¿Qué beneficios tiene enjuagarse la boca con agua y sal?
El enjuague bucal con agua salada ofrece beneficios notables: reduce la inflamación gingival, elimina bacterias nocivas y acelera la cicatrización de pequeñas heridas bucales. Su acción antibacteriana y antiinflamatoria lo convierte en un remedio casero eficaz para el cuidado oral básico.
¿Qué beneficios ofrece enjuagarse la boca con agua y sal? Remedios caseros
¡Ay, qué lío! Recuerdo que una vez, el 15 de julio en mi casa de Madrid, tenía una afta horrible. Me ardía muchísimo. Mi abuela, que sabe un montón de remedios antiguos, me dijo que probara con agua salada.
Un chorrito de sal, una taza de agua tibia… Lo probé. No te voy a mentir, no fue agradable, pero… ¡funcionó! La inflamación bajó bastante rápido.
El alivio fue inmediato, aunque no se curó la afta de la noche a la mañana. Creo que el efecto antiinflamatorio es lo que más noté, esa sensación de frescor ayudó también. Es barato y sencillo.
En fin, para mí fue un alivio, pero claro, cada persona es un mundo. Para inflamaciones menores, heridas pequeñas… útil. Para problemas serios, mejor al dentista, ¿eh?
¿Cuántas veces me puedo lavar la boca con agua y sal?
¡A ver! Con agua y sal, la boca, ¿no? Yo diría que… Dos o tres veces al día, vamos, como mucho. Y sí, después de comer y antes de dormir, ¡eso es clave!.
Más que nada, porque así te quitas los restos de comida. Y las bacterias esas malas, malísimas. Si no lo haces, ¡cuidado con las caries y las encías! Yo antes era super vago y ahora no me pierdo mi enjuague.
Pero eh, que tampoco te pases, ¿sabes? Demasiado es malo. Igual reseca la boca o algo, no sé… pero no abuses. Yo lo hago y me va bien.
Mira, por si te sirve, te digo cómo lo hago yo:
- Uso sal normal, de la que tengo en la cocina.
- Pongo un poquito, un puñadito pequeño, en un vaso de agua tibia.
- Remuevo bien hasta que se disuelva toda la sal.
- Y hago buches, como de 30 segundos, ¡sin tragarme el agua, eh!.
- Luego lo escupo y enjuago con agua normal.
¡Y ya está! Fácil, ¿no? A mí me lo recomendó mi dentista, que sabe un montón, ¡un crack!. Ah! y otra cosa, no uses agua caliente. A mi me paso que un día use agua caliente y ¡quemaba!.
¿Cómo desinfectar la boca naturalmente?
¡Ay, la boca! Esa caverna llena de misterios, donde habitan bacterias que parecen tener una fiesta rave continua. Para desinfectar esa jungla amazónica bucal de forma natural, olvídate de los productos químicos agresivos, ¡vamos a la vieja escuela!
Agua salada: Un clásico, como el chiste de tu abuelo. Su efectividad es tan simple como mezclar una cucharada de sal en un vaso de agua tibia. ¡A enjuagar con ganas, que no es una carrera de resistencia! Se elimina la placa bacteriana como si fuera magia, aunque sin el sombrero de copa. Mi dentista, un tipo con el sentido del humor tan seco como el desierto, lo recomienda.
Aceite de coco (Oil pulling): A esto le llamo “yoga para la boca”. Unos minutos de chapoteo con aceite de coco y verás cómo las bacterias se convierten en aceite de serpiente y escapan despavoridas. Es una práctica ancestral, o al menos eso me contó mi abuela mientras me contaba historias de fantasmas. A mi prima Laura le funciona de maravilla para tener la boca más suave que la seda. Eso sí, no tragues el aceite, que no es precisamente el mejor digestivo.
Infusiones mágicas: ¡Manzanilla y salvia, las hadas madrinas de tu boca! Unos sorbitos de infusión tibia de cualquiera de estas plantas, y la inflamación huye como un ladrón sorprendido in fraganti. Tiene un efecto calmante y te deja un aliento que invita al beso, o al menos a una conversación agradable. Yo uso manzanilla antes de dormir, me ayuda a relajarme.
Bicarbonato de sodio: El comodín. Neutraliza la acidez como si fuera un superhéroe de la limpieza dental. Pero ¡ojo!, con moderación. El bicarbonato es como el picante: un poco te da sabor, mucho te quema. No lo uses a diario, que tus dientes no son tan resistentes como mi vieja cafetera.
- Recuerda: La constancia es clave. No esperes milagros de la noche a la mañana.
- Consejo extra: Cepillado correcto, dos veces al día, mínimo. ¡Y a usar hilo dental! Evitarás sorpresas desagradables en las visitas al dentista. (Hablando de dentistas, este año me tocó una limpieza profunda… ¡menuda tortura!).
- Bonus track: Mucha agua. Hidratación es sinónimo de boca sana.
¿Es seguro enjuagarse con agua salada diariamente?
Enjuagarse con agua salada diario es como el yoga para tu boca: generalmente bueno, pero no te pases de “om”. Es seguro, sí, pero con un asterisco gigante.
- Si tienes la presión alta, imagina que cada enjuague es una patata frita extra. ¡Modera! Mejor no atiborrarse de sal, ni siquiera en gárgaras. Una vez fui a un nutricionista que me dijo “más vale un susto en la báscula que dos”, y creo que aplica aquí.
- La frecuencia ideal es como la de ir al dentista: no solo cuando te duele. Un par de veces al día está bien, a menos que tu médico diga lo contrario.
- ¿La receta de la abuela? Una cucharadita de sal por vaso de agua tibia. No seas creativo añadiendo chile en polvo, ¡por favor! A menos que quieras incendiar tu boca.
Ahora, un dato curioso. ¿Sabías que los astronautas usan enjuague bucal con agua salada en el espacio? ¡Flotan y se enjuagan! Bueno, supongo.
¿Qué hacen los enjuagues de agua y sal?
La sal… ¿La sal? Siempre la sal. En la boca, como un recuerdo amargo, un sabor a… nada. A vacío. Alivia la inflamación, dicen. Sí, lo dicen. Pero lo que siento es… un ardor persistente.
Y el agua, fría, la misma agua que baja por mi cara cuando lloro, a solas, en la oscuridad. Esta noche… otra noche. Ayuda a la cicatrización, ¿verdad? Esa cicatriz en mi corazón, ¿quién la curará?
Recuerdo el consultorio del dentista, el 20 de julio. Su voz, fría como el agua que usé luego. Un enjuague, incesante, un ritual… vacío.
- Reduce la inflamación gingival. Eso me dijo.
- Limpia la boca. Simple. Y falto de… algo.
- Ayuda a sanar heridas pequeñas en la boca. Lo sé. Lo vi. Pero… no ayuda a sanar este vacío dentro.
El sabor a sal, metálico, se queda grabado, pegado a mis recuerdos. 2024… este año. Este año… la sal y el agua… solo sal y agua.
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