¿Cuánto cobra un médico por una consulta en España?

Vale, vamos a ver cómo podemos darle vida a este tema de cuánto cuesta ir al médico en España, haciéndolo más cercano y… bueno, ¡yo misma!

¿Cuánto cuesta ir al médico en España? A ver, ¡vamos a contarnos la verdad!

El tema de la salud siempre me pone a pensar. ¿No les pasa que uno nunca sabe qué esperar? Y más cuando hablamos de dinero… ¿Cuánto me va a costar esta vez? En España, si hablamos de la sanidad privada, la cosa baila bastante.

He estado investigando un poco sobre cuánto cobra un médico por una consulta aquí, y la verdad es que me he quedado un poco… sorprendida. Verán, parece que las aseguradoras, esas que nos prometen cuidarnos, ¡les pagan a los médicos entre 6,50€ y 20€ por la primera consulta! ¡Sí, sí, han leído bien! ¿Os imagináis? ¡Con lo que cuesta formarse y lo importante que es su trabajo!

Claro, luego está la otra cara de la moneda, lo que pagamos nosotros, los pacientes, si no tenemos seguro o vamos directamente al médico privado. Ahí la cosa sube, y mucho. He oído que una consulta puede costar entre 60€ y 100€, o incluso más, dependiendo de la especialidad y la clínica. ¡Un dineral!

Comparado con otros países, como Alemania o Francia, donde parece que los médicos cobran bastante más, pues… no sé, me da que pensar. ¿Significa eso que la calidad es peor aquí? ¡Espero que no! Aunque, siendo sincera, a veces me pregunto si esos precios tan bajos no terminan afectando la dedicación y el tiempo que el médico puede dedicar a cada paciente.

Recuerdo una vez que fui a un dermatólogo privado porque tenía un sarpullido que no se me iba. Me cobraron como 80€ por verme, y la consulta duró… ¿qué sé yo? ¿Cinco minutos? ¡Cinco minutos! Al final, el tratamiento me costó una pasta y la verdad, no noté mucha mejoría. ¿Será que el tiempo es oro, y el médico tenía prisa por pasar al siguiente paciente? ¡Quién sabe!

Pero bueno, al final, lo importante es encontrar un buen profesional que nos inspire confianza, ¿no creen? Y aunque el precio sea importante, a veces, lo barato sale caro. ¿No les ha pasado alguna vez? ¡A mí sí!