¿Es peligroso nadar en mar abierto?

Vale, a ver qué tal me sale esto. Aquí va mi intento de transformar ese texto en algo más personal y… bueno, más yo:

¿Peligro en el Mar Abierto? Uf, ¡A mí me da cosilla!

¿Nadar en mar abierto? ¡Suena a libertad! Pero, ay madre, también me da un poquito de miedo, la verdad. No es como la piscina del barrio, ¿sabes? Ahí, todo controlado, el agua cristalina y el socorrista atento. Pero en el mar… la cosa cambia, ¡vaya que sí!

Y es que, pensándolo bien, tiene sus riesgos. Lo primero, ¡las olas! Una cosa es jugar con las olitas en la orilla, y otra muy distinta que te venga una ola grandota y te zarandee como si fueras un calcetín en la lavadora. ¿Te imaginas intentar nadar contra eso? ¡Qué agobio! He visto a gente pasarlo fatal, intentando salir y la corriente tirándolos para atrás.

Y luego, la falta de supervisión. En una piscina, si te pasa algo, alguien te ve al toque. Pero en el mar… ¡estás más solo que la una! Y eso, con la corriente, las olas, y si te pica una medusa (¡que a mí me ha pasado!), pues… te puede entrar el pánico. ¿No crees?

Una vez, cuando era pequeña, me metí demasiado adentro en el mar y me empezó a arrastrar la corriente. ¡Qué miedo pasé! Por suerte, mi padre estaba atento y me sacó a tiempo. Pero desde entonces, le tengo un respeto enorme al mar.

Así que, sí, nadar en mar abierto puede ser peligroso. Las olas fuertes hacen que nadar sea mucho más difícil, ¡y eso aumenta el riesgo de ahogarte! Y como no hay nadie vigilando, ni socorristas a mano, si te pasa algo… ¡la cosa se complica!

Por eso, ¡precaución, amig@! Si te vas a meter al mar, ¡ojo avizor! Y si no eres un nadador experimentado, mejor quédate cerquita de la orilla. ¿No te parece? ¡Más vale prevenir que lamentar, como dice mi abuela!