¿Qué es la salud para la Organización Mundial de la Salud (OMS)?

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Para la OMS, la salud trasciende la simple ausencia de dolencias. Es un estado integral de bienestar físico, mental y social, un equilibrio dinámico que permite a las personas alcanzar su máximo potencial.
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Más que la ausencia de enfermedad: La salud según la OMS, un concepto dinámico y holístico

La Organización Mundial de la Salud (OMS) no define la salud simplemente como la ausencia de enfermedad o dolencia. Su concepción, mucho más amplia y profunda, la sitúa como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Esta definición, formulada en su constitución de 1946 y que perdura hasta nuestros días, refleja una visión holística e integral del ser humano, trascendiendo la mera perspectiva biomédica.

La palabra clave aquí es “completo”. No se trata de una suma de partes independientes –un cuerpo sano, una mente equilibrada y una vida social plena– sino de un estado de interconexión y equilibrio dinámico entre estos tres aspectos. Un individuo puede tener una buena salud física, pero si padece estrés crónico o aislamiento social, su bienestar general se verá afectado. Recíprocamente, una fuerte red de apoyo social puede paliar, en cierta medida, las consecuencias de una enfermedad física.

La OMS reconoce la complejidad de este equilibrio. No es un estado estático ni permanente, sino un proceso continuo de adaptación y ajuste a las circunstancias cambiantes de la vida. El individuo se encuentra en un proceso constante de interacción con su entorno, y la salud se entiende como la capacidad de este individuo para adaptarse y afrontar los desafíos que se le presentan. Este equilibrio dinámico se ve influenciado por una multitud de factores, desde la genética y el estilo de vida hasta el acceso a servicios de salud, la educación y el entorno socioeconómico.

La definición de la OMS impulsa una visión proactiva de la salud, que va más allá de la atención médica reactiva. No se centra únicamente en curar enfermedades, sino también en prevenirlas y promover el bienestar. Esto implica la adopción de estilos de vida saludables, la promoción de la salud mental, la creación de entornos saludables y el acceso equitativo a los servicios de salud para todas las personas.

En resumen, la salud para la OMS no es un destino final, sino un viaje continuo hacia el máximo potencial de cada individuo. Es un estado de bienestar integral que requiere un enfoque multidimensional, considerando la interconexión inseparable entre el bienestar físico, mental y social, y la capacidad de adaptación a las circunstancias cambiantes de la vida. Esta perspectiva holística es fundamental para desarrollar estrategias efectivas de promoción de la salud y prevención de enfermedades a nivel global.