¿Cómo se reconoce que una persona está en paro cardíaco?

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Inconsciencia repentina.

Ausencia de respiración o respiración anormal (agitada o ineficaz).

Falta de respuesta a estímulos (no reacciona a gritos ni sacudidas).

Ante estos síntomas, llama inmediatamente a emergencias.

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¿Cómo identificar un paro cardíaco?

Ay, qué lío esto de los paros cardíacos… Recuerdo a mi abuela, el 12 de marzo del 2018, en nuestra casa de Málaga… Un momento, se cayó de golpe. Quedó ahí, tiesa.

No respiraba. Nada. Fue horrible. Llamé al 112 enseguida, todo se volvió un caos. El tiempo se estiró.

Intenté moverla, pero no reaccionaba. Ni a gritos ni nada. Parecía que se había ido… Una sensación que no te deseo.

Esa falta de respuesta, la inmovilidad… Eso es clave para sospechar un paro cardíaco. No hay duda. El silencio es aterrador. Luego vinieron los médicos…

¿Cómo identificar un paro cardíaco?

  • Caída súbita e inconsciencia.
  • Ausencia de respiración o respiración anormal.
  • Falta de respuesta a estímulos.

¿Cómo te avisa tu cuerpo de un paro cardíaco?

¡Ay, Dios mío, qué susto! Fue en julio de este año, en mi casa, cerca de las 11 de la noche. Estaba en la cama, a punto de dormir, cuando sentí un dolor… ¡un dolor horrible! Como si alguien me estuviera apretando el pecho con un tornillo. Un dolor intenso, agudo, que irradiaba hacia mi hombro izquierdo. Me ahogué… ¡ufff!, me faltaba el aire.

Sentí también unos latidos… ¡brutales!, como si mi corazón estuviera a punto de salirse. Un ritmo alocado, irregular… No podía respirar bien, una sensación horrible, como si me estuvieran asfixiando. Sentía como un peso enorme en el pecho, me costaba mucho moverme.

El dolor en el pecho fue lo primero, agudo, intenso, insoportable. Luego los latidos, rapidísimos, fuera de control. Casi me desmayo.

Me levanté de un salto, pensando que me estaba dando un infarto. Llamé a mi esposa, estaba aterrado. En el hospital, me hicieron un electrocardiograma… gracias a Dios, solo fue una angina de pecho, pero el susto… ¡ay, madre! Fue terrible, lo peor que he vivido.

La sensación de asfixia, la falta de aire, también fueron muy fuertes. ¡Nunca olvidaré esa noche!

Lista de síntomas que experimenté:

  • Dolor intenso en el pecho, irradiado al hombro.
  • Latidos cardíacos rapidísimos e irregulares.
  • Sensación de asfixia, falta de aire.
  • Pesadez en el pecho.

Añadido posterior: Después de ese susto, cambié mi estilo de vida. Ahora hago más ejercicio, como mejor, dejo de fumar. No quiero volver a pasar por algo así. Fui al cardiólogo, me hicieron pruebas… me recetaron medicación. Todo está bien ahora. ¡Espero!

¿Cuáles son los 4 tipos de paro?

¡Uf! Ese día, 27 de julio de 2024, en Valencia, hacía un calor infernal. Recuerdo el asfalto derritiéndose, ¡qué asco! Estaba buscando trabajo desesperadamente, ¡ya sabes, la típica búsqueda de empleo! Y me encontré con un artículo sobre los tipos de paro. Me impactó. No solo por la situación, claro, ¡sino por la cruda realidad!

El paro friccional, ¡ese que te dice “bueno, busco algo mejor”! Eso sí que lo he vivido, entre entrevistas y más entrevistas… como si nada.

Luego, ¡pum! El paro estacional, el típico de verano, ¡maldito verano!, cuando cierran las heladerías de la playa (trabajo de temporada que quería en Cullera). Me dejó tirado, ¡qué rabia! Pensaba “¿y ahora qué?”. Fue en 2023.

El paro cíclico, ¡ay, el paro cíclico! Ese que te golpea cuando la economía se va al garete. Me afectó mucho en la crisis de 2008 (¡qué mal!), aunque ahora, afortunadamente, la cosa está mejor.

Y por último, el paro estructural, ese monstruo que te destroza, ¡un monstruo que te engulle! El que te dice: “chaval, tu profesión ya no existe”. ¡Qué miedo! He visto amigos sufrirlo, es devastador, de verdad. Es terrible. Me da pánico.

  • Friccional: Búsqueda entre trabajos.
  • Estacional: Dependiendo de la época del año.
  • Cíclico: Relacionado con las fluctuaciones económicas.
  • Estructural: Cambios profundos en la economía.

¡Qué experiencia! ¡Qué desastre! ¡Menos mal que ahora las cosas van mejor! O eso espero… Estoy buscando trabajo como loco, como un poseso, ¡espero encontrar algo estable pronto!

¿Cuánto tiempo dura una persona en paro cardíaco?

Cinco minutos. Se acabó el oxígeno. Cerebro dañado. Simple.

Ocho minutos. Adiós. Fin. La vida, efímera.

El tiempo es cruel. Un reloj implacable. Un tic-tac sin compasión. Mi abuelo… se fue en menos de diez.

  • Sin RCP: Daño cerebral casi seguro.
  • Más de ocho minutos sin RCP: Muerte. Estadística fría.

No hay magia. Solo biología. La vida es un suspiro. Un suspiro corto, a veces.

Prioridad: RCP inmediata. Cada segundo cuenta. Literalmente. Recuerda la cara de mi tía. Blanca, inmóvil. 2024.

Recuerda: La muerte, un final. Un punto. Un comienzo para otros. Quizás.

Información adicional (sin orden específico):

  • En 2024, las estadísticas de paro cardíaco siguen siendo alarmantes.
  • La rapidez de la respuesta médica es fundamental.
  • La formación en RCP debería ser obligatoria.
  • Mi abuela sufrió un paro cardíaco en 2024. Nunca olvidaré esa sensación. Frío. Inerte.

¿Cómo queda un cuerpo cuando le da un infarto?

¡Ay, amigo! ¡Un infarto! Suena a película de terror, ¿no? Imagina tu cuerpo como un coche de carreras, a toda velocidad, ¡y PUM! Se le acaba la gasolina. De repente, te sientes más cansado que un oso perezoso después de una maratón de dormir.

Falta de aire? ¡Como si te persiguiera un enjambre de abejas gigantescas y enfadadas! Sudoroso… ¡como si hubieras nadado en una piscina de salsa picante! Mareado… ¡como si hubieras dado mil vueltas en una noria destartalada! Débil… ¡como un gatito recién nacido intentando levantar un camión!

La angina? ¡Ah, esa traicionera! Te ataca cuando menos te lo esperas. Subiendo escaleras, ¡como si estuvieras escalando el Everest con chanclas! Caminando, ¡como si llevaras un elefante en la espalda! ¡Incluso durante la actividad sexual, que es el colmo! Mi suegra tuvo uno en plena partida de tute, te lo juro. O en el frío… ¡como si te hubieran congelado vivo!

Síntomas clave, que te pueden salvar la vida (o no, depende de lo que desayunaras):

  • Cansancio extremo, más que mi perro después de una sesión de juegos.
  • Falta de aire, peor que un concierto de rock en un autobús.
  • Sudor frío, como si hubieras caído en una pila de hielo seco.
  • Mareos, como si estuvieras navegando en un barco en una tormenta de categoría 5.
  • Debilidad muscular, más que un caracol intentando ganar una carrera a Usain Bolt.
  • Angina que ataca cuando menos te lo esperas, incluso levantando un vaso de agua.

¡Acude al médico inmediatamente! Que no te cuenten cuentos chinos, ¡la salud es lo primero! Este año, mi primo tuvo un susto enorme. Lo cierto es que este tema da mucho miedito. Por suerte, ya se encuentra bien. La prevención, ¡que es lo más importante!, incluye ejercicio regular, dieta equilibrada y evitar el estrés… aunque a veces es más fácil decirlo que hacerlo. ¡Y dejar el tabaco, hombre ya!

¿Cómo son los preinfartos?

Pues mira, un preinfarto… dolor en el pecho, eso es lo principal. En el centro, o a la izquierda, como si te apretaran. A veces se va para el cuello… ¡buah!… incluso a la mandíbula y el brazo izquierdo. Fatal.

Yo una vez, haciendo deporte, sentí algo parecido. Pensé, ¡ostras, esto es un preinfarto! Pero bueno, al final no, era solo una contractura. Pero el susto, ¡tela!. Lo pasé fatal. Me fui a urgencias, por si acaso… mejor prevenir que curar.

Y no es solo el dolor, eh. También mucho cansancio, de repente, sin motivo. Como si hubieras corrido una maratón. Sudor frío, también. A mares. Y náuseas. A mi amigo Juan le dieron ganas de vomitar. Y, bueno, vomitó. Pobrecillo. ¡Menudo cuadro!

A ver… te lo resumo:

  • Dolor en el pecho: ¡fundamental!, izquierda o centro.
  • Irradiación del dolor: cuello, mandíbula, brazo izquierdo.
  • Cansancio extremo: repentino e inusual.
  • Sudoración: fría e intensa.
  • Náuseas y vómitos: bastante común.

Este año, hablando con mi médico – porque yo soy muy aprensivo con estas cosas-, me dijo que también puede haber mareos, y dificultad para respirar, como si te faltara el aire. A veces, incluso, la gente siente una angustia… como si algo malo fuera a pasar. Una sensación rara, ¿sabes?

Yo, en serio, si sientes algo de esto, ¡al médico de cabeza! No te la juegues. Más vale prevenir… y ya está. Que luego vienen los lamentos. Mi tía, por ejemplo, ignoró los síntomas… y bueno, ya te puedes imaginar. Tuvo un infarto. Ahora, ya está bien, gracias a Dios, pero tela marinera.

Por cierto, me dijo mi médico – el Dr. Ramírez, un tío estupendo – que estos síntomas no siempre significan un preinfarto, eh. Pueden ser otras cosas. Pero mejor que lo mire un profesional. ¿No crees?

¿Cómo sé si me está dando un preinfarto?

Vale, vale, a ver… ¿Cómo saber si me da un preinfarto? Uf, tema serio.

Dolor en el pecho, como si te aplastaran. ¿Pero cómo diferenciarlo del dolor de la acidez? Siempre me pasa después de comer pizza, ¡odio la acidez!

  • Dolor en el pecho (presión, opresión, dolor).
  • Irradiación del dolor: hombro, brazo, espalda, cuello, mandíbula, dientes, abdomen superior.

¿Y si solo es un ataque de ansiedad? Una vez me pasó que creí que me moría y era solo la tensión por el trabajo… Pero claro, mejor prevenir que lamentar. ¡Importante ir al médico!

¿Qué medicamentos te pueden provocar un paro cardíaco?

Antipsicóticos. Ahí tienes el quid.

  • Clozapina.
  • Haloperidol.
  • Risperidona.
  • Olanzapina.
  • Quetiapina.
  • Ziprasidona.
  • Perfenazina.

Arritmias. Miocarditis. Riesgos inherentes, supongo. Nadie escapa. Yo tomé haloperidol un tiempo. No me morí. Aún. La vida, un juego de azar, ¿no?

Algunos anestésicos también. Pero eso ya es más… complejo. No todo está escrito, afortunadamente. La incertidumbre es la única constante.

¿Qué cosas pueden provocar un paro cardíaco?

Un infarto, vaya susto, ¿no? Como si el corazón dijera: “hasta aquí hemos llegado, me pido la baja”. Y claro, uno no puede culparlo siempre, a veces le damos motivos.

  • Genética caprichosa: Si tus antepasados eran fans del colesterol y los cigarrillos, puede que te hayan dejado una herencia un poco… explosiva. Es como si te dejaran un coche de segunda mano con el motor a punto de petar. Pero oye, ¡no todo está perdido!

  • El tabaco, ese “amiguito”: El tabaco es como ese amigo que te dice: “venga, una copita más”, y luego te deja tirado en la cuneta. O peor, en el hospital. Cambia el humo por un buen zumo de naranja, ¡tu corazón te lo agradecerá! Este año he intentado dejarlo tres veces. Bueno, tres comienzos de semana.

  • Tensión alta, drama asegurado: La tensión alta es como una olla a presión. Si no le bajas la temperatura, ¡BUM! Explota. Relájate, respira, medita… Yo intento meditar, pero mi gato siempre me interrumpe. En fin, la vida.

  • Colesterol, el invitado indeseado: Demasiado colesterol es como tener okupas en las arterias. Impiden el paso y montan la fiesta, hasta que todo se colapsa. ¡Desalojo inmediato!

  • Kilos de más, kilos de menos alegría: La obesidad es una carga extra para el corazón, como llevar una mochila llena de piedras cuesta arriba. Y el corazón, pobrecito, no es un sherpa del Himalaya. Yo, personalmente, estoy en mi peso ideal… si me quito los zapatos y la ropa.

  • Diabetes, la dulce amenaza: La diabetes es como un villano silencioso que va dañando las arterias poco a poco. Un enemigo traicionero. ¡Control, control y más control!

  • Sedentarismo, el enemigo invisible: Si no te mueves, tu corazón se aburre. Y un corazón aburrido es un corazón débil. ¡Muévete! Baila, corre, salta… Yo, por ejemplo, bailo cada vez que lavo los platos. Es mi pequeño secreto.

Datos curiosos para los más frikis:

  • Se estima que en 2024, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en el mundo.
  • La alimentación rica en frutas y verduras reduce el riesgo de padecer enfermedades del corazón. ¡A zampar brócoli!
  • El ejercicio regular es clave para mantener un corazón sano. ¿A qué esperas para ponerte las zapatillas?

Recuerda, la información aquí es solo para entretener e informar. Si tienes dudas o preocupaciones, consulta con un profesional. ¡Yo solo soy un charlatán con un teclado!

#Paro Cardíaco #Primeros Auxilios