación principal reside en la posibilidad de que estos cambios sean indicativos de un melanoma, el tipo de cáncer de piel más peligroso. Pero, ¿cómo se denominan los lunares que crecen, y qué implica este crecimiento?

No existe una denominación específica para un lunar que crece en sí mismo. El término médico que engloba a los lunares, incluyendo aquellos que aumentan de tamaño, es nevo melanocítico. Sin embargo, la clave no radica tanto en el nombre como en la observación de sus características y evolución. Un nevo melanocítico puede ser pequeño y plano, o grande y elevado, y su crecimiento, aunque sea lento, debe ser motivo de consulta dermatológica.

Es importante diferenciar entre los nevos adquiridos, que aparecen a lo largo de la vida, y los nevos congénitos, que están presentes al nacer. Estos últimos son particularmente relevantes en la discusión de lunares que “crecen” porque, aunque ya existen desde el nacimiento, siguen evolucionando durante los primeros años de vida del individuo. La clasificación de los nevos congénitos se basa en su tamaño final:

  • Nevos congénitos pequeños: Generalmente menores de 1,5 centímetros de diámetro. Presentan un riesgo bajo de melanoma.
  • Nevos congénitos medianos: Entre 1,5 y 20 centímetros de diámetro. El riesgo de melanoma es moderado.
  • Nevos congénitos gigantes: Superan los 20 centímetros de diámetro. Estos representan un riesgo significativamente mayor de desarrollar melanoma, requiriendo una vigilancia dermatológica exhaustiva y estrecha. La probabilidad de transformación maligna aumenta con el tamaño del nevo.

Más allá del tamaño, es fundamental prestar atención a los cambios en la apariencia del lunar. La regla ABCDE del melanoma es una herramienta útil para la autoevaluación:

  • Asimetría: Un lunar asimétrico, con mitades desiguales, es sospechoso.
  • Borde irregular: Bordes irregulares, borrosos o dentados son señales de alerta.
  • Coloración: Variación en el color del lunar, con tonos marrones, negros, rojos o azules, puede indicar un problema.
  • Diámetro: Un lunar de más de 6 milímetros de diámetro (aproximadamente el tamaño de una goma de borrar) requiere atención.
  • Evolución: Cualquier cambio en el tamaño, forma, color, o síntomas como picazón, sangrado o ulceración, deben ser evaluados por un dermatólogo.

En conclusión, aunque no hay un nombre específico para los lunares que crecen, su evolución es fundamental. La atención a los cambios en los nevos, especialmente los nevos congénitos de gran tamaño, es crucial para la detección temprana del melanoma. Ante cualquier duda, la consulta con un dermatólogo es indispensable para un diagnóstico preciso y un tratamiento oportuno.