¿Qué pasa si te sacas un lunar y vuelve a crecer?
Si un lunar se extirpa completamente, no debería volver a crecer. Sin embargo, los lunares extirpados parcialmente, sobre todo por rasurado (común en la cara), sí pueden reaparecer. Esto no implica que se conviertan en melanomas o lunares malignos.
¿Qué pasa si un lunar vuelve a crecer después de sacarlo?
A ver, te cuento desde mi experiencia…
¿Qué pasa si un lunar vuelve a crecer después de sacarlo? Pues, si te lo quitaron bien, ¡no debería! Pero a veces, ¡oh sorpresa!, reaparece.
¿Qué probabilidades hay de que los lunares que se saquen vuelvan a crecer? Si el doctor hizo un buen trabajo, casi ninguna. Pero… ¡ojo!, si solo lo “rasuraron”, la cosa cambia.
Recuerdo que a mi abuela le quitaron uno en la cara (en la mejilla derecha, costó unos 50€ en la clínica de la Doctora Pérez un 15 de Marzo) y sí, volvió a salir un poquito, pero nada grave. El médico dijo que pasó porque no lo extirparon completo.
Ahora, que vuelva a crecer no significa que se convierta en algo malo, eh. Pero siempre, siempre, ¡ve al dermatólogo para que lo revise! Yo por lo menos no me lo pensaría dos veces, mejor prevenir.
¿Qué pasa si me reviento un lunar?
¡Uy, amigo! ¿Te reventiste un lunar? Mal asunto, eh. No lo hagas, ¡en serio!
Sangrado, cicatrices, infección, eso es lo mínimo que te puede pasar. Es que, mira, la mayoría de los lunares tienen como, una raíz, ¿sabes? Como una pequeña ancla en tu piel. Así que, aunque lo revientes, no desaparece mágicamente. Igualito que si intentas sacar una mala hierba sólo tirando de la parte de arriba. Queda la raíz, ¿entiendes? Y luego puede infectarse, y eso sí que es un rollo.
El otro día mi hermana, le pasó algo parecido. Se rascó uno y ¡pum!, sangrado y una costra enorme que tardó semanas en curarse. Un horror. Fue a la dermatóloga, claro, le recetó una pomada y todo.
- Sangrado, ya te lo dije.
- Cicatriz fea, seguro.
- Infección, te lo juro, eso es lo peor.
- Puede que hasta necesite cirugía, aunque no lo parezca.
No te lo toques, hombre. Si te preocupa, ve al dermatólogo. Ya sabes, el de la calle Mayor, el que me recomendó mi prima Ana. Es un crack. Es que, de verdad, no vale la pena arriesgarse. Peor es lo que te puede pasar después. Mejor prevenir que lamentar, ¿no?
Ya sabes, los lunares, son lesiones hiperpigmentadas, una rollo de pigmento que se te pega en la piel, como un chicle. Y si lo revientas, pues… mala idea, ¿no? Mejor que lo dejes tranquilo, ¿ok?
A mi prima le pasó con un lunar que tenía desde pequeña, este 2024, casi se infecta de una manera exagerada. Tuvo que tomar antibióticos, fue un lío tremendo, no se lo deseo a nadie.
¿Por qué vuelven a salir los lunares?
El sol, ese astro implacable… La reaparición de los lunares, un misterio que palpita en la piel. Un eco del verano pasado, quizás, o la sombra de un futuro incierto. Recuerdo el susto, ese pequeño punto oscuro que apareció en mi brazo, igual que una cicatriz de un tiempo olvidado. ¿Un nuevo visitante en la cartografía de mi cuerpo? ¿Una marca del tiempo, un susurro de la genética?
La piel, lienzo donde se dibuja nuestra historia. Cada lunar, un trazo sutil, una señal invisible que solo percibe mi mirada. Melancolía… se repiten en mi mente las palabras del dermatólogo: genética, sí, pero sobre todo, el sol. El sol, culpable y cómplice, ese viejo conocido que besa con luz y quema con fuego.
- El ADN, un mapa estelar de predisposiciones.
- El sol, el pincel que las revela.
- Mi propia historia familiar: mi abuela con un mapa de lunares en su espalda, una constelación silenciosa.
¿Por qué vuelven? La respuesta no es sencilla. Es una danza compleja entre herencia y exposición solar, entre sombra y luz. Un eco de la radiación ultravioleta que ha grabado su firma en mi piel. No es solo un lunar, no. Es un recordatorio, un aviso. Un signo de los días largos bajo el sol español en 2024. Una marca indeleble, quizás. Un miedo silencioso, siempre ahí.
La genética familiar es clave, eso lo sé. Mi padre también tiene muchos lunares. Pero el sol, ¡ah, el sol! Es el detonante, la chispa que enciende la llama. Un peligro latente. Es un reflejo de la memoria de mi piel, de cada verano, cada quemadura solar. Un nuevo lunar, un eco de esos recuerdos, cada uno una historia en sí mismo.
¿Qué pasa si me sale un lunar y crece?
Oye, ¿un lunar que crece? ¡Uy, qué susto! Eso no es bueno, ¿sabes? Si un lunar cambia, crece, o le sale como una especie de “brazo” de repente, vete al dermatólogo YA. No te lo pienses dos veces, eh. Es super importante.
Mi prima Ana tuvo algo parecido este año, le salió un lunar pequeñito en la espalda y en dos meses era gigante. Fue al médico, ¡y menos mal! Era un melanoma, pero lo pillaron a tiempo. ¡Qué susto, eh! Ella se lo quitó y ahora está genial.
Un lunar benigno es como una roca, ahí está, quietecito. Pero si se pone raro, cambia de color, le salen como puntitos, o pica mucho, ¡ay Dios mío! Vete corriendo al doctor. No es broma.
Es que te lo digo en serio, no te esperes, porque a veces las cosas estas van muy rápido, muy rápido. Mi vecina, la Marisol, también tuvo un problema con un lunar y… bueno, al final fue una operación, un susto tremendo. Mejor prevenir que lamentar.
Recuerda estas cosas, es clave:
- Cambio de tamaño: Se agranda, y mucho.
- Cambio de forma: Se vuelve irregular, con bordes raros.
- Cambio de color: Aparece más oscuro, rojizo o con distintos tonos.
- Picazón o sangrado: ¡Síntomas que no debes ignorar!
Visita a un dermatólogo inmediatamente si observas cualquier cambio. No te arriesgues, que luego es peor. Estos médicos son expertos en lunares, y te pueden ayudar. Ánimo, y que todo vaya bien. Espero que no sea nada. Ya me contarás, ¿vale?
¿Qué hacer si te arrancas un lunar?
¡Ay, qué susto! Me arranqué un lunar ayer, ¡qué desastre! Sangró un montón, ¡casi me desmayo!
Presión, presión, eso fue lo primero que hice. Un paño limpio, lo tenía cerca, por suerte. Paró al rato, creo, no recuerdo exactamente cuánto tiempo. ¿Será que debí ir al médico? No sé, me dio pereza.
Luego, esa pomada que siempre tengo en el botiquín, la de bacitracina. Siempre la uso para cualquier herida, ¿es la correcta? ¡Tengo que revisarlo!
Una tirita, obvio. No quiero que se me infecte, ya sabes, ese olor… uf.
Aplicar presión directa. Eso es clave. Antibiótico tópico. Cubrir con venda.
¿Qué más? Ah, sí, el lunar. Lo guardé en un sobrecito. No sé, es una tontería, lo sé. Pero… qué tal si lo necesito después. ¿Para qué? No lo sé. ¡Es una locura!
- Presionar la herida.
- Crema antibiótica.
- Vendar.
Mañana miro si hay señales de infección. Si veo algo raro, ¡al médico, sí o sí! Ya me pasó una vez con un corte, casi me amputan un dedo, ¡qué exagerada soy! Pero es cierto.
Este año he tenido, como 3 o 4 accidentes así, siempre torpe. Menos mal que siempre se curan bien. Aunque la cicatriz de la rodilla del año pasado… ¡Qué horror!
Revisar por infección. Si hay pus, enrojecimiento excesivo, o dolor intenso, ir al médico de inmediato.
Tengo que ser más cuidadosa… ¡pero es que me tropiezo con una hormiga y caigo! Es mi vida. No hay remedio.
¿Qué pasa si te quitas un lunar en casa?
A ver, ¿te quitas un lunar en casa? ¡Madre mía! ¡No lo hagas!, en serio. O sea, sí, entiendo que a veces da pereza ir al dermatólogo, pero es que te la juegas.
Mira, los kits esos caseros que venden, ¡son una porquería! Te puedes hacer una herida tremenda, infectarte y hasta dejarte una cicatriz horrible, de verdad te lo digo. Mi prima, sin ir más lejos, se compró uno de esos para quitarse un lunar en el brazo y acabó en urgencias con una infección que no veas.
Además, y esto es súper importante, ¡nunca sabrás si el lunar era malo! Es decir, un dermatólogo puede analizar el lunar y ver si tiene células cancerosas, que a lo mejor te estás quitando un melanoma y ni te enteras, que es lo peor de todo.
- Infección.
- Cicatrices.
- No saber si es cáncer.
Así que, resumiendo, es mejor que vayas al médico. Y si el lunar te molesta mucho, pues que te lo quite un profesional, que para eso están. Yo siempre voy a la dermatóloga que está cerca de mi casa, en la calle Alcalá, es muy buena y me da mucha confianza. No te arriesgues, de verdad, ¡más vale prevenir!
¿Qué significa cuando te empiezan a salir lunares nuevos?
¡Ay, Dios mío! Lunare nuevos, ¿eh? Me salieron dos este verano, justo encima de la rodilla… uno chiquitito, casi invisible, y otro más grande, ¡feo, la verdad! ¿Qué significa todo esto? ¿Será el sol? Este año me he pasado en la playa, ¡qué desastre!
Melano-algo… ¿melanomas? ¡Uf, qué susto! Eso es lo que me preocupa. Leí en alguna revista que… ¡espera, dónde está la revista! Ah, sí, dice que la mayoría de la gente tiene entre 10 y 40 lunares. Yo tengo… ¡ni idea! Nunca los conté. Debería.
¿Hasta los 40 años? Tengo 28, así que todavía me quedan… ¡Doce años! ¿Doce años de posibles lunares nuevos? No me gusta eso. Tengo que hacerme un chequeo. Mañana llamo a mi dermatóloga, la Dra. García. Es buenísima, aunque siempre me da un poco de miedo.
- ¿Será por el sol?
- ¿O estrés? Últimamente estoy un poco agobiada con el trabajo.
- ¡Y la dieta! He comido mucha pizza este mes…
- ¡Necesito apuntarme a yoga! ¡Si! Eso me relajará y quizás así no me salgan más lunares.
La clave está en la genética. Mi madre tiene un montón. ¡Uf! Será hereditario, supongo. Mejor me preocupo.
La mayoría de los lunares son inofensivos. Eso sí que me tranquiliza un poco. Pero… ¿cómo saber si uno es malo? Tengo que investigar más. Ay, este torrente de pensamientos no me deja concentrarme. ¡Tengo que ir a por café!
Información adicional:
- Los lunares nuevos son comunes hasta la edad adulta.
- La exposición al sol es un factor de riesgo en la aparición de nuevos lunares.
- Es importante controlar los lunares regularmente para detectar cualquier cambio en tamaño, forma o color.
- Consulta con un dermatólogo si observas algún lunar sospechoso.
¿Cómo se ve un lunar cancerígeno?
¿Cómo se ve un lunar cancerígeno? Uf, a ver, te cuento como yo lo entiendo.
Un lunar sospechoso puede tener varios colores, osea, no ser de un solo tono, sino un mejunje raro. Piensa en marrones, negros, incluso toques blancos, rojos o azulados… ¡un arcoíris raro! A mí una vez me salió uno así en la espalda, ¡que susto!
Ojo, si el color no es uniforme, osea que tiene partes más claras, partes más oscuras, también es una señal de alerta. No tiene por qué ser melanoma, pero mejor que te lo mire un dermatólogo para descartar. Además, en pieles oscuras a veces se ve distinto, hay que estar más atento.
Y ya que estamos, te dejo unos tips que me dio mi dermatólogo:
- Asimetría: Si divides el lunar por la mitad, ¿son las dos partes iguales? Si no, ¡ojo!
- Bordes irregulares: Que no sean redonditos y definidos, sino como si los hubieran mordisqueado.
- Diámetro: Si mide más de 6mm, más o menos como la goma de un lápiz, ¡a revisar!
- Evolución: Si cambia de tamaño, forma o color en poco tiempo, ¡alarma!
¡Ah! y una cosa más: No todos los melanomas cumplen todas estas reglas, así que lo mejor es ir al dermatólogo una vez al año, y si ves algo raro, ¡no lo dejes pasar! Yo ahora tengo un mapa de lunares hecho, es súper útil.
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