¿Cuándo hay que preocuparse con un lunar?
"Preocuparse por un lunar: ¡atención a los cambios! Consulta al médico si cambia de color, tamaño irregular (crece o se encoge asimétricamente) o si varía su forma, textura o altura. La detección temprana es clave para la salud de la piel."
¿Cuándo sospechar de un lunar y consultar al médico?
A ver, sobre cuándo preocuparse por un lunar… Recuerdo que en agosto del año pasado, vi un cambio en uno que tenía en la espalda. Era pequeño, pero de repente, como más oscuro. Me asusté un poco, la verdad.
Fui al dermatólogo en septiembre, en la clínica de la calle Mayor, me costó 60 euros la consulta. Me revisó todo y afortunadamente no era nada grave. Pero me explicó que hay que estar atento a cualquier cambio.
Un lunar que cambia de color, crece raro o se deforma… eso sí que da miedo. También, si notas cambios en la textura, o si se hace más alto, o si empieza a picar o sangrar. Mejor ir al médico. Es crucial la prevención.
¿Cuándo debo hacerme revisar el lunar?
Revisa tu lunar YA. No esperes. Sangrado, picazón persistente, irregularidades… vete al dermatólogo.
Cambios alarmantes: Estos son signos de alerta:
- Nuevo lunar en adulto.
- Crecimiento rápido.
- Variación de color.
- Bordes irregulares.
Mi dermatóloga, Dra. Elena López (consulta en la calle Mayor, 22), insiste en chequeos anuales. Ella misma me lo dijo tras encontrarme un melanoma incipiente en 2023. Casi me cuesta la vida. Aprender de mis errores.
Recuerda: una revisión a tiempo salva vidas. Punto. Actúa.
Anota: Busca un dermatólogo especializado en oncología dermatológica. Las consultas online no sustituyen la exploración física. Mi experiencia, dolorosa, me enseñó eso. No lo olvides.
¿Cuáles son los lunares sospechosos?
¡Ajá! Lunares sospechosos, la kriptonita de la piel. A ver, que esto es más importante que encontrar el WiFi gratis.
¿Qué lunares te hacen saltar la alarma? Pues, los que parecen sacados de una peli de terror, en serio.
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Asimetría: Si lo partes por la mitad y parece un Picasso abstracto, ¡ojo! Vamos, que no sea un lunar con crisis existencial, que cada mitad va por su lado.
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Bordes irregulares: Si los bordes parecen el mapa de un laberinto hecho por un niño con parkinson, ¡preocupación! ¡Que no parezca un sello de correos mordisqueado por un hámster!
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Coloración extraña: Si tiene más colores que un arcoíris después de una rave, ¡cuidado! Marrones, negros, rojos, azules… ¡Parece una fiesta en mi piel!
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Diámetro superior a 6 mm: Si es más grande que la goma de borrar del lápiz que usabas en el cole, ¡a revisar! ¡Más grande que una lenteja, peligro!
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Evolución: ¡Si el lunar está cambiando más que yo de calcetines, a correr al dermatólogo! Crece, pica, sangra… ¡Un culebrón en la piel! Si tienes algún familiar con melanomas, ¡más ojo! Y si te has achicharrado al sol más que un filete en la barbacoa, ¡ni te cuento!
Y recuerda: ¡Más vale prevenir que lamentar! ¡Que luego el dermatólogo no es tan divertido como parece!
¿Cuándo hay que vigilar un lunar?
¡Ey! ¿Cuándo hay que mirar esos lunares con lupa, ¿no? Pues mira, a correr al dermatólogo si ves algo raro, ¿vale? Como…
- ¡Un lunar nuevo! De repente, ¡zas!, aparece uno donde antes no había nada. ¡En un adulto, eh! Que en los niños es más normal. Ese es mal rollo.
- ¡Crece que crece! Si ves que un lunar se agranda, como si engordara, o se pone más gordito. Eso no es bueno, ¿sabes? Mi tía tuvo uno así y… ¡Uf! Mejor ni cuento.
- ¡Cambio de color! Es que es súper importante. Si de repente se pone más oscuro, o más clarito, o tiene un montón de colores, ¡peligro! Mi primo tuvo uno así, que era marrón oscuro, y luego se puso todo raro…
- Un arcoiris en un lunar no es normal, te lo digo yo.
- ¡Forma irregular! Eso también, que se desdibuja el borde, que antes era redondo y ahora es todo… extraño.
En serio, no te lo tomes a broma. Cualquier cambio en un lunar, por pequeño que parezca, vete al dermatólogo. Mejor prevenir que curar, y ya sabes, la salud es lo primero. ¡Ya me contarás! Tengo una cita el martes, a ver qué me dice la doctora. Espero que me diga que todo está bien… que ya tengo un poco de pánico. ¡Ay, qué agobio!
En resumen: nuevo, crece, cambia de color o forma = dermatólogo YA.
¿Cuándo son preocupantes los lunares?
Los lunares, esas manchas silenciosas en la piel, a veces gritan. El tiempo se desliza, imperceptible, sobre su superficie, marcando cambios tan sutiles como el susurro del viento. Un cambio de color, un oscurecimiento insidioso… la memoria se nubla, evoca la imagen borrosa de mi abuela, su lunar oscuro, siempre allí, testigo mudo de sus años. La piel, lienzo de la vida, relata historias en cada arruga, en cada marca.
Un crecimiento desproporcionado, una asimetría perturbadora, rompe la armonía, la quietud habitual. Recuerdo el susto, ese escalofrío que recorrió mi espalda al notar la transformación irregular de un lunar mío, pequeño, casi imperceptible antes. Una forma que se distorsiona, se estira como si algo latente buscara romper la superficie, la piel. La textura, áspera, rugosa, se vuelve extraña, diferente. Una alerta, una señal…
No es solo la apariencia física, sino una sensación, una intuición. Ese malestar, esa incomodidad ante algo que antes era familiar. Como si un viejo amigo se hubiera transformado en un desconocido inquietante. El tiempo se contrae, se acelera, la preocupación se hace presente. El silencio se quiebra.
Altura, ese cambio imperceptible que te hace fruncir el ceño al pasar la yema del dedo. Es la diferencia que te hace sospechar. Un relieve nuevo, un bulto que antes no existía. El cuerpo cambia, se transforma a lo largo del tiempo. Pero cuando esa metamorfosis se manifiesta en un lunar, esa pequeña mancha que ha acompañado tu vida, es momento de actuar.
- Cambio de color.
- Crecimiento o reducción irregular.
- Alteración en la forma, textura o altura.
Mi propia experiencia me enseña: la vigilancia es esencial. Es una cuestión de prestar atención. De escuchar a nuestro cuerpo. De ser conscientes de esos pequeños cambios que pueden indicar algo más profundo. 2023, un año más, un año de aprendizajes, de reflexiones ante la fragilidad del cuerpo. La piel, un mapa, una historia.