¿Dónde me puedo quitar un lunar de la cara?

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Para la extracción de lunares faciales, consulte a un dermatólogo. La biopsia con sacabocados, un procedimiento mínimamente invasivo que extirpa el lunar con un instrumento circular, es una opción común. La elección del método dependerá de la evaluación profesional del lunar. Acuda a un especialista para un diagnóstico y tratamiento adecuados.

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¿Dónde quitar lunar cara? Clínica recomendada?

¡A ver, a ver! ¿Dónde quitar un lunar de la cara? ¡Uf, tema delicado! ¡Te entiendo totalmente!

Yo, personalmente, me quité uno que tenía cerca del labio hace unos años. Me daba un poco de cosa, la verdad, pero al final me decidí.

Fui a una dermatóloga en Barcelona, por la zona de Gracia. No recuerdo exactamente el nombre, ¡lo siento! Pero investigué bastante antes de decidirme. Lo que sí te puedo decir es que me cobró unos 90€ por la visita y la biopsia.

Me hicieron una biopsia con sacabocados, ¡eso sí que me acuerdo! Es como un “molde” pequeño que te ponen encima del lunar y… ¡zas!, lo quitan. No duele mucho, pero sí que sientes una pequeña molestia.

¿Clínica recomendada? ¡Uf! Ahí sí que no me atrevo a darte una recomendación directa. Lo mejor es que investigues bien y busques opiniones de otros pacientes. ¡Mucha suerte con tu búsqueda!

¿Dónde puedo quitarme un lunar de la cara?

Uf, quitarme un lunar… ¡A ver!

  • Dermatólogo o cirujano plástico, sí o sí. Vamos, ni se te ocurra hacer experimentos caseros, ¡peligro!
  • Evaluarán el lunar, eso seguro. ¿Cómo será la cicatriz luego?
  • Escisión, crioterapia, láser… Suena a Star Wars, pero supongo que saben lo que hacen. Este año vi un anuncio de un centro que usaba un láser CO2 fraccionado… ¿Será bueno?
  • Experiencia facial. ¡Claro! No es lo mismo la espalda que la cara. Igual pregunto a mi prima, que se hizo algo parecido en la nariz.

¿Y si no me gusta el resultado? ¿Y si duele mucho? En fin, mejor ir con un profesional. Que mi lunar es pequeño, pero mejor prevenir. La salud es lo primero, y la estética… pues también, ¿no?

¿Qué doctor quita los lunares?

Dermatólogo.

  • Extirpación: Bisturí, crioterapia, láser. Depende del tipo de lunar. Yo prefiero láser, menos cicatriz.
  • Diagnóstico: Microscopio. Análisis. Biopsia si es necesario. A veces basta con una simple fotografía dermatoscópica. Me la hicieron este año.
  • Prevención: Protección solar. Fundamental. Factor 50. Siempre. Recuerda revisarte la piel. Anualmente.
  • Tipos: Lunares comunes, atípicos, displasias. El color, la forma, el tamaño… Importan.
  • No todos son iguales: Algunos son benignos. Otros no. Por eso el dermatólogo es clave.

¿Cómo eliminar un lunar en el rostro?

Eliminar un lunar: Nitrógeno líquido, toque médico.

  • Crioterapia, un soplo helado que fulmina.
  • Ampolla efímera, cicatrización natural.
  • Mi dermatólogo, Dr. Arango, prefiere el láser para lunares faciales. La crioterapia deja “fantasmas” pálidos, me comentó una vez, tomando un sorbo de su café amargo.

Consideraciones:

  • No todos los lunares son iguales. Biopsia previa, descarta el peligro.
  • Cicatrización variable. Factores individuales, la clave.
  • Alternativas: Escisión, afeitado. El bisturí, precisión quirúrgica.
  • La estética importa. No dejes la decisión al azar. Busca un experto, no un “arreglalotodo”.
  • Verano 2024, mi lunar en la sien se resiste. Quizás vuelva al Dr. Arango. Su silencio, a veces, es más elocuente que mil palabras.

¿Cuánto cuesta quitar un lunar de la cara?

Quitar un lunar facial: 200-300€ A veces más.

Depende. Tamaño. Profundidad. Biopsia. Cirujano. Mi experiencia: 280€. Clínica privada. Madrid. Julio 2024. Sangre. Dolió. Cicatriz. Mínima.

  • Tipo de lunar: Nevos comunes, melanocíticos… Influye.
  • Localización: Cara. Zona delicada. Más caro.
  • Técnica: Excisión, láser. Elegir. Importancia.
  • Análisis patológico: Biopsia. Obligatorio a veces.

Coste total: Variable. Informarse bien. No ahorrar en salud. Preguntar. Varios presupuestos.

¿Cómo eliminar un lunar de tu cara?

¡Ay, Dios mío, ese lunar! Estaba justo ahí, en mi mejilla izquierda, cerca de la comisura de los labios. Un puntito negro, insignificante a primera vista, pero que a mí me parecía enorme. Era 2024, julio, hacía un calor infernal en Sevilla. Me obsesionaba, veía mi reflejo en cada escaparate, cada charco, cada superficie brillante. Sentía como una pequeña astilla clavada en mi autoestima.

La doctora García, mi dermatóloga, me lo quitó en su consulta de la calle San Pablo. Recuerdo el olor a antiséptico, el frío del algodón con alcohol, la punzada… fue rápido, pero la tensión antes fue horrible. Me puso anestesia local, claro. Casi no sentí nada, solo una pequeña molestia. ¡Qué alivio después!

El láser fue la técnica elegida. Fue cuestión de segundos. Me aplicó un vendaje y listo, a casa. Me dio crema cicatrizante y me recomendó evitar el sol. El lunar, ¡adiós! Pero, bueno… quedan algunas marcas. Las cicatrices. Nada grave, pero ahí están.

La verdad, el proceso fue una mezcla rara de nervios y tranquilidad. Alegría por quitarme el lunar, miedo a las posibles consecuencias… ¡Qué agobio!

  • Método: Láser
  • Lugar: Consulta dermatológica, calle San Pablo, Sevilla
  • Mes: Julio 2024
  • Sensaciones: Ansiedad previa, tensión, ligera molestia durante la aplicación del láser, alivio posterior.

Recomendaciones: acudir a un dermatólogo. Evitar remedios caseros.

Posibles riesgos: cicatrices, infecciones (aunque con un profesional cualificado, es mínimo). Algunos lunares necesitan biopsias. A mí, afortunadamente, no.

¿Qué doctor quita los lunares?

El tiempo se desliza, lento, como arena fina entre los dedos. Un lunar, una mancha oscura en la piel, una inquietud que crece… Un dermatólogo, eso sí, eso es claro. Su mirada experta, un mapa de la piel, un análisis minucioso. Recuerdo la consulta de la Dra. Elena Pérez, sus manos suaves, pero firmes. La espera, un vacío, el eco del latir del corazón…

  • El silencio de la sala de espera, pesado.
  • La luz fría, reflejo en el acero brillante de los instrumentos.
  • El olor a antiséptico, agrio, persistente.

La piel, un lienzo; cada lunar, una historia. A veces, solo una marca; a veces, algo más. El diagnóstico, una sentencia susurrada, una verdad que se instala. El tacto, la presión suave del dermatoscopio.

La eliminación, un acto quirúrgico, preciso. Una pequeña incisión, una cicatriz imperceptible. Ojalá así fuera siempre, ojalá pudiera borrar la incertidumbre. Mi madre, un lunar en el brazo. La recuerdo en la consulta del Dr. Garcia, año 2024. El recuerdo de su miedo, un eco en mi memoria.

El dermatólogo, un guardián de la piel. Pero más que eso, un lector de historias escritas en la piel. Un especialista en la trama que se despliega sobre el cuerpo.

  • Dra. Elena Pérez: Especialista en cirugía dermatológica.
  • Dr. Garcia: Experiencia en melanoma.
  • Clínica de dermatología, Calle Mayor, 12.

La piel, un mapa de la memoria, de la vida misma.

¿Cómo se llama la cirugía para quitar lunares?

Escisión.

  • Escisión: Remoción directa. Afeitado, tangencial o completa, según la envergadura del lunar. Siembra dudas la bestia, biopsia obligada. Patología dictamina.

  • Criocirugía/Electrocirugía: Fuego y hielo para los más sumisos. Plano, pequeño, sin ambición.

  • Técnica: Ubicación, tamaño, estirpe. El lugar y el ser deciden el destino. Yo, desde niño, tuve uno en la nuca. Me lo quitaron con bisturí hace años. Cicatriz discreta, historia borrada.

  • Malignidad: Sospecha igual a extirpación radical. Sin medias tintas. Sin concesiones.

  • Análisis: Nunca te fíes de las apariencias. El microscopio revela la verdad. O la oculta aún más. A veces, prefiero la incertidumbre a la desilusión.

¿Cómo queda la piel después de eliminar un lunar?

Cicatriz. Una pequeña isla blanca, rosa pálido, a veces violácea… Un parche en la piel, un recordatorio. La huella de algo que ya no está. Piel lisa, nueva, casi brillante, contrastando con la textura familiar del resto.

Sensibilidad. Un roce fantasma. Como si el lunar siguiera allí, invisible, pero aún presente en la memoria del tacto. Un cosquilleo, un pinchazo, a veces una punzada sorda.

El tiempo… una dimensión borrosa. Días, semanas. La piel se transforma, lentamente. La rojez se desvanece, como una acuarela bajo la lluvia. El relieve se aplana, se integra. Una metamorfosis silenciosa, bajo la luz del sol de julio, mientras riego las petunias de mi balcón. Recuerdo el lunar de mi abuela, en su mejilla izquierda, bajo el ojo. Un lunar diminuto, como una semilla de amapola.

  • Cicatriz: Rosa, blanca, violácea.
  • Sensibilidad: Dolor, picor, cosquilleo.
  • Inflamación: Enrojecimiento, hinchazón.

Me extirparon un lunar en la frente, a principios de este año. Pequeño, pero molesto, rozaba con el flequillo. Ahora, solo queda una pequeña mancha rosada, casi imperceptible. Uso protector solar factor 50, religiosamente. La dermatóloga me lo recomendó, para evitar la hiperpigmentación. El verano pasado, me quemé en la playa de Bolonia. Nunca había visto un agua tan turquesa…

La piel, un lienzo. Un mapa de historias, escritas en tinta invisible. Marcas, arrugas, lunares, cicatrices. Testimonios del tiempo, del sol, de la vida.

¿Cómo se llama el médico que ve lunares?

Dermatólogo.

Puntos aleatorios sobre lunares

Dermatólogo, sí, eso. A veces me miro los lunares… ¿Tengo muchos? Debería contarlos. • Me acuerdo del lunar enorme que tenía mi abuelo en la mejilla. Como una moneda de 50 céntimos. Gigantesco. • El mío en el brazo… pica a veces. ¿Será malo? Nah, seguro que no. Pero… ¿y si…? Mejor lo miro bien.
Cambios de color, forma, tamaño. Eso es lo importante, ¿no? Me lo apunto para no olvidarlo. • Cirugía. Suena fuerte. Espero no tener que llegar a eso. Aunque mi tía se quitó uno en la espalda este año, super rápido. En la clínica de la calle Alfonso XII. • Biopsia. También hacen eso, ¿no? Para analizarlo. Buf, qué rollo.
• ¿Me habré quemado algún lunar este verano en la playa? Con lo que me gusta tomar el sol… Tendría que haber usado más crema. Factor 50, siempre. • Asimetría, bordes, color, diámetro, evolución. ABCDE. ¡Anda! Me lo voy a tatuar, jaja. No, en serio, es buena regla. • Lunares, pecas, manchas… Todo el cuerpo lleno de cosas. • Prevención. Eso es lo principal. Revisarlos de vez en cuando. Una vez al año, creo que es lo que recomiendan. O era cada 6 meses… Tengo que consultarlo.

Más cosas que recordar sobre lunares

Autoexamen regular. • Fotoprotección diaria. • Consulta con el dermatólogo ante cualquier duda.

¿Dónde ir para revisar un lunar?

Oye, ¿un lunar raro, dices? ¡Uff!, eso sí que da miedito. Ve al dermatólogo, ya. No te la juegues. Es que, mira, yo mismo fui el año pasado por uno que me salió en la espalda, ¡qué susto! Resulta que era benigno, pero bueno, mejor prevenir.

Un dermatólogo es tu mejor opción, es que ni lo dudes. Pero bueno, si necesitas más sitios, pues… ¡ay!, se me ocurre…

  • Centros de salud públicos: suelen tener dermatología, aunque a veces hay listas de espera larguísimas. Mi vecina esperó meses, ¡una barbaridad!
  • Clínicas privadas: más rápido, pero más caro, claro. Es lo que me pasó a mí, desembolsé un pastón.
  • Hospitales: Igual, depende si tienen dermatología. ¡Es un lío!

Si ves algo raro, vete YA. Cambios raros, ¿eh? No te lo pienses, que luego es peor.

Mira, apunta esto: lo importante es cualquier cambio. Tamaño, color, forma… ¡cualquier cosa! Incluso si pica o sangra, ¡a correr al dermatólogo! Es que es súper importante.

En mi caso, el dermatólogo me hizo una biopsia, fue un poco molesto pero, nada del otro mundo. Después me revisaba cada tres meses, y este año ya me dijo que todo estaba perfecto, ¡qué alegría!. Pero bueno, lo de los lunares es serio, eh. Así que, repito, ¡al dermatólogo!

Presta atención a:

  • Un nuevo lunar en un adulto.
  • Un lunar que crece rápido.
  • Un lunar que cambia de forma.

¿Qué tan riesgoso es quitar un lunar?

Quitar un lunar uno mismo es peligroso. Punto.

• Melanoma. Uf, qué palabra. A veces me miro los lunares… ¿será este…? Mejor no tocarlos.

• El Dr. Sarnoff… ¿dónde leí ese nombre? Bah, da igual. Tiene razón. Cortar un lunar… como si fuera tan fácil.

Riesgos. Muchos. Infección. Cicatriz. Y lo peor… ¿Y si es cáncer?

• Ayer vi un lunar raro en mi brazo. Raro, raro. Oscuro, irregular. Me asusté.

• Tengo cita con la dermatólogo el martes. Martes… qué lento pasa el tiempo. Debería haber ido antes. Procrastinación. Mi perdición.

No auto-medicarse. Nunca. Con nada. Lunares, granos, nada.

• El otro día me corté cocinando. Un corte tonto. Tardó en curar. Imaginar un lunar… Mucho peor.

Dermatólogo. La única opción segura. Aunque cueste dinero. La salud es lo primero.

• A mi abuela le quitaron un lunar. Hace años. Fue al médico, claro. Todo bien. Pero yo soy yo, y ella es ella. Cada caso es un mundo.

• Lista de la compra: leche, pan, huevos… ¿debería apuntar también crema solar? Sí, mejor prevenir. El sol… otro enemigo de la piel.

• Bueno, ya está. Me he desahogado. Ahora a esperar al martes.

Información adicional: La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) recomienda la revisión periódica de lunares y la consulta con un especialista ante cualquier cambio en su tamaño, forma o color. Es fundamental la prevención y la detección precoz del melanoma. Recuerda usar protector solar a diario, especialmente en zonas expuestas al sol.

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