¿Cuál es la bacteria más resistente del mundo?

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Las superbacterias más problemáticas incluyen Acinetobacter baumannii, resistente a carbapenémicos, un grupo de antibióticos de último recurso. También preocupan las enterobacterias, que muestran resistencia no solo a los carbapenémicos, sino también a las cefalosporinas de tercera generación, antibióticos ampliamente utilizados para tratar diversas infecciones. Esta doble resistencia complica enormemente el tratamiento.

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El Enigma de la Resistencia: ¿Existe una Bacteria “Más Resistente”?

La pregunta por la bacteria más resistente del mundo no tiene una respuesta sencilla. No existe un campeón indiscutible en este sombrío concurso evolutivo, ya que la resistencia antibiótica es un proceso dinámico y contextual, dependiente tanto de la especie bacteriana como del entorno y los antibióticos a los que se expone. Si bien no podemos proclamar una única “ganadora”, sí podemos identificar a algunas de las contendientes más preocupantes en la lucha contra las infecciones.

El texto menciona con razón a Acinetobacter baumannii como un actor principal. Su resistencia a los carbapenémicos, antibióticos de último recurso, la convierte en una amenaza significativa en entornos hospitalarios. Esta bacteria, oportunista y capaz de sobrevivir en superficies durante largos periodos, infecta con frecuencia a pacientes inmunocomprometidos, causando neumonía, meningitis y bacteriemia, entre otras afecciones. Su plasticidad genética, que le permite adquirir y compartir mecanismos de resistencia con facilidad, agrava aún más el problema.

Las enterobacterias, un grupo diverso y ubicuo de bacterias, también representan un reto considerable. Su resistencia a los carbapenémicos, combinada con la resistencia a las cefalosporinas de tercera generación, convierte el tratamiento en un verdadero desafío. Esta doble resistencia, a menudo mediada por enzimas que desactivan los antibióticos, limita drásticamente las opciones terapéuticas disponibles. Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae y Enterobacter spp., entre otras, muestran con frecuencia este perfil de resistencia multidrogas.

Más allá de estas bacterias específicamente nombradas, la verdadera complejidad reside en la emergencia continua de nuevas cepas con resistencia a una gama cada vez más amplia de antibióticos. La resistencia no es una propiedad inherente a una especie en particular, sino un fenómeno adaptativo que se desarrolla a través de mutaciones y transferencia horizontal de genes. Por lo tanto, la “bacteria más resistente” puede variar según el contexto geográfico, la presión selectiva ejercida por el uso de antibióticos y la evolución constante de los mecanismos de resistencia.

En lugar de buscar una única bacteria “supercampeona”, la atención debe centrarse en la comprensión de los mecanismos de resistencia, la prevención de su propagación a través de prácticas higiénicas rigurosas y el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas, incluyendo la investigación de nuevos antibióticos y terapias alternativas como los fagos bacteriófagos. La lucha contra la resistencia antibiótica requiere un enfoque multifacético y global para evitar un futuro donde incluso las infecciones más comunes se conviertan en incurables.

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