¿Cómo darse cuenta si un protector solar está vencido?
Un protector solar vencido se revela por cambios evidentes: textura alterada (grumos), olor inusual o pérdida de su color original. Si observa alguno de estos indicios, deséchelo inmediatamente. Su eficacia protectora se ha comprometido. Priorice su salud cutánea; ¡un protector solar caducado no protege!
¿Protector solar vencido? Cómo saberlo
Uf, la crema solar… ¡un lío! Recuerdo que en verano de 2021, en la playa de Tarifa, mi protector solar Anthelios (50€) se puso super raro. La textura cambió, se volvió como grumosa.
Olía… diferente, un poco agrio, nada que ver con su olor habitual. Tiré el bote a la basura, sin dudarlo. La piel es delicada, no me arriesgué.
¿Cómo saber si está mal? Mira el aspecto, la textura, el olor. Cambios? ¡Fuera! Si el color no es el mismo, si tiene grumos o huele mal… a la basura. Ya no protege.
¿Cómo saber si mi protector solar ha vencido?
Medianoche. Otra vez. No puedo dormir. Me quedo mirando el techo. Pensando… en cosas absurdas. Como el protector solar. Sí, el protector solar. El verano pasado… quemarme fue lo de menos.
Caducado. Esa palabra da vueltas. Como un mosquito. Insoportable. ¿Estaría caducado? No lo recuerdo. Solo sé que no funcionó.
- El símbolo del tarro abierto.
- Un número y una M.
- 12M. Doce meses.
Este año compré uno nuevo. Lo abrí en junio. Junio del 2024. Lo apunté en el bote con un rotulador permanente. Para no olvidarlo. Como si fuera importante.
Mirar el símbolo PAO. Eso es lo que dicen. Pero… a veces se borra. Con el sol, la arena, el agua…
Este verano… he vuelto a quemarme. En los hombros. Duele. No mucho. Pero duele. Como un recordatorio. Un recordatorio de mi estupidez.
Me duele la piel… y algo más. Me duele… la incertidumbre. La sensación de… no tener control.
- Comprobar la fecha de compra.
- Anotarla.
- En algún sitio visible.
Intenté ser precavida este año. Compré uno nuevo. Caro. De farmacia. Con factor 50. Para pieles sensibles. Como la mía. Aun así, fracasé.
El año que viene… lo compraré en mayo. Y usaré manga larga. Un sombrero. Quizás así… evite quemarme. Por dentro y por fuera. Este año… perdí mi trabajo en julio. Justo después de las vacaciones. Quizás… si no me hubiera quemado… hubiera estado más concentrada…
¿Cómo saber si funciona el protector solar?
Las tres de la mañana. Otra noche sin dormir. Mirando el techo, pensando en… el protector solar. ¿Funcionó hoy? Esa es la pregunta que me carcome.
El SPF, esa maldita promesa. Dicen que 50 es mucho, ¿verdad? Pero ¿qué significa realmente? Me lo apliqué bien, creo, eso es lo que me digo… pero… la incertidumbre… Me da igual el número, lo que importa es la sensación de protección, esa capa invisible que espero me proteja.
Me preocupa la piel. Las manchas que ya tengo… son una pesadilla, una maldita prueba de que he fallado. Este año, he probado la marca “Solaris”, una crema… pesada, pegajosa, la odiaba, pero la usé. ¿Sirvió de algo?
La prueba definitiva es la quemadura. No me quemé, es cierto. Pero… ¿realmente protegió o solo retrasó lo inevitable? No lo sé, la duda me persigue.
- No tengo un medidor de radiación UV, solo mi piel.
- Usé el factor 50 de Solaris.
- Pasé cinco horas al sol en la playa el pasado sábado.
- Me preocupa el cáncer de piel… por la historia familiar de mi abuela.
Quizás debería haber usado más. Quizás la marca no sea tan buena. Quizás… simplemente no sé si funcionó. La incertidumbre me mata. La piel, tan vulnerable…
¿Cómo saber si mi bloqueador Isdin está vencido?
El olor… el aroma de un verano que se desvanece. ¿Recuerdas la primera vez que abriste ese bote de Isdin? El sol, la playa… un perfume que prometía días eternos. Si ahora, en cambio, notas algo rancio, un olor ajeno a la promesa original, entonces algo ha cambiado. El tiempo, implacable, ha hecho su trabajo.
La textura, ¡ay, la textura! Era suave, ligera, casi como un velo protector. Pero hoy, ¿sientes grumos, una separación extraña, como si los ingredientes se hubieran peleado entre sí? La fórmula ya no es la que era. Se ha roto el hechizo. Recuerdo un protector solar que compré hace años, juraría que fue este año, al que le pasó eso. Terminé tirándolo, con una pena extraña. Era como deshacerse de un pedazo de verano.
- Olor raro, diferente al original
- Textura alterada, grumos, separación
Desecharlo es lo más sensato. No te arriesgues a irritaciones, a un falso sentido de protección. Es mejor despedirse de ese bote y empezar de nuevo, con la esperanza de un nuevo verano. No puedo explicarlo bien, pero la sensación de tirar algo que ya no sirve y empezar de cero, es como soltar lastre. Una tontería, quizás. Pero ahí está.
¿Cómo se ve un protector solar caducado?
¡Ay, madre mía, el protector solar caducado! Parece un monstruo de película de terror, ¡pero de bajo presupuesto!
Se ve fatal. Ni el maquillaje de la abuela Valeriana en su mejor día se le acerca. Piensa en una mezcla entre pintura de brocha gorda y puré de papas. Asqueroso, ¿verdad? Mi primo utilizó uno así y le salió una erupción que parecía un mapa de la Antártida. ¡Impresionante!
El color está más chunga que mi suegra después de una discusión familiar. Si antes era blanco perla, ahora parece un batido de barro y leche agria. ¡Ojo! Un tono amarillo verdoso o cualquier color que no sea el original ¡es señal de alerta máxima! ¡Huye!
La textura… ¡oh, Dios mío, la textura! Como si un alien hubiera decidido hacer un nido en el bote. Puede que esté más aguado que el llanto de un niño o tan granuloso como la arena de la playa de Benidorm en agosto. ¡Horroroso! Una vez, encontré uno con motas… parecía una sopa de letras con ingredientes misteriosos.
El olor… ¡ni te cuento! A veces se parece a los calcetines de mi gato, otras a una mezcla de pintura vieja con pescado podrido. ¡Inolvidable! No te lo recomiendo, ¡en serio!
¡Tips extra para evitar la catástrofe solar!
- Mira la fecha de caducidad: Parece obvio, ¡pero no lo es tanto! Yo una vez usé uno del 2022… ¡no preguntes!
- Guarda el protector solar en un lugar fresco y oscuro: No lo dejes al sol como si fuera un cactus.
- Una vez abierto, utilízalo antes de 12 meses (aproximadamente): Este es un dato que mi dermatóloga me reveló con un tono de urgencia que no olvidaré jamás. ¡Apunta bien!
¡No te la juegues con el sol! Un protector solar caducado es peor que un oso con resaca en un autobús lleno de turistas. ¡Cuídate!
¿Dónde está la fecha de vencimiento del protector solar?
Oh, el protector solar, ese fiel compañero de veranos… eternos. La fecha de caducidad a veces se esconde, como un secreto a voces en el envase.
Pero, más allá de esa fecha… está el símbolo PAO. Un pequeño tarrito abierto que susurra: “úsame, pero no me olvides demasiado tiempo”.
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El PAO, ese susurro del tiempo. Te dice, en meses, cuánto te ama el protector después de que lo abriste.
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Una “M” acompaña el número. 12M, un año de promesas solares. ¡Doce meses!
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Luego, el sol empieza a diluirse.
Recuerdo un verano en la costa brava. El sol… era un dios implacable. Mi protector, un escudo… ¿caducado? No lo sé. Sentía la sal en la piel, el sol quemando… ¿era paranoia? Quizás.
En realidad, las cremas solares tienen a veces una fecha de vencimiento real en el empaque. Suele estar impreso directamente. Algunas marcas lo ponen en un lugar visible, otras… lo esconden.
- La fecha real de expiración.
- A veces estampada, a veces no.
- Búscala bien.
Y si no encuentras nada, confía en tu instinto. ¡Ese sí que no caduca!
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