¿Qué pasa si congelo mi cuerpo?

0 ver

¡Uf, congelar tu cuerpo suena aterrador! Me da escalofríos solo pensarlo. Más allá de la hipotermia inicial, imagino un dolor constante al descongelar y la angustia de una sensibilidad extrema al frío después. ¿Valdría la pena arriesgarse a un entumecimiento permanente? Para mí, es un no rotundo. Prefiero mil veces el calorcito de una manta.

Comentarios 0 gustos

¿Qué pasa si congelo mi cuerpo? Ay, Dios mío, solo de pensarlo se me pone la piel de gallina. Suena… escalofriante, ¿no? Como de película de terror barata, de esas que te dejan con el corazón en la boca. No es solo la idea de la hipotermia, ¿eh? Me imagino el dolor, un dolor que no acaba, que te perfora hasta los huesos al descongelarte… Y luego, la sensibilidad, ¡ay, la sensibilidad! Como si te tocaran con agujas de hielo. ¿Te imaginas? Me dan escalofríos solo de pensarlo. Recuerdo una vez que me resfrié horriblemente, y solo el roce de la sábana contra mi piel me producía un dolor insoportable… ¡Y eso con un simple catarro! Congelarse… ¡ni lo pienso!

¿Valdría la pena? ¿Todo ese sufrimiento, esa posibilidad, tan real, de un entumecimiento permanente… por… qué? ¿Para qué? Para despertar quién sabe cuándo, en un futuro que ni siquiera puedo imaginar… Para mí, la respuesta es un rotundo y definitivo NO. Ni de broma. Prefiero, sinceramente, mil veces el calorcito de mi manta favorita, el olor a lavanda que le he puesto, ese abrazo reconfortante… Prefiero el murmullo de mi gato ronroneando a mi lado a cualquier aventura criogénica, ¿sabes? Es que, a veces, la vida, incluso con sus imperfecciones – y ¡ay, que las tiene! – es mucho más maravillosa que cualquier promesa futurista. Y aunque sé que hay estudios, y que dicen que la tecnología avanza… (leí algo así, creo que era un artículo de… ¡ah, no me acuerdo! Pero daba números y porcentajes, bastante complicados) … para mí no hay nada que pueda compensar ese posible tormento. Me quedo con mi manta, con mi gato, con mis imperfecciones, con mi vida. Punto.