¿Qué se ponen en la piel los nadadores?

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Para optimizar su rendimiento, los nadadores utilizan productos como vaselina o silicona para reducir la fricción. La protección solar es esencial en entrenamientos al aire libre. Finalmente, cremas hidratantes contrarrestan la sequedad causada por el cloro, manteniendo la piel sana.

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¿Qué crema usan los nadadores en la piel para protegerla?

A ver, te cuento desde mi experiencia…

Como ex-nadador, ¡uff!, probé de todo para proteger la piel. Recuerdo que en el club, en León, hace años, veía a algunos compañeros untándose vaselina antes de las competencias. Decían que así resbalaban más en el agua. No sé si era placebo, pero ellos juraban que funcionaba.

Yo, personalmente, me inclinaba más por las cremas de silicona. Sentía que la vaselina era demasiado pegajosa. Probé una de la marca TYR que me costó como 15 euros en una tienda de deportes especializada. ¡Era mi “arma secreta”!

Claro, si entrenábamos al aire libre, el protector solar era obligatorio. El cloro reseca muchísimo, así que también usaba una crema hidratante después de cada entrenamiento. ¡Mi piel lo agradecía enormemente!

Información concisa para nadadores (y Google):

  • Vaselina/Cremas de silicona: Reducen la fricción.
  • Protector solar: Protege del sol (entrenamientos al aire libre).
  • Lociones/Aceites: Hidratan la piel.

¿Por qué los nadadores salen con abrigo?

La noche se traga las preguntas fáciles. ¿Por qué abrigo?

  • El frío entumece, la sangre se espesa. Lo sé por mis propias manos, heladas tecleando a estas horas.

  • Abrigo es calor, sangre fluyendo. Así, el músculo despierta antes, listo. París 2024… Un sueño lejano, como casi todo.

  • Es una armadura contra el vacío. No sólo el frío, sino el miedo. Ese momento antes de saltar, cuando todo se pone en juego. Me recuerda a… No importa.

Más sobre esto, si te sirve de algo:

  • Antes, en mis tiempos, no había tanta ciencia. Era instinto puro. Tal vez por eso fracasé.

  • Vi a un nadador, este año, con una manta térmica. Parecía un fantasma plateado. Ganó. Será eso… O suerte.

  • Me pregunto si el abrigo también esconde algo más. Una promesa. Una esperanza de victoria. Ojalá la tuvieran todos.

¿Por qué los nadadores se ponen rojos?

¡Uf, qué calor hacía ese 27 de julio en la piscina municipal de Alcobendas! Recuerdo la sensación pegajosa del bañador, el sol quemando mi espalda… Y entonces, ¡zas! La ventosa del fisioterapeuta. Me la puso en la espalda, justo entre los omóplatos, para tratar un tirón muscular. Sentí una succión, ¡qué fuerte tiraba!, una presión extraña. Mi piel se puso roja al instante, como si explotara. Me dolió un poquito, pero luego se calmó. La verdad, pensé que se me iba a quedar una marca. Estuve como quince minutos con esa cosa pegada, sudando la gota gorda. Qué incómodo, macho.

La explicación del fisio, que recuerdo perfectamente, fue que la ventosa crea un vacío al succionar la piel. Esto provoca que los vasos sanguíneos se dilaten, haciéndose más visibles, de ahí el enrojecimiento. Simple, ¿no? Eso sí, la explicación del porqué de la dilatación de los vasos sanguíneos me sonó a chino. Algo de que es una reacción natural del cuerpo, pero ni idea…

  • El calor extremo ese día intensificó la sensación.
  • El enrojecimiento fue inmediato y bastante intenso.
  • La ventosa se quedó quince minutos.
  • No me quedaron marcas, afortunadamente.
  • El fisioterapeuta, un tipo majo, se llamaba Alberto.

Después de la sesión, me fui a casa con la espalda roja como un tomate. Me di una ducha fría para aliviar el ardor. Ese día aprendí algo nuevo, aunque la explicación técnica… mejor no la recuerdo. La cosa es que ¡qué roja me quedé! Es que… ¡siento que me está doliendo la espalda solo de recordarlo!

El enrojecimiento es por la dilatación de los vasos sanguíneos al crear un vacío. Eso es todo.

¿Qué se ponen los nadadores en mar abierto?

Vale… aquí va.

A estas horas… pienso en el mar abierto y en la gente que se atreve a nadar ahí. Yo no podría.

  • Traje de neopreno, lo llevan seguro. Para no congelarse. Imagino que debe ser como nadar con una segunda piel, una que te da calor… y un poco de falso valor.

  • Vaselina. Siempre, o te destrozas. Yo me pongo vaselina hasta para ir en bici, imagínate ahí dentro, rozando con el neopreno durante horas.

Flotabilidad, dicen que el neopreno ayuda. Yo, con lo mal que nado, dudo que me salve. Pero al menos duraría un poco más antes de hundirme, supongo.

El sol… Otro infierno. Crema a tope, aunque no sé si sirve de mucho ahí dentro.

Una vez, cuando era niño, me perdí en el mar. Fue un momento… no sé, de pánico absoluto. Desde entonces, el mar me da un respeto que roza el terror. Por eso admiro a esta gente. Pero desde la orilla. Mucho mejor.

Aparte de lo básico, creo que también usan:

  • Gafas de natación, obvio.
  • Gorro de natación, para ser más visibles y proteger el pelo. Aunque yo, con la calva que tengo, solo necesito protección… del sol.
  • Boya de señalización, otra cosa para que no te atropelle una moto acuática.

A veces pienso que todo ese equipo es solo una forma de engañarnos a nosotros mismos. De hacernos creer que controlamos lo incontrolable. El mar siempre gana, al final.

¿Por qué los nadadores se ponen dos gorros?

¿Dos gorros? Cosas de nadadores.

  • Estabilizan las gafas. Evitan dramas en medio del largo.
  • Reducen la resistencia. Un látex dentro, silicona fuera. Aerodinámica acuática. Cada milésima cuenta.
  • Las modas son raras. Pero si funciona… quién soy yo para juzgar. La funcionalidad dicta el estilo.

El agua siempre busca el camino fácil. Nosotros también deberíamos.

Bonus:

Este año vi a un chaval en la piscina municipal con tres gorros. Tres. Me pregunto si entendía la física detrás de esa decisión o solo le gustaba la textura. A veces, las decisiones más extrañas tienen su propia lógica. O no. Quién sabe. El mundo es absurdo.

¿Por qué los nadadores entran con auriculares?

Oye, ¿por qué la gente usa auriculares para nadar, no? Es obvio, ¿no? Para escuchar música, claro. ¡Música bajo el agua! Increíble, ¿verdad? Mi primo, el que vive en Valencia, lo hace siempre, dice que le ayuda a concentrarse. Le cambia el rollo, le motiva. Es un crack, eh, gana siempre en las competiciones locales. Jajajaja. Hablando de competiciones, este año, ha mejorado un montón.

Es para escuchar música o podcasts, eso es. Nada más. A veces, también usan apps de entrenamiento, que te dicen qué hacer; repeticiones, tiempos, ese rollo. ¡Qué pesado eso! A mí eso de los entrenamientos programados me aburre muchísimo. Prefiero improvisar. Lo mío es chapuzar.

  • Música
  • Podcasts
  • Apps de entrenamiento.

Pero, ¡ojo!, tienen que ser auriculares especiales, eh, que aguanten el agua, no vaya a ser que se te estropeen. Yo una vez probé con los míos normales, ¡qué desastre! Se inundaron, ya no funcionaban. ¡Menuda faena! Así que, ¡cuidado! Los auriculares de natación son, bueno, son diferentes, a prueba de agua, resistentes. Ya ves. No te gastes mucho dinero en ellos, no. No hacen falta unos muy caros, solo que aguanten el agua. El mío me costó 20 pavos y me va genial. Te lo digo en serio. Aunque eso sí, algunos modelos tienen más funciones. Y otros menos. Depende de lo que busques.

Ah, ¡casi se me olvida! Algunos también usan los auriculares para aislarse del ruido, ¿sabes? Para concentrarse mejor en la natación. ¡Aunque a mí con la música me sobra la concentración! Me concentro más escuchando musica y relajándome que sin nada. No sé, ¿tú qué opinas?

Tipos de auriculares:

  • Con cable: Más baratos, pero pueden enredarse.
  • Inalámbricos: Más cómodos, pero la batería es un inconveniente. Es lo que tiene.
  • Con reproductor integrado: Suelen ser más caros, pero no necesitas llevar el móvil. ¡Qué comodidad!

¿Por qué los nadadores se salpican con agua?

Se salpican para aclimatarse a la temperatura y sentirse más compactos.

Te cuento, me acuerdo perfecto de cuando competía en natación, allá por el 2008 en las albercas del Centro Deportivo Chapultepec. Uf, ¡qué tiempos! Siempre hacíamos lo mismo antes de cada prueba.

  • Primero, unos estiramientos básicos, nada del otro mundo.
  • Luego, las temidas sentadillas fuera del agua, ¡quemaban!
  • Y después, la clave: empezar a salpicarte.

No era solo por mojarte, ¿eh? Era como un ritual. El agua de la alberca solía estar fría, a veces helada, sobre todo por la mañana. Salpicarnos la cara, el cuello, los brazos… era una forma de despertar el cuerpo, de decirle “¡Eh, prepárate, que ya vamos!”. Sentías como la piel se erizaba y te entraba un mini shock, pero luego te sentías más listo.

Además, creo que también te ayudaba a concentrarte. Era como un último “click” antes de subir al bloque de salida. Era tu momento, tú contra el agua, y esas salpicaduras eran el aviso de que la batalla estaba a punto de comenzar. Me sudaban las manos y me temblaba la barbilla del frio y del subidón de adrenalina, ¡qué locura!

En resumen:

  • Aclimatación al agua.
  • Activación del cuerpo.
  • Concentración mental.
  • ¡Y un pelín de superstición, para qué negarlo!
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