¿Cuándo la Tierra está más cerca del Sol?
En el verano del hemisferio norte, la Tierra está en su punto más alejado del Sol, a unos 152 millones de kilómetros. Sin embargo, en el invierno del hemisferio norte, a principios de enero, la Tierra alcanza su punto más cercano al Sol, a 147 millones de kilómetros, conocido como perihelio.
La Paradoja de la Distancia: ¿Por qué hace más frío cuando la Tierra está más cerca del Sol?
A menudo, asociamos cercanía con calor. La lógica nos dice que cuanto más cerca estemos de una fuente de calor, más calor sentiremos. Sin embargo, en el caso de la Tierra y el Sol, la realidad nos presenta una curiosa paradoja. Contrario a lo que podríamos pensar, la Tierra no está más cerca del Sol en el verano, sino en pleno invierno del hemisferio norte.
Esta aparente contradicción radica en la elíptica órbita de nuestro planeta alrededor del Sol. La órbita de la Tierra no es un círculo perfecto, sino una elipse ligeramente achatada. Esto significa que, a lo largo del año, la distancia entre la Tierra y el Sol varía.
El punto más alejado del Sol se conoce como afelio, y ocurre alrededor del mes de julio, coincidiendo con el verano en el hemisferio norte. En ese momento, la Tierra se encuentra a una distancia aproximada de 152 millones de kilómetros del Sol.
Por el contrario, el punto más cercano al Sol, denominado perihelio, se produce a principios de enero, en pleno invierno del hemisferio norte. En este instante, la distancia entre la Tierra y el Sol se reduce a unos 147 millones de kilómetros.
¿Cómo se explica entonces que el invierno boreal coincida con la menor distancia al Sol? La respuesta se encuentra en la inclinación del eje de rotación de la Tierra.
Este ángulo de aproximadamente 23.5 grados es el responsable de las estaciones. Cuando el hemisferio norte está inclinado alejándose del Sol, recibe menos luz solar directa y durante menos horas al día, dando lugar al invierno. Al mismo tiempo, el hemisferio sur se inclina hacia el Sol, disfrutando de más luz directa y días más largos, lo que se traduce en su verano.
Por lo tanto, la proximidad de la Tierra al Sol en enero no es el factor determinante para la temperatura en el hemisferio norte. La clave reside en la cantidad de energía solar que recibe una región específica del planeta, la cual depende principalmente de la inclinación del eje terrestre y, por consiguiente, del ángulo de incidencia de los rayos solares.
En resumen, la danza cósmica de la Tierra alrededor del Sol nos revela una verdad fascinante: la proximidad no siempre implica calor, y los misterios del universo a menudo se esconden detrás de la aparente contradicción. La próxima vez que sientas el frío del invierno, recuerda que, paradójicamente, la Tierra está más cerca de la estrella que nos da vida.
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