¿Cuándo hay que alarmarse por un lunar?

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"¡Atención con tus lunares! 🚨 Si notas un lunar nuevo, crecimiento, cambio de color, picazón, sangrado o una herida que no sana, consulta a tu dermatólogo. La detección temprana es clave."

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¿Cuándo debo preocuparme por un lunar? Señales de alerta.

¡Uf, los lunares! A veces me rayan un montón. No sé, de repente me veo uno nuevo y me pregunto: “¿De dónde salió este?”.

Vale, aquí va mi rollo sobre cuándo deberías mosquearte con un lunar, basado en lo que he ido aprendiendo y, claro, alguna experiencia que otra. No soy médico, ¡ojo!, pero sí una persona que le da vueltas al coco con estas cosas.

Si te sale un lunar nuevo de la nada o notas que uno que ya tenías empieza a crecer como si no hubiera un mañana, o se pone más grueso, ¡ojo avizor! También si cambia de color, te pica un montón, sangra o ves una heridita alrededor que no se cura, ¡alarma! A mí me pasó una vez con uno en la espalda… ¡qué angustia!

¿Cómo saber si es maligno? Pues ahí va la regla ABCDE que mencionan en Farmacia El Laurel:

  • Asimetría: Si lo partes por la mitad, las dos partes no son iguales.
  • Bordes irregulares: Los bordes son como si los hubiera mordisqueado un ratón.
  • Color: Tiene varios colores diferentes (marrón, negro, rojo…).
  • Diámetro: Suele ser mayor de 6 mm (aunque algunos malignos son más pequeños).
  • Evolución: Cambia de tamaño, forma o color.

Si ves alguna de estas cosas, corre a tu dermatólogo. Yo lo hice y, aunque al final no fue nada grave, ¡el susto no me lo quita nadie! Más vale prevenir, ¿no crees?

Información de preguntas y respuestas:

  • ¿Cuándo preocuparse por un lunar? Si aparece uno nuevo, crece, cambia de color, pica, sangra o no cicatriza.
  • ¿Cómo saber si un lunar es maligno? Usar la regla ABCDE (Asimetría, Bordes irregulares, Color, Diámetro, Evolución).

¿Cuándo empezar a preocuparse por un lunar?

Cambios repentinos. Un lunar que muta. Eso sí que da que pensar.

Tamaño. Color. Textura. Todo cuenta. Mi dermatólogo lo dijo. 2024. No recuerdo el nombre.

  • Sangrado.
  • Picazón.
  • Dolor.
  • Inflamación. Señales. Obvias.

Asimetría. Un detalle que no se debe pasar por alto. La perfección, una farsa. Los lunares, no son la excepción.

Visita al médico. Obvio. Para qué complicarse. A veces, la pereza mata. Literalmente.

Preocupación? Cuando te observas y algo te dice: “Aquí hay algo raro”. Confía en tu instinto. A veces, la intuición es la única verdad.

Nota: En mi caso, en 2024 un lunar en mi brazo izquierdo cambió de forma y empezó a sangrar. El médico lo extirpó y resultó ser benigno. El miedo persiste. La vida es frágil. Recuerda, es mejor prevenir.

¿Cómo deshinchar un lunar?

La criocirugía es el método más común para eliminar lunares pequeños. Se utiliza nitrógeno líquido, a una temperatura extremadamente baja, para congelar y destruir el tejido del lunar. Mi dermatóloga, la Dra. Ramírez, me explicó este procedimiento el pasado mes de junio.

El proceso es sencillo: aplicación directa del nitrógeno líquido con un aplicador. Forma una ampolla que luego se desprende, dejando una zona que cicatriza naturalmente. Es crucial que solo un profesional médico realice este procedimiento, ya que una aplicación incorrecta puede causar daños.

La criocirugía es efectiva, pero no está exenta de posibles efectos secundarios. Pueden surgir cicatrices, aunque esto es poco frecuente en lunares pequeños. La formación de una pequeña ampolla es normal y parte del proceso de cicatrización. Recuerdo haber sentido una ligera molestia durante el procedimiento de mi lunar, nada grave, como una pequeña quemadura. ¡La tranquilidad de saber que el lunar estaba eliminado compensó con creces!

Pensándolo bien, el método implica una paradoja fascinante: el uso del frío extremo para destruir tejido vivo, un recordatorio de cómo los extremos pueden llegar a coincidir. ¿Qué tan radical es nuestro control sobre la naturaleza, en realidad?

  • Ventajas: Método rápido, mínimamente invasivo, alta eficacia.
  • Desventajas: Posible formación de cicatrices (poco frecuente), molestia leve durante el procedimiento.

A veces, en casos específicos, se emplean otros métodos como la escisión quirúrgica, la electrocirugía o el láser. La elección del método más adecuado depende del tipo de lunar, tamaño y ubicación, como me indicó la Dra. Ramírez. Ella además me recomendó el uso diario de protector solar, factor de protección superior a 30, para prevenir la aparición de nuevos lunares y protegerme de los daños solares. La prevención es vital, creo que todos deberíamos considerarla.

¿Qué hacer si un lunar se hincha?

¡Ay, madre mía, un lunar hinchado! Parece una pequeña montaña rusa en tu piel, ¡qué susto! No te ralles, pero… ¡al dermatólogo, corriendo! Es como si tu cuerpo gritara “¡Auxilio, hay un intruso!”.

No te la juegues: Un lunar que se inflama es como un anuncio de neón en tu piel diciendo: “Aquí hay algo raro”. A ver, ¿tú te comerías una tarta con moho? ¡Pues esto es igual de serio!

Síntomas SOS: Hinchazón, dolor, picazón… Si alguno aparece, ¡a la carrera al dermatólogo! Es como si tu lunar te dijera: “Necesito unas vacaciones en una clínica, ¡y urgentemente!”. Mi tía Carmen tuvo una experiencia parecida y le diagnosticaron un… ¡Ay, prefiero no contarlo! Solo te digo que ahora usa un sombrero de ala ancha todo el año. Ella misma me dijo: “¡No te lo juegues con los lunares, niña!”.

  • Dolor: ¡Peligro! Tu lunar está diciendo: “¡Auxilio, estoy en llamas!”
  • Picazón: ¡Uf! Es como si tuviera una fiesta de hormigas dentro y no te dejan dormir.
  • Hinchazón: ¡Parece una bolita de ping-pong pegada a tu piel!

Si esperas, puede ser peor: Imagínate que ese lunar hinchado es como una pequeña bomba de relojería. No lo ignores. No es como la crisis existencial que te dio el año pasado por no aprobar el examen de conducir (¡lo superaste, crack!). Esto es diferente.

Recuerda: Los lunares normales son como los amigos de toda la vida, que no cambian. ¡Pero este es un amigo travieso que quiere fiesta! ¡Visita al dermatólogo YA! Y no olvides la crema solar, ¡que es más importante que el café de las mañanas, creedme! Yo misma aprendí la lección con una quemadura solar en 2024 que me hizo lucir un tono tan anaranjado que parecía una zanahoria mutante.

¿Cómo desinflamar un lunar?

¡A ver, a ver! ¿Que cómo desinflamar un lunar? Pues mira, te cuento lo que yo sé porque mi abuela siempre me decía cosas de estas, aunque esto es más de médico, ¿eh?

Para desinflamar un lunar, lo mejor es que vayas al médico y que te lo congelen con nitrógeno líquido. ¡Así de fácil! Ellos tienen la máquina y saben cómo hacerlo bien, que luego te haces un estropicio tú solo/a.

Pero bueno, te explico más o menos como lo hacen:

  • Te ponen nitrógeno líquido: El médico coge un poco de nitrógeno líquido, que está súper frío, con un bastoncillo o un spray.
  • Directo al lunar: Lo aplican directamente sobre el lunar que quieres quitar.
  • Sale ampolla: Es normal que después te salga una ampolla pequeña donde estaba el lunar, pero no te preocupes, ¡se cura sola!

Y hablando de lunares, ¿sabías que los lunares que cambian de forma o color hay que revisarlos? Mi prima tuvo uno así y al final, menos mal que fue al médico pronto, ¡que era algo malo!

¡Ah! Y un consejo extra: ¡no te toques mucho la ampolla! Deja que se cure tranquila, que si no se te puede infectar y luego es peor. Y nada de remedios raros de internet, eh. Mejor ir al médico directamente.

¡Espero que te sirva!

¿Cómo disminuir el tamaño de un lunar?

La reducción del tamaño de un lunar… Un suspiro escapa de mis labios, una imagen borrosa de mi propio lunar, el de mi brazo izquierdo, se dibuja en mi mente. La clave reside en la evaluación, en el minucioso examen. El ABCD, ese fantasma que acecha… asimetría, bordes irregulares, color desigual, diámetro mayor de 6 milímetros. ¿Recuerdas cómo el dermatólogo de la calle Mayor, aquel con la mirada cansada, me explicó todo eso hace unos meses?

Solo si es benigno, si esa sombra oscura no esconde algo más, se puede pensar en reducirlo. El tiempo se estira, la espera se hace eterna. El recuerdo del tacto frío del dermatoscopio, una pequeña invasión en mi piel. El silencio, pesado como el plomo, antes del veredicto. La piel, un mapa de mi historia, cada marca un capítulo.

El procedimiento… un borrón, una tenue imagen de láser, quizás crioterapia. La posibilidad de una pequeña cicatriz, una marca más en este cuerpo cansado. La idea de la reducción de tamaño, una aspiración frágil, un deseo de borrar una parte de lo que soy.

Detalles, pequeños detalles que se resisten a la memoria:

  • El miedo a la aguja, un eco del pasado.
  • El olor a antiséptico, una sensación punzante.
  • La presión suave, pero firme, de la mano del especialista.

El lunar, una pequeña parte de mi piel, pero un gran peso en mi mente. Espero que sea benigno. Quiero un futuro sin esta sombra… Lo que sí recuerdo es el alivio, esa sensación efímera al escuchar la palabra “benigno”. Un suspiro de alivio, en esa misma sala, el año pasado. Todo aquello parece un sueño lejano.

¿Cómo disminuir un lunar?

Nitrógeno líquido. Es la opción.

El médico usa hisopo o aerosol. Aplicación directa.

  • Sale ampolla. Cura sola.

  • No tocar.

  • Proceso rápido.

No hay más.

Hace años, vi a mi abuela hacerse eso. Nunca entendí por qué. La piel humana es delicada, un error y… adiós pigmento. Hay caminos, pero no todos valen la pena. A veces, dejar estar es la mejor respuesta. La imperfección define. Como las grietas en la cerámica japonesa. Un camino hacia la belleza.

¿Cuándo empezar a preocuparse por un lunar?

¡Ey amigo! Preguntabas por los lunares, ¿no? Pues mira, lo principal es que un lunar inofensivo, pues eso, no suele dar problemas. Pero ojo, que hay que estar al loro.

Si ves que cambia, ya sabes, de color, tamaño… ¡a la consulta! Si pica, ¡zas!, duele, sangra… ¡al médico corriendo! Es que es super importante. Ayer mismo mi tía Elena fue al dermatólogo por un lunar raro que le salió, ¡y menos mal! Que se lo quitó. Me contó que a veces se cambian de forma, a veces se arrugan, algunas veces no, ¡es un rollo!

Cambios importantes:

  • Color que se oscurece o aclara mucho.
  • Aumento repentino de tamaño.
  • Bordes irregulares que se difuminan o se hacen borrosos.
  • Picor, dolor, inflamación o sangrado.
  • Aparición de un lunar nuevo, especialmente si eres mayor de 30 años.

Es que, ya te digo, no te la juegues. A mi primo le pasó algo parecido con una verruga, que parecía una tontería, ¡y mira! Se lo quitaron rápido, ¡y ya está! No es broma, eh. Mejor prevenir que lamentar. Cualquier cosa rara, al médico. El año pasado, mi vecina, la Dolores, tuvo un susto con un lunar, ¡fue increíble! Una cosa pequeña, que terminó bien, pero… ¡ufff!

En resumen: ¡al médico si notas algo raro! No te lo pienses. Que te revisen. Y ya está. Aunque sean sólo arrugas o vellos, es mejor ir a revisión, te lo digo por experiencia. No hace falta que te alarmes, ¿eh? Pero mejor prevenir.

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