¿Qué es mejor, frío o calor para desinflamar?

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"Para desinflamar, lo ideal es alternar frío y calor. El hielo reduce la inflamación dolorosa, mientras que el calor favorece la reparación de tejidos dañados. Esta combinación optimiza la recuperación de lesiones por sobreesfuerzo."

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¿Frío o calor para desinflamar? Alternativas para la inflamación.

¡Ay, la inflamación! Vaya rollo, ¿verdad? A mí me ha pasado mil veces después de mis entrenamientos de kickboxing en el gimnasio de la esquina. Un día, después de una sesión particularmente intensa (creo que era 15 de mayo del año pasado), mis tobillos parecían dos globos.

La verdad, me rayé un poco al principio, no sabía qué hacer. ¿Hielo? ¿Calor? Escuché un montón de opiniones diferentes y no sabía a quién creer.

Al final, me decidí por alternar, tal como sugirió el doctor que mencionas. Por la mañana, hielo para bajar la hinchazón y el dolor. ¡Uf, qué fresquito! Luego, por la tarde, calorcito para relajar los músculos y mejorar la circulación.

Funcionó de maravilla. No sé si fue el efecto placebo o qué, pero sentí una diferencia enorme. La inflamación bajó bastante más rápido que otras veces. Eso sí, también me puse una crema antiinflamatoria que me recomendó mi fisio (unos 12 euros en la farmacia, creo).

Ojo, ¡esto es solo mi experiencia! Cada cuerpo es un mundo y lo que me funcionó a mí no tiene por qué funcionarte a ti. Pero bueno, por probar… ¡No pierdes nada!

Preguntas y respuestas sobre inflamación (para Google):

  • ¿Frío o calor para desinflamar? Alternar frío y calor puede ser beneficioso.
  • ¿Cómo ayuda el frío? Reduce la inflamación y el dolor.
  • ¿Cómo ayuda el calor? Relaja los músculos y mejora la circulación.
  • ¿Es recomendable usar ambos? Sí, alternarlos puede acelerar la recuperación.
  • ¿Cuándo usar cada uno? Frío inicialmente para la inflamación, calor después para relajar.

¿Cuáles son las indicaciones para la aplicación de frío y calor?

¡Ay, qué dolor de cabeza! Frío… ¿15 minutos? Demasiado, creo. Para un golpe, ¿no? Mi rodilla, la vez que me caí jugando al baloncesto el mes pasado… ¡Uf! Necesitaba hielo, sí, pero solo 10 minutos, a lo mucho. Cada dos horas, eso sí, lo recuerdo bien.

Frío para golpes recientes: máximo 10 minutos, cada 2 horas, durante 3 días. Esguinces, fracturas… lo típico. Aunque mi fisio dijo que depende. Cada cuerpo es un mundo. ¿Será verdad? ¡Qué lío!

Calor… para dolores crónicos, sí, lo tengo claro. Mi abuela, con su artritis… ¡horas con la bolsa de agua caliente! Calor para dolores crónicos, no traumáticos. Eso sí lo tengo claro, ¡aunque también depende! No es tan sencillo.

  • Frío: Golpes. 10 minutos. Cada 2 horas. 3 días.
  • Calor: Dolores crónicos. Tiempo variable, según la necesidad. ¡Ojo! Nada de calor en golpes recientes.

Ayer fui a la piscina, me quemé un poco. ¿Frío o calor? ¡Qué dilema! Mejor pregunté al médico, no se debe usar calor en quemaduras, sólo en dolores crónicos.

¡Qué rollo con las indicaciones! ¡Es complicado! Necesito apuntarlo todo bien en mi agenda. A ver si lo apunto bien esta vez. ¡Debería haber anotado también si poner hielo o no en las picaduras de mosquitos!

Mi prima se lastimó el tobillo jugando al fútbol el martes pasado. Le dije lo del frío, 10 minutos cada 2 horas durante 3 días, según recuerdo lo que me enseñaron.

¿Qué cuidados debemos tener al realizar la terapia de frío y calor?

Frío. Calor. Piel sensible… un paño fino, siempre. Recordar la suavidad, la fragilidad. No directamente… nunca directamente. La quemadura, imaginada, latente.

Heridas abiertas… ¿Quién tocaría una herida abierta con hielo? ¿Con fuego? Una idea que rechina. Que duele en la memoria, aunque no sea propia. Mejor no.

Dormir… el calor adormece. El frío también, de otra forma. Perder la noción. El tiempo se deforma con los ojos cerrados. Mejor despertar. Despertar y sentir. Control.

El vientre… vida creciendo. Calor interno, un pequeño sol. No perturbar esa paz. No interferir con el calor de la vida. Proteger.

Circulación… el flujo. La sangre, lenta, espesa. Frío o calor… extremos que perturban. Que desequilibran. Observar. Conocer el propio cuerpo. Mis manos, a veces frías en las mañanas de otoño, las caliento frotándolas, una contra otra, despacio.

No directamente sobre la piel. Repetirlo. Grabarlo. Un paño fino, una barrera. Proteger la piel. La mía. La de los otros. Siempre un paño. Recordarlo. Como un mantra.

  • Heridas abiertas: Evitar contacto.
  • Sueño: No aplicar durante el sueño.
  • Embarazo: Evitar el abdomen.
  • Mala circulación: Precaución extrema.
  • Piel directa: Nunca. Siempre usar un paño.

Este año, aprendiendo a cuidar. Aprendiendo los límites de mi cuerpo. El frío del invierno en Madrid, la calefacción demasiado alta en el autobús. El calor del verano en la playa de Málaga, la brisa refrescante del mar. Entender el equilibrio.

¿Cuáles son las contraindicaciones para la termoterapia?

¡Ay, madre mía, la termoterapia! Parece sencilla, como poner una taza de té caliente en la espalda, ¿no? ¡Error garrafal! No es tan simple como calentar un poco.

Contraindicaciones: un festín de problemas. Si tienes el corazón como una patata vieja, ¡olvídate! Cardiopatías? ¡Ni de broma! Es como echarle gasolina a un incendio. Y si tienes apendicitis… ¡ufff! Mejor ni lo pienses, que la cosa puede acabar peor que una telenovela mexicana.

¿Tomando anticoagulantes? ¡Ni se te ocurra! Es como jugar a la ruleta rusa con tu propia sangre. Te puedes convertir en un cuadro impresionista, solo que en lugar de pintura, tendrás un charco de sangre.

  • Cardiopatías: ¡Pum! Infarto al canto.
  • Apendicitis: ¡Zas! Explosión de apéndice. Te aseguro que no es divertido.
  • Anticoagulantes: ¡Splash! Hemorragia tipo película de terror. ¡Brutal!

Me pasó a mi primo Paco, ¡casi se le quema el trasero! Estaba con un dolor de espalda impresionante, se puso una bolsa de agua caliente… ¡y casi llama a los bomberos! Menos mal que se le ocurrió quitarse el agua y poner un cubito de hielo. ¿Sabes? Un cubito de hielo y un buen ibuprofeno. ¡Mucho más eficaz! (Al menos para él).

En resumen: Si tienes alguna condición médica seria, consulta a un profesional antes de convertirte en un filete al horno. No te la juegues. Te lo dice alguien que vio a su primo casi convertirse en un ser mitológico. ¡Un ser mitológico con quemaduras de segundo grado!

¿Cómo se aplica la terapia de frío y calor?

¡Ay, qué dolor! El frío y el calor, ¡esa eterna lucha cósmica reflejada en nuestras articulaciones! Como si el universo decidiera jugar al ping-pong con nuestro pobre cuerpo.

Frío: Para golpes recientes (imagínate, ¡te tropezaste con el gato y ahora estás hecho un ocho!), es tu mejor amigo. Piensa en él como un superhéroe criogénico, congelando la inflamación antes de que se convierta en un monstruo de proporciones bíblicas. Máximo 15 minutos cada 2 horas, durante 3 días. Después, ¡a otra cosa, mariposa! Mi abuela siempre decía que el frío era el mejor antiinflamatorio, aunque luego se ponía hielo en el gin tonic. Ella tenía sus prioridades.

Calor: Ah, el calor, el abrazo reconfortante para dolores crónicos. Como un viejo amigo que te ofrece una taza de chocolate caliente en un día de lluvia. Perfecto para esas molestias que llevan ahí más tiempo que mi suscripción a Netflix. Pero ojo, ¡solo si no hay traumatismo reciente! No metas al abuelo a la sauna después de su caída por las escaleras, ¡maldita sea!

  • Frío: Golpes, esguinces, fracturas… ¡hasta para el orgullo herido (pero eso ya no lo cubre la seguridad social)!
  • Calor: Dolores crónicos, esos que te acompañan como una sombra y te recuerdan que la vida es un juego de paciencia. Mi tendinitis lo sabe muy bien, pobrecita.

Recuerda: esto no es una receta médica, ¡eh! Soy un simple escritor, no un doctor (aunque a veces me gustaría serlo para poder recetar más gin tonics con hielo). Consulta a tu médico, ¡para que no te toque bailar con la flauta del dolor por mucho tiempo!

Nota: El otro día, probé aplicar frío a mi helado de chocolate. Resultado: ¡me lo comí antes de que se derritiera! Así que, ya ves, no todo en la vida es sufrimiento.

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