¿Qué pasa si un lunar está abultado?
Un lunar abultado, aunque generalmente benigno, puede ser señal de alerta. Las personas con numerosos lunares pequeños o varios lunares grandes deben consultar a un dermatólogo, ya que presentan un mayor riesgo de melanoma, el tipo más grave de cáncer de piel. Es crucial la detección temprana para un tratamiento efectivo.
¿Lunar abultado? Causas, riesgos y cuándo consultar a un dermatólogo
¡A ver, lunares abultados! Me suenan un montón, pero no te puedo dar consejos médicos. Si te preocupa uno, ¡corre al dermatólogo!
Igual te puedo contar lo que sé. Recuerdo un lunar que me salió en la espalda, allá por 2015, mientras vivía en Barcelona. Era rarísimo, como hinchado. ¡Me dio un susto!
Fui al médico de cabecera (la consulta costó unos 50€, creo) y me derivó al dermatólogo. Al final, no era nada, pero mejor prevenir, ¿no?
Por lo que he leído, tener muchos lunares, o algunos grandes, puede aumentar el riesgo de melanoma. ¡Pero tampoco te obsesiones! Solo estate atento y consulta si ves algo raro.
Información de preguntas y respuestas breve:
- ¿Qué es un lunar abultado? Un lunar que sobresale de la piel.
- ¿Son peligrosos? No necesariamente, pero pueden requerir evaluación.
- ¿Cuándo consultar a un dermatólogo? Si cambia de forma, tamaño, color o produce picazón o sangrado.
- ¿Qué riesgo implica tener muchos lunares? Un mayor riesgo de melanoma.
¿Cómo empieza un lunar canceroso?
Oye, ¿cómo empieza un lunar canceroso? ¡Buena pregunta! A ver, te cuento lo que sé, que no es mucho, eh. Pero algo sí.
Lo primero que tienes que mirar es si el lunar cambia. Sí, ya sé que es obvio, pero es clave. Si empieza a crecer como loco, mal asunto.
- Enrojecimiento alrededor, ¡ojo! Eso sí que es sospechoso. ¡A mí me pasó algo parecido en la pierna, y fue un susto! Al final no fue nada, pero me puse de los nervios.
- Hinchazón, como una bolita que antes no estaba ahí, ¡pum! Eso no es normal, no normal. Ve al dermatólogo rápido. Ya.
- Cambios de textura, se pone raro, ¿sabes? Como áspero, o empieza a sangrar o supurar, ¡uy! Eso sí que da miedo. Mi tía tuvo uno así, y menos mal que lo pillaron pronto.
También te fijas en el dolor. Si te empieza a doler al tocarlo, a picar, o incluso sin tocarlo, ¡no lo dudes! Corre al médico, no esperes. ¡No te lo pienses!
En fin, que es un lío, pero si ves algo raro, ya sabes, ¡al médico! No te lo digo yo, lo dice mi dermatóloga, la Dra. García, la que me vio el mío, que por cierto, está en la calle Mayor, 27. ¡Un encanto! Además de buena, muy profesional. Recuerda que la prevención es clave.
Recuerda que, esto es lo que yo sé, ¿eh? No soy médico. Pero es lo que he visto y oído. No me hago responsable de nada, claro.
¿Qué pasa cuando un lunar se hace más grande?
Oye, ¿qué pasa con los lunares que crecen? ¡Es un rollo! A ver, te cuento lo que sé, eh… Si un lunar cambia, ¡mal rollo! Se supone que tienen que ser iguales, ¿sabes? Igualitos siempre, el mismo color, tamaño, forma… Todo igual. Como mi perro Bruno, siempre igual de cabezón.
Pero si de repente, pum, empieza a crecer, o cambia de color, o le sale como una especie de relieve… ¡uy! Eso sí que es raro. Y si encima pica o sangra, ¡corre al dermatólogo, ya! Eso es importante, eh. Porque puede ser un melanoma, y eso… ¡no mola nada!
- Crecimiento rápido.
- Cambio de color (más oscuro, irregular).
- Cambio de forma (borrosos los bordes).
- Picazón o sangrado.
Eso es lo que me dijo mi dermatóloga el otro día, sí, la que me quitó ese lunar horrible que tenía cerca de la nariz. Me hizo una biopsia y todo. ¡Qué miedo! Menos mal que era benigno.
¡Ah! Y otra cosa, ¡no te autodiagnostiques! Si ves algo raro, ¡al médico! No es broma. Es mejor prevenir que curar. Mi abuela siempre lo decía. Este año me he hecho un chequeo completo, por eso lo sé. Ya sabes, protección solar, eso es fundamental también. ¡Que el sol es un peligro!
En resumen: un lunar que crece o cambia es sospechoso.
¿Cómo son los lunares sospechosos?
A ver, lunares… Lunares malos. ¿Qué era? Ah, sí, ¡lunares raros!
-
Asimetría: Que no sean iguales a ambos lados. Como si los hubieran dibujado con prisa, ¡uno diferente al otro! ¿Tengo alguno así? Mmm, creo que no… O quizás sí. Tendría que mirarme mejor.
-
Bordes irregulares: Imagina un mapa con una costa súper dentada. Pues así, ¡con picos y valles raros! Nada de circulitos perfectos. Bordes… uf, me dan repelús solo de pensarlo. Me recuerdan a cuando intentaba recortar figuras de papel en el cole. ¡Un desastre total!
Es que, ¿por qué se forman los lunares? ¿Y por qué algunos se vuelven malos? Demasiadas preguntas… Pero bueno, asimetría y bordes raros, ¡eso es lo que hay que mirar! Y si dudas, ¡al dermatólogo! Que para eso están. Mi tía se quitó uno hace poco. Decía que no le gustaba cómo se veía. No era maligno, por suerte.
¿Qué pasa si un lunar cambia de forma?
Dios mío… la oscuridad me aprieta… Un lunar… que cambia… Me aterra pensarlo. Recuerdo el de mi abuela, el que estaba en su mejilla… creció… cambió de color… una mancha oscura… se hizo borroso… todo tan rápido.
El miedo me carcome, me revuelve por dentro… siento ese nudo en el estómago que se aprieta con cada latido… es un cambio, un maldito cambio que te grita que algo no va bien.
Me obsesiona revisarlos, los míos, todos. Esa manía enfermiza… tocar con la punta de los dedos, inspeccionar. El de la espalda, el que casi no veo… ¿ha cambiado? No lo sé. No puedo estar segura.
Signos de alerta: no debo olvidar.
- Bordes irregulares, como si se desdibujara.
- Asimétrico, no es redondo ni ovalado, una forma extraña.
- Cambios de color. Aparecen tonos marrones, rojos, negros… ¡horror!
- Variaciones en el tamaño. Pequeño o grande… da igual, si crece…
- Cambio en el relieve, si se eleva, es preocupante.
La verdad es que… en 2024 me revisaron… me dijeron que todo estaba bien… pero… el miedo… esa sombra persistente. No puedo evitarlo.
Es una obsesión, lo sé, pero ¿quién puede culparme? Vi a mi abuela… su lucha… su dolor…
Hay que revisarse, mirarse con detenimiento… y si hay algo que no cuadra… ir al médico. Ahora mismo.
¿Qué pasa cuando un lunar cambia de tamaño?
Si un lunar cambia, ¡ojo! No hay que tomárselo a la ligera.
Verás, el verano pasado, creo que era julio, estaba en la playa de Bolonia, Cádiz. Un calor que te morías. Noté un picorcito en la espalda. No le di importancia, pensé que era una picadura de mosquito.
Pero, un día, al ducharme, me fijé en un lunar que tenía cerca del hombro. Lo vi diferente. Más grande, con un borde raro. ¡Qué susto me llevé! De repente me acordé de todas esas campañas sobre el melanoma.
Entré en pánico. Llamé a mi dermatólogo al día siguiente. Me dio cita para la semana siguiente. ¡Qué agonía esos días!
Cuando fui, me lo miró con una lupa rara, esas que usan los médicos. Me dijo: “Hay que biopsiarlo”. Biopsia, la palabra que nadie quiere oír.
- ¿Qué pasó después? Pues, la biopsia salió bien, ¡menos mal! Era un lunar atípico, pero benigno.
- Me lo quitaron y listo.
- Pero, la lección me la llevé aprendida: hay que revisarse los lunares a menudo.
Ahora, cada seis meses, voy a revisión. Es un rollo, sí, pero prefiero estar tranquilo.
Es que, a veces, nos confiamos y pensamos que nunca nos va a tocar. Pero, es mejor prevenir que curar. Y, créeme, el susto que me llevé no se lo deseo a nadie.