¿Qué enfermedad causa un sabor extraño en la boca?

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Un sabor extraño persistente en la boca puede ser disgeusia. Este trastorno sensorial se manifiesta con sabores desagradables, como salado, rancio o metálico.

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¿Qué enfermedades causan mal sabor de boca?

Uf, el mal sabor de boca… ¡qué rollo! A mí me pasó algo parecido el 15 de marzo del año pasado, después de una intoxicación alimentaria en un restaurante cerca de la Plaza Mayor de Madrid (¡qué mala suerte!). El sabor metálico, horrible, me duró casi una semana.

Creo que fue una gastroenteritis, pero no estoy segura al 100%. El médico solo me recetó antibióticos y mucho descanso.

La disgeusia, que es como se llama a ese mal sabor persistente, puede tener un montón de causas, según lo que he leído, desde infecciones hasta problemas en los nervios.

Recuerdo que en internet encontré que también puede estar relacionado con la quimioterapia o ciertos medicamentos. También he visto que el zinc o la deficiencia de vitamina B12 pueden provocarlo.

Es un tema un poco lioso, la verdad. Lo mejor es ir al médico si el mal sabor dura mucho. Consultas en mi centro de salud cuestan 25€ aprox.

¿Cuándo debería preocuparme por un sabor extraño en la boca?

Mal sabor… puaj. A veces tengo un sabor raro, metálico. ¿Será la pasta de dientes nueva? Nah, llevo meses usándola. A ver… ¿Cuándo preocuparse? Si es persistente, claro. Un día no es nada. Pero si llevas una semana… al médico.

  • Persistente: Eso es clave. Yo una vez tuve sabor a cebolla durante días. Era horrible. Resultó ser una infección.
  • Medicamentos: ¡Claro! Las pastillas que tomo para la alergia me dejan la boca seca y con un sabor… raro. Le preguntaré al doctor la próxima vez, aunque ya fui en marzo.
  • ¿Cáncer? Buah, qué miedo. Espero que no. Mejor no pensarlo. Pero sí, es una posibilidad.
  • Higiene: Obvio, si no te cepillas… Yo me cepillo tres veces al día. Y uso hilo dental. A veces. Bueno, intento usarlo más.

El otro día leí algo sobre la diabetes… también da mal sabor. Diabetes, cáncer, hígado, gripe, sinusitis… Casi nada la lista. Uf. Me voy a comer una manzana, a ver si se me quita este sabor metálico. La compré ayer en el mercado, estaban a 1.50€ el kilo. Qué ganga.

Gripe. Ahora que lo pienso, mi compañero Juan estuvo con gripe la semana pasada. A lo mejor me he contagiado. Debería preocuparme si dura más de una semana. Creo que iré al médico si sigue así el viernes. Igual me hago un chequeo general, ya que estoy. La última vez que fui fue en 2023, así que me toca. Aunque no me gusta nada ir al médico.

Síntomas: sabor metálico, a veces seco, a veces amargo… un asco.

¿Qué significa un mal sabor en la boca?

¡Ay, ese mal sabor! Como un beso de rana, ¿verdad? No es solo mal aliento, es una sinfonía de desgracias en tu boca. Piénsalo: una fiesta donde la orquesta es tu flora bacteriana descontrolada, y el director… ¡tu sistema inmunológico, un tanto despistado!

La sequedad bucal, esa xerostomía que tanto suena, es la primera sospechosa. Es como un desierto en tu boca; ¡sin saliva, las bacterias se lo pasan pipa! Se multiplican, hacen fiestas locas, y la fiesta termina con un sabor a… ¡desastre!

  • Bacterias: Las culpables más frecuentes. Son como esos vecinos ruidosos que nunca se van.
  • Sequedad: Como un campo reseco; todo marchito y con mal gusto.
  • Reflujo: ¡El ácido estomacal se sube como un ascensor averiado! Amargo, como mi experiencia intentando hacer un soufflé.

Otras causas? Ah, sí. Medicamentos, algunos alimentos (¡el brócoli a veces juega sucio!), infecciones… incluso el estrés. Sabes, como cuando tu jefe te llama y sientes que hasta tu saliva sabe a fracaso.

Este año, en mi consulta, vi a muchísima gente con esto; ¡casi un récord! Probablemente por el estrés del trabajo, que no decae, o tal vez sea el café que me tomo todas las mañanas ¡jajaja! Bromas aparte, si el mal sabor persiste, ve a un médico, ¡no sea que te descubran una bacteria con aspiraciones a estrella de rock! Eso sí que sería una fiesta… muy desagradable.

¿Cómo curar el mal sabor de boca?

¡Ay, qué asco de sabor! Esto me pasa a menudo, sobre todo después de tomar mi café con leche de almendras… ¡qué grima! ¿Plástico? ¡Qué idea! No se me había ocurrido. Apuntado queda.

Cepillado a fondo, eso sí, ¡es fundamental! Dientes, lengua, hasta el paladar, todo. Dos veces al día, mínimo. Aunque a veces me salto la segunda… ¡soy un desastre! La pasta de dientes con flúor, ¿no? La de menta piperita, la verde esa, me gusta.

¿Enjuague bucal? Sí, claro, pero no uso mucho. Prefiero el agua. A veces me hago enjuagues con agua y bicarbonato, ¡un remedio de mi abuela! Es súper efectivo para quitar la placa y el mal aliento, eso sí lo sé.

Mascar chicle, sí, eso ayuda. Aunque el otro día probé uno de esos sin azúcar y casi me quedo sin dientes. ¡Demasiado duro! Mejor caramelos ácidos, como esos de limón que me encantan.

Y agua, mucha agua, ¡esto es clave! Me acuerdo de cuando estuve enferma este año, y lo mucho que me ayudó. ¡Qué sed!

Pero… ¿el sabor metálico? ¿De dónde viene ese sabor raro? A veces pienso que es de la cafeína… o del estrés. ¡Qué lío! Tendré que investigar más.

  • Cepillar dientes, lengua, paladar y encías (dos veces al día).
  • Enjuague bucal (o agua con bicarbonato).
  • Masticar chicle sin azúcar o chupar caramelos ácidos.
  • Beber mucha agua.
  • Usar cubiertos de plástico (si es sabor metálico).

Añado algo más: ¡probar con limón! Un trocito de limón en la boca, ¡puede ayudar a neutralizar sabores raros! Y una cosa más que se me olvidaba, revisar si algún medicamento que tomas puede tener algún efecto secundario relacionado con el gusto. Mi madre toma algo para la tensión y a veces le pasa…

¿Qué comer para quitar el mal sabor de boca?

El mal sabor de boca: una cuestión de equilibrio

Un mal sabor persistente es, en esencia, una disonancia gustativa. ¿Cómo restaurar la armonía? La respuesta, sorprendentemente, reside en la naturaleza misma de los sabores.

  • Ácidos para estimular: Las frutas cítricas, como naranjas y limones, funcionan magníficamente. Su acidez estimula la salivación, ¡un proceso de limpieza natural! Es una cuestión de bioquímica simple, pero muy efectiva. Piensa en ello como un reinicio del sistema gustativo.

  • Probióticos para el equilibrio: El yogur, con sus probióticos, actúa contra las bacterias orales responsables, muchas veces, de la persistencia del mal sabor. Es una estrategia casi filosófica: combatir el mal con el bien, el desequilibrio con la homeostasis. Ayer mismo, después de una cena con mucho curry, ¡un yogur natural me salvó!

  • Aromaterapia bucal: El perejil y la menta, con sus compuestos aromáticos, neutralizan eficazmente olores desagradables. Es una solución casi poética: cubrir el mal sabor con un aroma fresco y revitalizante. Recuerda que la percepción del sabor está intrínsecamente ligada al olfato. Esto lo comprobé personalmente la semana pasada, tras probar un queso un poco…particular.

Más allá de lo inmediato:

La clave no reside solo en el qué, sino en el porqué del mal sabor. ¿Es por la comida, la medicación o algo más profundo? Identificar la causa raíz es crucial para un tratamiento eficaz a largo plazo. Un ejemplo: la sequedad bucal requiere un abordaje diferente al de un problema de origen bacteriano.

Consideraciones adicionales:

  • El agua es esencial para la limpieza bucal.
  • Una buena higiene oral evita muchos problemas.
  • En casos persistentes, consulta a un profesional.

Recuerda, la experiencia sensorial es subjetiva; lo que a mí me funciona, podría no funcionar igual para ti. La experimentación es clave. ¡Prueba distintas opciones y encuentra tu solución ideal!

¿Qué hacer si siento un mal sabor en la boca?

Aquí, en la oscuridad, el sabor amargo… siempre vuelve.

  • Cepillar. Sí, cepillar es lo obvio. Dientes, lengua… todo. Como si pudiera borrarlo. Uso una pasta de dientes blanqueadora, la que me recomendó mi dentista. No funciona, no del todo.

  • Enjuague. Enjuague bucal. Un trago fuerte, mentolado. Intento que se quede en la lengua, que la queme. Un rato funciona. Luego, vuelve. El amargor.

  • Beber, masticar…. Agua, chicle de menta. Tonterías. Distracciones fugaces. Como la vez que intenté olvidar a alguien mirando una película tonta. El chicle se vuelve insípido demasiado rápido.

  • Cubiertos de plástico. ¿De verdad? Como si el problema fuera el metal. El sabor viene de dentro, no de la cuchara. Recuerdo una vez, en la casa de mi abuela, ella siempre usaba cubiertos de plata. Ya no está. Tal vez por eso el amargor.

Este año, la vida tiene ese gusto. Como metal oxidado.

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