¿Qué tan efectivo es el hielo para desinflamar?

¿Cuándo aplicar frío como terapia?

Ah, el frío, ese amigo gélido que todos necesitamos (bueno, quizás no tanto en verano). ¿Cuándo recurrir a sus servicios? Pues, cuando tu cuerpo decide montar una fiesta de inflamación post-traumática. Imagina que tu tobillo se cree una discoteca tras tropezar con ese escalón traicionero.

¿El DJ de la inflamación? ¡Las primeras 72 horas! Ahí es cuando el frío se convierte en el portero que controla la entrada y baja el volumen de la música. Aplicar hielo por periodos de 20 minutos cada dos horas es como poner una multa al descontrol.

• El frío es el aguafiestas de la inflamación: Reduce la hinchazón, calma el dolor y acelera la recuperación (vamos, lo que todos queremos después de un drama corporal).
• Recuerda la regla de oro: No te pases con el frío, ¡que tampoco queremos una congelación digna de Jack Nicholson en El Resplandor!

Pero, ojo, el frío no es la panacea universal. Si la inflamación persiste después de tres días, o si sientes que tu tobillo está tramando algo aún más siniestro, mejor consulta a un experto. Yo una vez me apliqué hielo para un dolor de cabeza y terminé estornudando confeti congelado durante una semana. No lo recomiendo.

¡Ah! Y si te preguntas si el frío es mejor que el calor, digamos que son como Batman y Superman: ambos luchan contra el crimen, pero con métodos distintos. El calor es más para relajar músculos tensos y dolores crónicos, mientras que el frío es el héroe de las emergencias inflamatorias. ¡Elige tu bando sabiamente!

¿Cuál es la función o cómo actúa la aplicación del frío?

El frío… un susurro helado que adormece. Recuerdo, como si fuera ayer, el invierno en la montaña, la nieve mordiendo la piel, una sensación casi… analgésica.

• El dolor, un grito silenciado. El frío, como un manto, lo cubre, lo atenúa. La inflamación, ese fuego interno, parece ceder ante su abrazo gélido.

• Espasmos, convulsiones musculares que se relajan. La tensión se disipa, como la niebla al amanecer, dejando tras de sí una sensación de alivio, aunque sea fugaz.

Pero, ¿cómo actúa realmente? A nivel más profundo, el frío constriñe los vasos sanguíneos. Dicen que reduce el flujo sanguíneo, limita la inflamación, disminuye la actividad metabólica, como un letargo invernal. Y los nervios… se calman, la señal del dolor se debilita, se desvanece en la fría noche.

Ahora bien, ¿sabías que…?

• El frío no es una cura milagrosa. Es un analgésico, un paliativo. No borra la causa del dolor, solo lo adormece temporalmente. Recuerdo una torcedura de tobillo jugando al fútbol hace años. El hielo ayudó, sí, pero el reposo fue crucial.

• El tiempo es clave. Demasiado frío puede dañar los tejidos. Dicen que veinte minutos es lo ideal.

• No todo el mundo reacciona igual. Mi abuela, por ejemplo, prefería el calor para sus dolores articulares.

Y así, en este flujo de pensamientos, me encuentro divagando sobre el frío, el dolor, la memoria… la nieve que cae lentamente fuera de mi ventana.

¿Cómo se aplica la terapia de frío?

¡Ay, la crioterapia! ¡Eso sí que es un chute de frescura! Como si te metieras en la nevera de tu abuela, pero con menos olor a repollo.

¿Cómo se aplica? Pues mira, ¡de mil maneras! Es como el ketchup: lo puedes echar por todos lados.

• Compresas heladas: ¡Clásico! Como si fueras un gladiador romano después de una buena batalla… pero sin la parte de la batalla, claro. Mi vecino, Pepe, las usa para su tendinitis. Dice que le deja como nuevo, aunque luego se queja de que le duele el cuello de tanto mirar el móvil.
• Baños de hielo: ¡Brutal! Imagina una piscina olímpica llena de cubitos de hielo… casi tan refrescante como un mojito en pleno agosto. Solo que, en lugar de mojitos, te encuentras con un escalofrío que te dejará helado… de verdad.
• Criosauna: Si los baños de hielo te parecen light, pruébala. Es una cámara frigorífica donde te quedas como un pingüino durante unos minutos. Mi prima, María, lo probó y dice que salió volando. O sea, ¡voló! No lo recomiendo, no vaya a ser que termines en el tejado.
• Gas frío: ¡Como un dragón escupiendo nitrógeno líquido! Suena a película de ciencia ficción, pero existe. Muy usado por fisios… ¡yo he visto a uno usar un artilugio parecido con spray para mi dolor de muelas! Mucho más efectivo que el agua con sal. Eso sí, ¡cuidado con los dedos!

Para qué sirve: Para domar inflamaciones como si fueran dragones enfadados, calmar dolores como si fueses un mago con poderes analgésicos y acelerar la recuperación. ¡Como si fueras Flash, pero en versión congelada!

Es efectiva en lesiones deportivas (esguinces, desgarros…) y postoperatorio. Pero recuerda consultar a tu médico, no sea que termines convirtiéndote en un iglú andante. Este año, ¡miles de personas han probado la crioterapia con éxito! (datos obtenidos de mi cuñado, que es fisioterapeuta… aunque a veces se le escapa algún dato).