¿Qué enfermedades son consideradas para discapacidad?

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Diversas afecciones médicas pueden causar discapacidad, abarcando desde dolencias crónicas como el dolor persistente, problemas cardíacos o diabetes, hasta trastornos de salud mental y afecciones gastrointestinales o urológicas que limitan significativamente la actividad diaria, incluyendo sobrepeso y obesidad.

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El Amplio Espectro de la Discapacidad: Más Allá de lo Visible

La concepción tradicional de la discapacidad a menudo evoca imágenes de movilidad reducida o déficits sensoriales. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja y abarca un espectro amplio de condiciones médicas que, aunque a veces invisibles, impactan profundamente la capacidad de una persona para participar plenamente en la vida cotidiana.

Más allá de las sillas de ruedas y los bastones, una serie de enfermedades son consideradas causas potenciales de discapacidad, limitando significativamente la autonomía y la calidad de vida. Estas afecciones, a menudo crónicas y persistentes, van desde dolencias físicas hasta trastornos de salud mental, incluyendo:

  • Dolencias Crónicas: El dolor persistente, como el causado por la fibromialgia o la artritis severa, puede ser debilitante, impidiendo la realización de tareas básicas y la participación en actividades sociales. Del mismo modo, los problemas cardíacos, como la insuficiencia cardíaca congestiva, pueden generar fatiga extrema y dificultad para respirar, restringiendo la actividad física y la capacidad laboral. La diabetes, si no se controla adecuadamente, puede derivar en complicaciones severas como la neuropatía (daño a los nervios) y la retinopatía (daño a la retina), generando dolor crónico, pérdida de sensibilidad y deterioro de la visión.

  • Trastornos de Salud Mental: La depresión mayor, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y otros trastornos de salud mental pueden ser tan discapacitantes como las enfermedades físicas. Estos trastornos pueden afectar la capacidad de concentración, el estado de ánimo, las relaciones interpersonales y la capacidad de llevar a cabo tareas cotidianas, dificultando el empleo y la integración social.

  • Afecciones Gastrointestinales y Urológicas: Enfermedades como la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, el síndrome del intestino irritable (SII) y la incontinencia urinaria severa pueden generar dolor abdominal crónico, fatiga, diarrea o estreñimiento persistentes, y la necesidad urgente y frecuente de ir al baño. Estas condiciones pueden limitar drásticamente la capacidad de una persona para trabajar, viajar y participar en actividades sociales.

  • El Desafío del Sobrepeso y la Obesidad: Si bien la obesidad a menudo se considera un factor de riesgo para otras enfermedades, en casos severos y persistentes, puede constituir una discapacidad en sí misma. El sobrepeso extremo puede dificultar la movilidad, generar dolor articular crónico, problemas respiratorios y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y otros problemas de salud. La discriminación y el estigma social asociados con la obesidad también pueden impactar negativamente la salud mental y el bienestar emocional de la persona.

Es crucial destacar que la consideración de una enfermedad como causa de discapacidad no es automática. Se evalúa caso por caso, teniendo en cuenta la severidad de la condición, su impacto en la capacidad funcional de la persona y la duración de los síntomas. Es decir, no todas las personas con diabetes o dolor de espalda serán consideradas discapacitadas.

Finalmente, es fundamental promover una visión inclusiva de la discapacidad que reconozca la diversidad de las experiencias y necesidades de las personas afectadas. Esto implica proporcionar acceso a servicios de salud adecuados, apoyo social y oportunidades de empleo, fomentando una sociedad más justa y equitativa para todos. La sensibilización sobre la amplitud del espectro de la discapacidad es un paso fundamental para lograr este objetivo.

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