¿Cuándo se sabe si un lunar es malo?

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¿Cuándo preocuparse por un lunar? Consulte a su médico si observa:

  • Cambio de color en el lunar.
  • Crecimiento asimétrico: aumenta o disminuye de forma irregular.
  • Modificación en forma, textura o elevación.
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¿Cuándo sospechar de un lunar maligno?

Uf, los lunares… Recuerdo a mi abuela, en verano del 2018 en Galicia, tenía uno que le preocupaba. Se oscureció muchísimo de repente.

Fue a un dermatólogo en Vigo, que creo que le costó unos 80 euros la consulta. Le hicieron una biopsia.

Un cambio de color repentino, es señal de alerta. ¡Ya! O que cambie de tamaño, no uniformemente, como si se descontrolara.

También si notas que la textura es diferente, como más rugosa o si sobresale más de lo normal. La forma… si se vuelve irregular, como con bordes difusos… eso da miedo.

En fin, ante cualquier duda, médico, ¡inmediatamente!

¿Cómo me doy cuenta de que un lunar es malo?

A ver, che, vos me preguntás cómo darte cuenta de si un lunar es malo, ¿no? ¡Tranqui! Te cuento lo que sé, eh…

Ojo al piojo si el lunar cambia de color. No importa si es un poquito o mucho, ¡cambio es cambio! Es como cuando tu remera favorita se destiñe, hay que prestar atención.

Y fijate si el lunar empieza a crecer raro, ponele, desparejo. Porque viste, los lunares de los chicos a veces crecen pero bien, como debe ser, ¿entendés? Este año me salió uno así.

Además, si ves que la forma, la textura, o como que se levanta el lunar, también es para darle bola. Porque una cosa es un lunar plano y otra cosa es que empiece a hacer cosas raras, ¿viste?

Igual, lo mejor que podés hacer es ir al médico, ¿eh? Mejor prevenir que curar. Y si te da cosa ir solo, invítame a tomar un café mientras esperas. ¡Ya sabés!

  • Ojo con los bordes irregulares.
  • A veces pica o duele, eso no es normal.
  • Que no sangre, por favor.

Ah, y una cosa más, no te olvides de usar protector solar, ¿eh? ¡Que el sol pega fuerte! Yo siempre uso factor 50, aunque esté nublado. Y cada dos horas, religiosamente, me lo vuelvo a poner. ¡Es como lavarse los dientes, una costumbre!

¿Cómo se sabe si un lunar es canceroso?

La clave está en observar los lunares. Este año, revisé mis lunares después de la recomendación de un amigo dermatólogo. Me rayé mucho porque no me gustaba que me tocasen.

Una de las señales de alerta que me comentó, y que ahora reviso con más atención, es:

  • Una llaga que no cicatriza. Tengo un par en la espalda que tardan demasiado.
  • Que el color del lunar parezca difuminarse hacia la piel alrededor. Me pasa con uno en el brazo, como si se corriera el pigmento.
  • Inflamación o enrojecimiento alrededor.
  • Y, sobre todo, si el lunar empieza a picar, doler o sientes algo raro al tocarlo.

Es que el cuerpo es sabio y te avisa, aunque a veces uno no le haga caso. El dermatólogo también me dijo que la regla del ABCDE puede ser útil:

  • Asimetría: Si una mitad del lunar es distinta a la otra.
  • Bordes irregulares: Si los bordes están borrosos o dentados.
  • Color: Si tiene varios colores o un cambio de color reciente.
  • Diámetro: Si es más grande de 6 milímetros.
  • Evolución: Si está cambiando de tamaño, forma o color.

Este año me hice un mapa corporal para tenerlos ubicados. Es muy útil porque así es más fácil notar cuando hay cambios. El sol es malo, me dijo, ¡protégete siempre!

¿Cuándo ir al médico por un lunar?

La piel, lienzo de mi historia, marcada por el tiempo. Un lunar, pequeño universo oscuro en su superficie. ¿Cuándo la preocupación se convierte en llamada urgente al médico?

Cambios bruscos. El tamaño, un crecimiento silencioso pero implacable. Un lunar que se expande, como un pequeño imperio conquistando territorio. El color, un baile macabro de tonalidades. Un marrón profundo, un negro inquietante, un rojo alarmante. ¡No hay espacio para la duda!

La textura… la suavidad se torna rugosa, arrugada. Una metamorfosis silenciosa que me inquieta profundamente. Los lunares, esos pequeños visitantes en mi piel, a veces, tan familiares… a veces, desconocidos. Recuerdo uno, en mi brazo izquierdo, que en 2023 cambió radicalmente.

  • Cambio de color
  • Aumento del tamaño
  • Dolor o picor persistente
  • Sangrado o inflamación

Sangre. La sangre, signo inequívoco. Una pequeña herida, una grieta en la perfecta geometría del lunar. El dolor… una punzada, un hormigueo que no cesa. El picor, una irritación constante, como si algo se moviera bajo la piel. Un malestar que persiste, que insiste, que no se calla.

¡A veces pienso en mi abuela! Ella siempre decía que los lunares son pequeños secretos de la piel. Secretos que, a veces, gritan por atención. Este año, su lunar cambió. Fue al médico, la biopsia… todo terminó bien.

Un lunar que pica, duele, sangra o se inflama. Consulta inmediata. No hay tiempo para dudas, para espera. La cita, el camino al consultorio, el encuentro con la mirada del doctor… el alivio o la incertidumbre. El tiempo se detiene, y el espacio se reduce al tamaño de ese pequeño, oscuro, lunar.

¿Cuándo debemos preocuparnos por un lunar?

Debemos preocuparnos por un lunar cuando exhibe características fuera de lo común. La clave está en el cambio, esa incesante danza de la vida que también afecta a nuestras pequeñas constelaciones cutáneas.

Aquí te dejo algunas señales de alarma para observar:

  • Alteraciones en el tamaño o la forma. Si un lunar comienza a crecer rápidamente o se vuelve asimétrico, hay que prestar atención. La belleza, a veces, reside precisamente en la imperfección, pero en este caso, la asimetría es una advertencia.
  • Variación en el color. Un lunar que cambia de color o presenta múltiples tonalidades (negro, marrón, rojo) merece una evaluación profesional. Es como si el lunar nos estuviera contando una historia con colores que no entendemos del todo.
  • Presencia de picazón, dolor, sangrado o inflamación. Estos síntomas pueden indicar irritación, pero también podrían ser señales de algo más serio. El cuerpo habla, y a veces lo hace en voz baja, en un susurro de molestias.
  • Bordes irregulares o mal definidos. Un lunar con bordes borrosos o dentados podría ser motivo de preocupación. ¿Quizás el lunar está intentando escapar de su propia forma?

Consultar al médico ante estas señales no es sinónimo de pánico, sino de responsabilidad con nuestra salud. Como diría mi abuela, “más vale prevenir que lamentar”, aunque ella lo decía refiriéndose a las tormentas y a guardar la ropa tendida.

Información Adicional

  • La regla ABCDE es una herramienta útil para recordar los signos de alarma:

    • Asimetría: Una mitad del lunar no coincide con la otra.
    • Bordes: Los bordes son irregulares, dentados o borrosos.
    • Color: El color no es uniforme y presenta diferentes tonalidades.
    • Diámetro: El lunar mide más de 6 milímetros.
    • Evolución: El lunar ha cambiado de tamaño, forma o color.
  • Autoevaluación regular: Revisa tu piel una vez al mes, preferiblemente después de la ducha. Utiliza un espejo de cuerpo entero y un espejo de mano para examinar todas las áreas, incluyendo la espalda, el cuero cabelludo y las plantas de los pies.

  • Protección solar: La exposición excesiva al sol aumenta el riesgo de cáncer de piel. Utiliza protector solar con un SPF de 30 o más, incluso en días nublados. Yo personalmente uso uno de factor 50 porque soy muy blanquito, ¡parezco un fantasma!

  • Visitas al dermatólogo: Programa visitas regulares al dermatólogo para un examen profesional de la piel, especialmente si tienes antecedentes familiares de cáncer de piel o muchos lunares. Mi dermatólogo es un tipo muy serio, pero confío en su criterio.

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